Ya que después de todo, no podría reunirme con mi compañero, porque de ninguna manera lo invitaría a mi casa, comencé a hacer el trabajo por ambos, enviándole los progresos para que pudiera verlos y agregar su punto de vista para poder hacerlo.
Frank se extrañó por aquello, y se disculpó conmigo por tener que hacerlo sola debido a que él estaba trabajando.
Fue algo complicado debido a que solo le escribía por mensajes, vagamente pensé en aquellas chicas, de seguro ellas no tendrían problemas para…
No vayas por ahí. Me regañé.
Me quedo viendo a la nada en mi habitación, sintiendo un vacío enorme, uno tan grande que hace que mi pecho duela.
Aquella necesidad volvió a nacer, me puse de lo más inquieta, quería sentirlo de nuevo, sentir el ardor tan característico que podía opacar el dolor en mi corazón. Era estúpido hacerlo y lo sabía, pero era la única manera en la que había logrado canalizar mi dolor, de expresarlo y dejarlo salir, aunque sea un poco.
Sabía que nadie lo notaría sin importar cuantas veces lo hiciera.
Tomo unas tijeras del escritorio.
Cuando terminé, me quedé viendo el techo fijamente, viendo con atención cada detalle mientras una que otra lagrima salía de mis ojos.
Entonces los cerré, deseando que todo algún día mejore.
Al día siguiente, me cubrí como pude para que no se notara la locura que estaba haciendo.
¿Cómo puedo querer llamar la atención y al mismo tiempo pasar desapercibida?
Quería ayuda, pero no era tan valiente como para pedirla.
── ¿Rebeca? ¿No tienes calor? ──Mamá curioseó. Me inquieté al escucharla.
Veo mi suéter de mangas largas.
Dilo. Me dije a mi misma, di lo mucho que la necesitas, lo mucho que quieres que te escuche, ella no podrá saberlo si no se lo dices.
Abrí la boca para hacerlo, pero recordé como han minimizado todos y cada uno de mis problemas, por lo que solo pude decir:
── Siento algo de frío. ──Murmuro.
── Mmm.
Y se va.
El calor es insoportable, ella lo sabe, aun así, ella no pregunta, nadie pregunta.
Nadie se pregunta por qué tengo bolsas oscuras bajos los ojos, cómo nunca tengo energía, cómo siempre deseo que se haga de noche para volver a dormir.
Alguien, solo quiero a alguien, alguien que se interese por mí. Alguien que pueda darme la fuerza necesaria para salir adelante.
Mi hermano pasa por un lado de mí, tan cerca, que me alejo de inmediato por reflejo. Él ni se inmuta ante mi notable desagrado, ni parece darle importancia al porqué de mi actitud, y aquello solo me hizo sentir peor.
¿Estaré loca?
Porque él parecía ignorar por qué yo era así con él, me hacía dudar de mis recuerdos y si de verdad aquello sucedió.
Era sofocante.
Como siempre, salgo corriendo de esa casa, sintiendo algo de alivio al no sentir tanta presión.
Al llegar a la universidad, estaba tan absorta en la música de mis audífonos y con la mirada fija en el suelo, que no me percato que hay alguien frente a mí hasta que piso su talón y choco contra su espalda.
Inmediatamente entré en pánico.
── ¡Lo siento! De verdad… yo… lo siento. ──Mi rostro se calienta, colorándose en un profundo rojo de vergüenza── Lo siento mucho.
Pero no recibo respuesta.
Levanto la mirada, nerviosa.
Es el chico pelirrojo que había visto últimamente, y en lugar de ver molestia ante mi imprudencia, se veía completamente sorprendido. Estar bajo su mirada por primera vez me hizo sentir aún mucho más nerviosa, sin importar que él estuviera usando lentes y que estos fueran como una especie de barrera, parecía verme con completa profundidad.
Aparto la mirada con vergüenza al ver cómo me miró directamente a los ojos por mucho tiempo.
── ¿Por qué te disculpas tanto? No pasa nada, yo me detuve de golpe sin fijarme. ──Su voz era suave y amable, y al mismo tiempo, de lo más alegre.
Trago saliva.
── Bueno, lo siento. ──Repetí, llena de vergüenza.
¿Por qué estaba tan nerviosa?
Camino rápidamente para huir de allí, y al sentir unos pasos seguirme de cerca, mi ansiedad se dispara, quería quejarme por ser tan tímida.
── Oye, no nos habíamos visto, ¿de qué carrera eres? ──Parecía feliz de hablarme y no pude entender por qué. Pero sus palabras me hicieron sentir peor.
Estoy a punto de graduarme y no me conocía.
── Informática. ──Musité.
── Vaya, una chica inteligente, no hay muchas mujeres en informática, ¿verdad?
── Eh…
── Yo soy de Electrónica, cualquier duda que tengas con la parte física, estoy a la orden. ──Al escuchar la palabra física mi rostro se calentó de inmediato.