El teatro estaba envuelto en un silencio expectante, apenas roto por los susurros que corrían entre el público. Las luces brillaban intensamente sobre el escenario, donde Anna y Kael permanecían juntos, aún recuperando el aliento tras su espectacular presentación. El eco del último aplauso resonaba en sus oídos, y ambos seguían tomados de la mano, y aunque las luces ahora enfocaban a los jueces que se preparaban para dar el veredicto final, Kael y Anna solo tenían ojos el uno para el otro. El beso que acababan de compartir aún flotaba en el aire, sellando una promesa que ambos habían sentido desde hacía mucho tiempo.
-Hicimos nuestro mejor baile, ¿verdad? —preguntó Anna en un susurro.
—Más que eso... —murmuró Kael, entrelazando sus dedos con los de ella.
La espera parecía interminable. Los jueces, deliberando con las cabezas juntas, revisaban las puntuaciones. El público contenía la respiración, esperando ansiosamente el anuncio del ganador.
Finalmente, la voz del presentador resonó en todo el teatro.
—La pareja ganadora, con una presentación que no solo impresionó por su técnica sino por su profundidad emocional... —hizo una pausa que pareció eterna—. Es ¡Anna y Kael!
El teatro estalló en aplausos y gritos de alegría que inundaron la sala mientras que, sin decir nada, Kael tomó de la cintura a Anna y la levantó en un abrazo fuerte, haciéndola girar sobre el escenario. Anna rió y cuando Kael la volvió a dejar en el suelo, no pudo evitar inclinarse para besar su frente con ternura.
Con el trofeo en sus manos, se acercaron al centro del escenario. Las luces los envolvieron como un abrazo cálido, mientras la multitud seguía ovacionando. Pero en sus corazones, lo que realmente habían ganado no era el trofeo, sino la certeza de que él verdadero premio era su amor.
Kael y Anna se giraron hacia el público, pero sus miradas rápidamente volvieron a encontrarse.
-Este es solo el comienzo...
Kael la miró con una intensidad que solo ella conocía. En sus ojos podía ver todo lo que significaba para él: compañera de baile, amiga, y el amor de su vida.
—Tienes razón —respondió feliz —. Nuestra historia de amor recién comienza.