Bailando con la muerte

Captitulo 1: El despertar del primer encuentro

 

'Lucia...'

A lo lejos, aquella voz gritaba su nombre. Se escuchaba preocupada, triste y sobretodo desconsolada. Pero ¿por qué?

'no entiendo...' se dijo a sí misma.

La voz seguía gritando su nombre con dolor y angustia, era tanta la pena palpable en su tono que por un momento, sintió ganas de consolar a aquella persona dueña de tanta pena.

'¿Que es este lugar?

'¿porque esta tan oscuro?'

'¿Por qué estoy aquí?'

Todas preguntas, pero ninguna respuesta.

'Una oscuridad que no puedo definir, un lugar al cual no sabría si debería ir, que es este pesado dolor en mi cuerpo, pero más aún en mi corazón.'

Su cuerpo se sentía pesado, el vacío la consumía. Pero, por extraño que parezca, no estaba en contra de eso. Más bien, se encontraba confortada por ello. Como si dentro de ella, aceptara que era lo que debía hacer, lo que deseaba, su anhelo, su descanso...

Sin embargo, esa penosa voz no la dejaba.

'Lucia'

'Aunque llamas, no sé porque, pero no tengo ganas de contestar. Por favor, solo déjame dormir. Déjame descansar. No quiero abrir mis ojos. '

"Déjame dormir..." murmuro un bulto entre las sabanas de una gran cama, la cual estaba cubierta por un fino mosquitero transparente.

Una suave risa fluyo a su lado, era tenue, sencilla pero aun así la gracia se teñía en ella.

"Lo siento pero tiene que despertar señorita Lucia" advirtió con reproche una voz femenina a un lado de la cama, la diversión no había desaparecido de su tono.

No obstante, la persona bajo las sabanas hizo caso omiso a sus palabras. Por tanto tras un suspiro cansino, la silueta a un lado de la cama se alejó. Segundos después, los rayos del sol inundaron la recamara; provocando que iluminaran aquella oscuridad.

"Hmm.... No quiero despertar" murmuro Lucia tapándose con las sabanas de su cama y hundiéndose en el lado más profundo de la cama

"Tiene que..." insistió la dulce voz de la mujer. Sin esperar más tiempo, camino nuevamente hacia el borde de la cama, abrió la cortina de mosquitero y con un fuerte tirón retiro las sabanas de la escurridiza joven; encastándole escondite alguno.

Lucia entreabrió sus pequeños y perlados ojos dotados de un hermoso color ámbar, estos al ser tocados por los rayos del sol adquirieron un tono rojizo.

"Dame cinco minutos más" después de lo dicho, dio vuelta a su perezoso cuerpo buscando un lado de la cama en donde los rayos del sol no provocarían que sus ojos se abriesen.

Otra risa llena de diversión volvió a sonar a su lado.

"Perdóneme pero, no tenemos cinco minutos" Insistió la mujer.

"¡Mama!" intento protestar Lucia mientras se levantaba con pereza. No obstante, después de frotar sus ojos, la sorpresa se apodero de ellos al notar que la dueña de aquella voz no era su madre sino una mujer muy hermosa vestida con un traje blanco y negro; de sirvienta al parecer.

Ante el imprevisto título, la mujer se rió en voz baja y aún más al ver la cara estupefacta de Lucia por tal error. "Lamento confundirla Señorita, pero no soy su madre. Soy Nadia, su sirvienta personal..."

"¿Nadia?..." Balbuceo Lucia, todavía sin entender la situación.

"Si, Nadia Livet" respondió calmadamente la sirvienta mientras doblaba las sabanas de su cama con delicadeza. "¿Acaso ha dormido tanto que no se acuerda de mí?..." bromeo. Su amable sonrisa deslumbro a Lucia.

¿¡Cómo podría existir una sirvienta tan hermosa!?

¡Es absurdo!

Sin embargo, su admiración por la belleza fue cortada cuando la dueña de esta le extendía la mano para ayudarla a salir de la cama. "eso es muy hiriente de su parte, Esta humilde sirvienta ha estado con usted mucho antes que su madre la diese a luz"

Un suspiro acompaño el final de sus palabras, denotando la desilusión que sentía.

Lucia frunció el entrecejo ante su aclaración. No sabía si se debía a que había despertado recientemente, pero su mente estaba nublada y los pensamientos en ella parecían confusos.

Aun así, cometió un error y debía disculparse. Por tanto dirigió su mirada hacia la sirvienta y se disculpó. "Yo... lo siento Nadia" aun con la mente abrumada tomo la mano que se le ofreció y frotando nuevamente sus ojos abandono la cama. "Es solo que dormí mucho, debe ser eso..." murmuro para sí misma colocándose de pie.

Nadia, al ver su estado de somnolencia chasqueo la lengua y comenzó a regañarla

"No debería dormir tanto es malo para su salud" dicho esto, procedió desvestía la de su pijama.

"E-E-Espera, ¿¡Que estás haciendo!?" Pregunto Lucia un tanto sorprendida por la acción repentina, alejándose un paso de aquellas manos que segundos atrás deshicieron el lazo de su camisón.

"¿La desvisto?" Respondió Nadia de manera casual, sus ojos celestes reflejaban confusión ante su evasión.



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En el texto hay: misterio, secretos

Editado: 13.02.2020

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