Bailando Hacia Ti (colección: Cde #1)

Capítulo X

Cristian

Me muevo de un lado a otro, inquieto y con un mal presentimiento.

Rebeca no ha visto ninguno de mis mensajes, ni siquiera se ha conectado, solo puedo pensar una y otra vez en el terror que ella reflejó cuando vio que su padre estaba ahí. No debí irme, debí quedarme y explicar la situación para que no se malentendiera. Si me pongo en sus zapatos, si yo encontrara a mi hija en esa misma situación, me volvería loco al ver cómo el chico en cuestión huye corriendo del lugar.

──¿Qué es lo que te pasa? ──me pregunta May, yo le explico brevemente lo que pasó, ella frunce el ceño al escucharme──. ¿Y qué tiene? ¿Ella no es mayorcita ya?

──Sí, pero tal vez estuvo mal que en medio de la calle…

──Solo la ibas a besar, ni que la fueras a desnudar en plena calle.

De solo pensar eso, imágenes poco apropiadas de Rebeca y yo se adueñan de mi mente.

Sacudo la cabeza, horrorizado ante mis propios pensamientos, May me mira divertida por ello.

──Aun así… ──intento insistir.

──Mira, lo que me dices, me preocupa. ──May recobra su semblante serio──. Si de verdad hacen tanto escándalo porque ella se iba a besar con un chico, quiere decir que su familia es… algo complicada, por decirlo amablemente. ¿De verdad quieres entrar por allí?

La sonrisa de Rebeca llega a mi mente.

──Claro que sí. ──digo, seguro de mis palabras. Ella eleva las cejas al escucharme──. Esto solo es… un malentendido, seguro todo se aclarará cuando nos conozcamos.

──Ten cuidado, Cristian. No suena a que será un camino fácil.

──Pues, lo recorreré por ella.

May sonríe.

──De verdad que no cambias, eh.

Ahora me sonrojo de la vergüenza.

Estoy completamente seguro del camino que pienso recorrer, me he enamorado hasta los huesos de Rebeca. No pienso dejarla sola, no mientras ella me permita estar a su lado.

Mi madre entra, viendo su celular con una mueca.

──Hace poco ingresaron a una pobre chica quien intentó quitarse la vida tomando analgésicos.

Mi pecho duele con esa noticia, siempre me ha afectado leer esas cosas.

──¿De verdad? ──le pregunto.

──Sí, aquí estaba viendo una página de noticias cuando esta nueva apareció, parece ser que el padre logró llevarla a tiempo al hospital.

Hago una mueca de tristeza, siento pena por la pobre chica.

May se levanta con curiosidad y se acerca a mamá. Y cuando lee la noticia, su rostro palidece.

──¿Qué sucede? ──pregunto inquieto al ver su expresión.

──Esa chica es Rebeca.

Mi corazón se hunde.

──¿Qué? ──pregunto sin aliento.

Me acerco para ver, y sí, es ella. Un sentimiento horrible recorre mi cuerpo entero en menos de un segundo, no puedo ni creer lo que leo en esa noticia.

La dejé hace poco más de una hora, estaba sonriente y de lo más radiante. ¿Qué pudo pasar en ese corto periodo de tiempo?

Mi madre me observa.

──¿Quién es Rebeca?

──Es la novia de Cristian. ──Veo mal a May──. ¿Qué? ¿No es así?

──No es momento de bromas, May. ──la regaño y ella hace una mueca, avergonzada──. ¿Qué más dice allí? ¿Qué hospital es?

──No lo dice ──murmura mi madre con cierta tristeza.

No quiero quedarme allí para escuchar más comentarios, tomo mis cosas y salgo de la habitación, dispuesto a ir en su búsqueda.

Supongo que pondré a prueba mi resistencia.

Todo pasó tan lento, pero al mismo tiempo tan rápido. No creí que podría correr tanto hasta que lo hice en este momento. Gracias a Mario, había desarrollado mi resistencia ejercitándome con él. Yo antes era demasiado delgado, parecía un saco de huesos por mi metabolismo, y aunque fue difícil, logré progresar. Por lo que, cuando estuve en el segundo hospital buscando un rostro conocido o preguntando información de Rebeca, ni siquiera había empezado a sudar.

Solo es cuando llego al cuarto hospital, que veo un rostro conocido, el padre de Rebeca. Me acerco a él sin dudarlo.

No está para nada a como lo vi por primera vez. Se ve aterrado y afectado, es de esperar con algo tan horrible. Me da algo de pena tener que molestarlo.

Solo que al estar frente a él mis pulmones al sentir el abrupto descanso, comenzaron a fallarme.

──¿Dónde… está Rebeca? ¿Está bien? ¿Por qué…?

El aire me falla y comienzo a toser, él solo me mira con seriedad. Son varios los segundos que necesito para recomponerme, pero él no me dice alguna novedad o detalle que pueda hacer que recobre el aliento.

Cuando me recupero, le pregunto de nuevo.

──¿Rebeca cómo está? ──insisto.

──No lo sé.

Elevo mis cejas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.