Bailando Hacia Ti (colección: Cde #1)

Capítulo XIII

Cristian observa con atención los raspones en mis antebrazos, quitando todo rastro de tierra en ellos.

Mi parte de la carrera estuvo bien, para tener tiempo sin ejercitarme pude aguantar decentemente hasta llegar al punto de intercambio. El problema vino cuando mi compañera, a los dos pasos, no pudo más y se fue de frente, mis antebrazos le salvaron la vida.

──Estoy bien, tranquilo. ──Le sonrío.

──¿Estás segura de que no te duele mucho?

──Muy segura. Fue divertido.

Se muerde el labio.

──Me alegra que te hayas divertido ──dice──. Bueno, iré a preguntar si hay algo para limpiarte esos raspones.

Se va rápidamente; suspiro y bajo la mirada.

Solo que vuelvo a levantarla momentos después cuando alguien se posiciona a mi lado, alzo una ceja a Mario. Quien mira hacia las heridas en mis antebrazos, acercándose y extendiendo sus manos.

──¿Me permites?

──Claro.

Toma mis muñecas como Cristian hacía momentos atrás, evaluando los raspones.

──Es una lástima, lo habías hecho muy bien. ──Me sonrojo algo apenada──. Imagino que López fue a buscarte algo.

──Sí.

──Ya. ──Chasquea la lengua y vuelve a soltarme──. Por cierto, no habíamos podido hablar directamente. Pero es un placer, Rebeca.

──Igualmente.

──Quiero decirte que yo llegué primero a la vida de López. ──Comienzo a reír ante su tono celoso──. Te lo puedo compartir, pero solo si me lo cuidas.

Las palabras de Cristian vienen a mi mente, cuando me dijo que es sentimental en el fondo, que solo lo oculta con bromas. Se nota bastante.

──Claro. ──Esbozo una sonrisa y su mirada se suaviza──. ¿Por qué lo llamas por su apellido?

──Mi hermano mayor se llama Cristian también. ──Abro la boca con comprensión──. ¿Cómo sigues?

Algo en su mirada me dice que lo sabe.

──Mucho mejor.

──Eso es bueno. ──Asiente más tranquilo──. Este es el momento donde cualquier otro te diría cosas geniales de su mejor amigo, pero yo no. Yo puedo decirte cosas vergonzosas de él si quieres.

Por mi rostro se extiende un gesto de diversión, algo que él corresponde con otro gesto.

──Dime una ──pido sin resistirme.

──Gracias a ti venció su miedo a las mujeres. Eres la primera chica de la que él se ha enamorado desde que lo conozco. ──Me quedo helada. Sintiéndome tan avergonzada y conmovida que me sonrojo──. Gracias por aclararme la duda, pensaba que era gay.

Ahora ambos reímos.

──¡Ochoa! ──El profesor nos interrumpe. Mario entorna los ojos y yo aprieto los labios──. Deje a Ramírez, ¿no se cansa de acosar a sus compañeras?

Mario suspira, mira alrededor, como si buscara asegurarse de algo. Lo imito, pero no noto nada fuera de lo normal.

──¿Está celoso, profesor? ──inquiere Mario con picardía──. Solo deme dos años y dejaré de ser estudiante, nuestro amor prohibido se hará realidad.

El profesor enrojece.

──¡A dirección! ──ordena.

──Claro, le invito a una tacita de café, traje azúcar. He notado que les hace falta con tanta amargura. En el café, claro. ──Vuelvo a reír cuando él comienza a caminar──. Primero usted, profesor.

Me mira para sonreírme antes de seguir al profesor. De verdad está loco.

Dejando todo eso de lado, me encuentro con más energía de la normal y eso me pone inquieta, no entiendo de donde tengo tantas ganas de querer hacer algo.

Por lo que, por primera vez en años, sin importarme que me vean, me coloco unos audífonos para escuchar música y empezar a bailar.

Hacer giros con las botas es de lo más incómodo, pero aun así lo disfruto. Disfruto tener la mente tranquila por un corto periodo de tiempo, no es algo que pase con mucha frecuencia. Me dejo llevar por la música y aunque tengo meses sin hacerlo estoy tan inspirada que hago una voltereta lateral sin tocar el suelo.

La satisfacción de lograrlo me pone de mejor humor.

Solo que la timidez volvió cuando noté que todos a mi alrededor me miraban asombrados.

Trágame tierra, solo escúpeme bien lejos.

──Te ves hermosa cuando bailas.

La timidez creció cuando escuché la voz de Cristian.

──Por favor, no digas más ──suplico avergonzada.

──Hablo en serio.

──Cristian…

──¿Por qué no bailas más seguido?

Suspiro.

Veo de reojo como los demás siguieron en lo suyo, y cómo Cristian y yo estamos algo más apartados. Tomo confianza para hablar mientras él comienza a limpiar con una gasa que viene ya húmeda con agua oxigenada.

──Porque cada vez que lo hago, siempre sucede algo malo. ──murmuro recordando el incidente de la última vez en mi casa, y los anteriores a ellos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.