Bailando entre emociones

Capítulo 17

Los días antes de la competencia fueron largos y agotadores. Kael intentaba mantenerse enfocado en sus propios ensayos, pero cada vez que veía a Anna con Luca, su pecho se apretaba un poco más. Pensaba que lo mejor era confesarle los sentimientos que se agitaban en su interior. No podía retenerlos más. Sin importar que decisión tomara Anna, después de la competencia, le confesaría la verdad que guardaba su corazón.
La noche antes del gran evento, Kael se quedó solo en el estudio, repasando los pasos una vez más. El eco de sus movimientos resonaba en el espacio a medida que imaginaba cómo sería el encuentro donde expresaría lo que atesoraba su corazón. En un momento, suspiró y se apoyó en la barra, mirando su reflejo en el espejo. Sabía que después de eso, la vida cambiaría. Pero, ¿sería para mejor? ¿O la perdería para siempre? Tal vez ella solo volvía para ser su pareja de baile.
Cerró los ojos por un momento, y dejo que el silencio lo envolviera.
—Lo que pase mañana —murmuró para sí mismo—, no dejaré que sea el final.
Kael sabía que la competencia era importante, pero lo que vendría después lo era aún más. Anna era más que su compañera de baile. Era la persona con la que siempre había soñado compartir su vida.
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El día de la competencia había llegado, y el teatro estaba lleno de la energía nerviosa que acompaña a cada gran evento. Anna se encontraba en el camerino, ajustándose el último detalle de su vestuario. Su respiración era pesada, y su corazón latía con fuerza, pero no por los nervios habituales que acompañaban a una presentación.
Se miró las manos, tratando de encontrar la calma en medio del caos. Kael estaría también preparándose en alguna parte, y la idea de enfrentarse a él en el escenario, ambos en manos de compañeros que no eran el otro, la asfixiaba. Serían rivales, y ese pensamiento le resultaba extraño, doloroso, como si todo lo que había construido con Kael en la pista de baile se hubiera desmoronado en un solo instante.
Pero no podía decir nada, ni quejarse. Ella sola había tomado una decisión sin medir las consecuencias que traería. Era su culpa y debía soportarlo como la bailarina profesional que era.

Desde el otro extremo del teatro, Kael observaba cómo Anna y Luca se preparaban para su presentación. El aire en el teatro estaba cargado de emoción y nerviosismo, pero para él, la incomodidad iba más allá de la competencia. Competir contra Anna era algo que nunca imaginó que tendría que hacer. Siempre habían sido un equipo, inseparables en cada paso, en cada mirada.
Ahora, la realidad de tener que verla en el escenario, bailando con otro, mientras él esperaba su turno para superar ese acto, lo golpeaba como un peso insoportable. No era solo una cuestión de ganar o perder, era la sensación de estar luchando contra alguien que era parte de él.
Kael trató de concentrarse en su propia presentación, repasando mentalmente los pasos que había practicado durante semanas, pero cada vez que lo hacía, su mente lo traicionaba. Imaginaba a Anna moviéndose con la gracia que siempre la caracterizaba, pero esta vez sin él, y ese pensamiento lo consumía por dentro. El sentimiento de pérdida y desconexión crecía con cada segundo que pasaba.
—Concéntrate, Kael —se recordó a sí mismo, aunque sabía que no sería tan fácil.
Competir contra Anna nunca había sido su plan, y saber que uno de los dos saldría victorioso mientras el otro perdía lo hacía sentir más vacío que nunca.




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