Después de la competencia, cuando las luces del teatro se apagaron y la mayoría de la gente se había marchado, Kael y Anna se quedaron fuera, en la entrada del edificio, disfrutando del aire fresco de la noche. El trofeo que sostenían en sus manos tenía un peso real.
—No quiero que esto termine nunca —dijo Anna, mirando al cielo, sus mejillas aún estaban sonrosadas por la emoción de la competencia. La brisa fría le aclaraba la mente, pero también traía consigo una sensación de inquietud.
Recordaba el abrazo sincero de Kael, lo que le hacía preguntarse si lo había hecho porque el baile significaba tanto para él, que obtener el primer puesto había sido un sueño hecho realidad y no había podido controlarse, o tal vez ella también era importante para él, y se lo demostraba con un abrazo llene de alegría.
—No tiene por qué terminar. Esto es solo el principio -aseguró.
Anna bajó la mirada hacia él, y durante un momento, quiso creerle. Kael siempre hablaba con tanta seguridad, como si todo estuviera claro para él. Pero Anna no compartía esa confianza tan fácilmente. Sabía lo que empezaba a sentir, y eso la llenaba de miedo.
¿Qué pasaría si algún día esos sentimientos complicaban todo? Anna sentía que mezclarse emocionalmente con Kael podía romper la magia que habían construido como pareja de baile. El miedo a expresar lo que realmente sentía hiciera que la relación se viniera abajo, cuando él la rechazara, era una idea que no podía sacarse de la cabeza. Kael era su compañero perfecto en la pista, pero si dejaba que su corazón hablara, temía perderlo. El baile los había unido, y no quería arruinarlo por algo que ella misma no terminaba de entender.
Mientras trataba de bloquear esas ideas, se acercó a Kael con una sonrisa, aunque por dentro, sus pensamientos estaban llenos de dudas.
—Gracias por confiar en mí —dijo, suave pero cargada de una gratitud genuina.
Kael la miró por un segundo, con una expresión amable y Anna sintió el calor de su mirada.
—Siempre confiaré en ti —respondió firme Kael, como si sus palabras no dejaran lugar a dudas.