Bailando Bajo La Lluvia

Capítulo 11

MÁSCARAS

—¿Qué estás haciendo aquí, Anderson? —Will y Clara bajaron del auto mirando al chico que estaba con carita de perro mojado.

—Yo lo invité —dijo Stefan acercándose a él y abrazándolo por los hombros.

—Este es un entrenamiento privado, Stefan si querías traerlo debías avisarme primero —pronuncio serio.

—Lo sé, pero sabía que me dirías que no por eso le pregunté a Justin y dijo que si —explico tranquilo con una sonrisa inocente.

—Bien, entonces dile a Justin que voy a llegar tarde —exigió volviendo al auto.

—¿Por qué? Ya estás aquí y con Clara. —le bailó las cejas.

—Porque iré a dejarla a casa —rugió.

—No —intervino la chica— Will no puedes llegar tarde por mí, luego de esto iremos a casa.

Will apretó los dientes y tenso la mandíbula, él lo sabía no podía llegar tarde, era el capitán del equipo lo necesitaban antes de que sus rivales llegaran, pero tampoco quería que Bruno estuviera cerca de Clara.

—De acuerdo —suspiro.

—Ey, Will, chicos vengan, llegaron los del colegio británico —un chico también rubio de ojos oscuros y del mismo uniforme que Will salió invitándolos a pasar— Oh, hola Clara, me alegro que hayas venido, los partidos no son los mismos sin ti —le guiño el ojo.

—Hola, Justin. —saludo Clara entrando y pasando de largo.

—Stefan —llamó Bruno.

—¿Si? —respondió amablemente.

—¿Por qué el tal Justin dijo que los partidos no son los mismos sin Clara? —dijo entrando al gran campo.

—Eh... bueno ellos... —intento explicar.

—Ellos creen que Cereza es algún tipo de amuleto —intervino su hermano— ¿sabes por qué? —Anderson negó— Siempre que ella está en los partidos ganan, cuando no está... digamos que no les va muy bien.

—¿De verdad? —se sorprendió.

—¿Crees que te miento? —volvió a negar— Te diré un secreto, Anderson para Will, Cereza lo es todo y nada a la vez, cuando está en el campo es en ella en quien piensa porque sabe que es especial y aunque no lo parezca lo es, a todos, en algún momento nos ha dado suerte, es nuestro puto amuleto de la suerte y no solo nuestro, de muchos. Nunca pienses en retarla solo te traerá mala suerte —aconsejo lo último.

—Vamos, chicos, si nos quedamos aquí nos meterán un balonazo —acarreo Stefan.

Se sentaron en las gradas intermedias, aunque fácilmente se podían sentar en las de abajo ya que no había prácticamente más personas solo una que otra chica colada y algunas novias del equipo y del contrario. Clara si sentó en la primera banca, junto a bultos, botellas de agua y toallas pequeñas de todos colores, Will vino hacia ella y le puso un silbato en el cuello y le dijo algo, Clara no se veía muy convencida, pero después asintió con los brazos cruzados.

—¿Clara? —la mencionada se giró en dirección de la voz y frunció el ceño.

—¿Oliver? —vio al chico acercarse a ella con una sonrisa.

—Sí, soy yo ¿qué haces aquí? —se sorprendió de verla en un partido de entrenamiento de rugby.

—Vengo con mis amigos, los chicos del equipo de Winter —explico tomando una botella de agua. —¿Y tú?

—Mi hermano menor pertenece al equipo del colegio británico —informó sonriente.

—Ah...

—Sí, quería decirte lo que pasó la otra noche... —rascó su cabeza.

—¿En qué te puedo ayudar? Este es un entrenamiento privado—interrumpió Will posicionándose detrás de Clara.

—Will él es Oliver al que conocí en el bar y me llevo a mi apartamento —presento— Y pues Oliver, Will.

—Es un placer y si, sé que es privado de hecho vengo con mi hermano es jugador del otro equipo —explicó extendiéndole la mano y el rubio se la aceptó algo disgustado.

—Igualmente, por cierto, gracias por llevar a Clar a su casa agradeció. —agradeció sinceramente, se habría culpado si a Clara le sucedía algo.

—No hay problema.

—Bien, basta de presentaciones ¡equipos a sus posiciones! —grito Clara dejando la botella.

—Fer... —llamó Anderson y el aludido lo miro— ¿Quién es él? —señaló al chico que se había sentado en las mismas bancas que Clara.

—Vaya..., no lo sé —respondió tocando su barbilla —.Stefan ¿tú lo conoces?

El chico miró lo que los otros dos también veían y asintió.

—Sí, es el chico del bar que está por el mirador, trabaja de mesero en la barra —dijo con simpleza levantando los hombros.

—¿Lo conoces? —preguntaron.

—Algo así, —se encogió en hombros —he ido un par de veces y él me ha atendido, he de admitir que hace unos preparados de lo que ya no se encuentran hoy en día en cualquier lugar —río.

Siguieron observando cómo se colocaban los jugadores, en un momento Will se llevó a Clara detrás de unas murallas de arbustos frondosos por lo que no se distinguía que estaba ocurriendo entre ellos, tardaron unos minutos y después volvieron, el chico se veía con energía y ella... bueno ella se veía como de costumbre, sería.

—Ambos equipos ya conocen las reglas, son bastante sencillas —tomó el silbato, lo hizo sonar y dio inicio al partido.

Todo se veía normal para todos los presentes excepto por Anderson que se veía aburrido con lo que hacían los jugadores, es decir, si, le impresionaba la resistencia que tenían para no quedar en el piso noqueado por los golpes que recibían al ser un deporte (ante sus ojos y su opinión) extremo, si él entrara a un juego en menos de tres minutos yacería en el suelo del campo, tendido y medio muerto, él era más un chico de libros y teorías, no de práctica (en esos casos). Quince minutos más tarde el equipo británico iba perdiendo, gracias a las buenas jugadas y estrategias que Will proporcionaba a su equipo. Una vez terminó el juego, claramente con el equipo de Will como ganador, el chico se despidió de todos y se acercó su amiga, pero ella le dijo que esperara unos minutos, subió hasta donde se encontraba Anderson y le entregó una pequeña carta.




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