Bailando Hacia Ti (colección: Cde #1)

Capítulo XXXVIII

Cristian abre la puerta y Mario entra conmigo a sus espaldas, está llevándome a caballito. Cristian lo había llamado para pedirle su ayuda para llevarme al doctor y luego traernos, ya que me cuesta mucho caminar.

El doctor me aseguró que solo era una pequeña torcedura y que pronto estaré perfectamente. Me colocó vendas y recetó antinflamatorios para ayudar al proceso, pero me indicó reposo al menos durante una semana para asegurarme. Y por más que me hizo preguntas sobre cómo me sentía o si me dolía otra zona del cuerpo, no pude responderle.

No había dicho ni una palabra desde la caída, y no creo que lo vaya a hacer pronto. Cristian se dio cuenta al instante, dando la cara para hablar con todo aquel que lo intentara conmigo.

Mario se detiene.

──¿Aquí o a la habitación? ──le pregunta a Cristian.

Cristian me mira, algo preocupado.

──Mejor a la habitación. ──Mario asiente y camina hasta allá.

Me deja sentada en la cama, no soy capaz de regresarle la mirada a ninguno de los dos. Y cuando intento acomodarme por mí misma para recostarme, Mario sube mis piernas con cuidado.

──Me tengo que ir. ──dice, pero me rehúso a regresarle la mirada, ni siquiera cuando toma mi mano──. Intenta descansar, Rebeca. Si me necesitas, dile a López que me llame.

Pero no le respondo. Mario besa mi cabeza, se levanta, y se despide de Cristian antes de irse del todo.

Mi celular suena, pero no hago amago de irlo a contestar, por lo que Cristian se adelanta y toma la llamada.

──¿Hola? ──responde mientras me quita el zapato que aún tengo puesto──. Sí, aquí está. No, ahora no. ¿De verdad? Bueno le diré. Claro, lo intentaré, hasta luego.

Cuelga la llamada y se arrodilla a mi lado, buscando mi mirada, solo que no soy capaz de regresarla.

──No tienes que responderme, Rebeca, solo te daré el mensaje ──murmura──. Era la entrenadora, quería que te hiciera saber que ganaron el grupal, por lo que se pondrá en contacto contigo por lo del premio, y… bueno, otras cosas que creo que es mejor que ella te comente.

Trago saliva con fuerza.

De seguro ya no me quiere en su academia.

Miro mi tobillo vendado, lo muevo ligeramente y efectivamente siento una punzada.

Él lo nota.

──¿Te duele? ──No espera mi respuesta y sigue hablando──. Te daré una… o no, no sé si…

Sé que está recordando cuando tomé en exceso esas pastillas, y eso me hizo sentir peor. Además de mi claro terror a tomarlas, Cristian suele estar conmigo media hora para que pueda tomarme una. Me avergüenza eso.

──Creo que tengo una pomada por allí, tal vez ayude. ──dice, buscando en la mesa de noche con desesperación──. Debí hacerle caso a mamá y preparar un botiquín.

Encuentra la pomada y veo cómo tiene intenciones de quitarme el pantalón que tenía puesto, pero se detiene antes de hacerlo.

──Quiero revisar si tienes moretones o algo… ──murmura──. Pero… no puedo si no me das a entender que está bien que lo haga, no quiero incomodarte.

Cierro los ojos.

Siento cómo el colchón a mi lado se hunde por su peso, indicando que se sentó, no quise abrir los ojos para comprobarlo.

──Rebeca… son cosas que pasan. ──Tiemblo ligeramente──. Me duele verte así.

Sus manos toman las mías, percibo cómo las mueve y entiendo que está buscando alguna otra herida que pueda tener.

La verdad es que me duele el coxis, luego de aterrizar sobre el tobillo, esa área se llevó el siguiente impacto.

Cristian, con una toallita, comienza a retirar el maquillaje corrido de mi rostro con suavidad. Cuando termina de hacerlo, besa mi frente, quedándose allí, puedo sentir su suave respiración sobre mi rostro. Respiro hondo, sintiendo como su cercanía comienza a hacerme todo el bien que necesito.

Mi celular vuelve a sonar y él se aparta para contestar.

──Diga. ──dice secamente, aquello me hace reaccionar para verlo, para comprobar si de verdad es mi celular el que sonó, y sí, lo es──. Ella ahora está descansando, tuvo una torcedura durante la competencia.

»Es que ella no quiere... ──Lo veo escuchar con atención, no sé qué le habrán dicho, pero lo veo tomar el celular con más fuerza── Claro, tiene toda la razón. Le diré que lo llame, hasta luego. ──Cuelga, enojado──. Agh, es como hablar con la pared.

¿Pared? Solo puede ser una persona.

──¿Era papá?

Él voltea a verme con rapidez, se ve algo aliviado de que haya hablado. Pero su ánimo vuelve a caer al responder.

──Sí.

──¿Qué te dijo?

──Quiere hablar contigo, que lo llames en cuanto puedas. ──Le miro de forma cansada, le dijo algo más y no quiere decírmelo.

──¿Qué más? ──pido con dureza.

──Solo dijo eso.

──Cristian. ──espeto, él se encoge ante el tono de voz que usé.

Aun así, toma mi mano y la acaricia. Su mandíbula se tensa ligeramente antes de hablar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.