Bailando Hacia Ti (colección: Cde #1)

Capítulo XLIII

Me estiro con cierta pesadez en la cama y miro a mi alrededor intentando ubicarme en el tiempo y espacio que me rodea, cada vez que tomo una siesta, esto me pasa. Me toma más tiempo de lo normal sincronizar mi cerebro.

De solo recordar lo que estaba haciendo en esta cama antes de caer exhausta, me sonrojo.

Me pongo de pie y sin pensarlo me pongo una de las camisas de Cristian, fácilmente podría decir que es mi favorita porque es la que uso con más frecuencia. Es azul, y aunque me encanta cómo le queda a él, no se la ha vuelto a poner desde que notó que es mi favorita.

Salgo en busca de él, y me invade la preocupación al verlo decaído en el sofá.

Él al verme intenta sonreír.

──No hagas eso. ──suplico mientras me acerco.

──No he hecho nada.

──Sí lo has hecho. Por favor, no finjas que estás bien.

Me siento a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro.

──De verdad, todo está bien.

──No, no lo está. ──Pongo mi mano sobre la suya──. Me encantaría que me dijeras que sucede. Me has apoyado muchísimas veces, déjame apoyarte también cuando lo necesitas.

──No creo que…

──Por favor. ──Beso su hombro──. No solo quiero estar para ti en las buenas, también quiero estar en las malas.

Se queda en silencio un rato, por lo que me veo forzada a separarme y verle directamente, me regresa la mirada con algo de duda en ella. Al ver que me mantengo firme, suspira.

Me entrega su celular.

──¿Qué? ──pregunto.

──Lee los mensajes.

Me aparto de él para tomar el celular con ambas manos y hago lo que me dice.

Jadeo, horrorizada.

Reconozco todo al instante, son mis familiares. Le estaban escribiendo a Cristian cosas horribles por haber provocado que me volviera una rebelde total. Indicando que, si tenía algo de cordura, me dejara inmediatamente y se disculpara por todo lo que ha pasado.

Y lo más inquietante, es que hay mensajes viejos.

¿Por cuánto tiempo estuvo recibiendo todo esto sin decirme nada?

Solo bastó con ver la fecha de los mensajes, mis ojos se llenaron de lágrimas.

──Por favor, no llores ──pide en voz baja──. Sabes que eso no me importa.

──Pero estás aquí y estabas decaído, ¿por qué me ocultaste esto?

──No quería preocuparte.

──No me hagas eso. ──Mi labio comienza a temblar, Cristian sube una mano y lo acaricia levemente──. No quiero que me escondas estas cosas, ni mucho menos cuando te sientas mal.

──Lo lamento, pero me necesitabas con fuerza.

──Con que estés a mi lado, es más que suficiente, pero, ¿qué clase de pareja soy si te hago a un lado de forma tan egoísta?

──No eres egoísta, mi Ballerina.

──Lamento todo esto, de verdad.

Besa mi frente y deja soltar todo el aire de sus pulmones, había estado aguantando tanto tiempo esto que ahora se está relajando notablemente.

──Ballerina, sé que esto me dejará peor con tus padres, pero aun así te lo pediré. ──dice viéndome con seriedad, yo asiento──. En una semana es tu defensa, no los verás, no los visitarás y mucho menos hablar. No quiero que dudes de ti.

Suspiro.

Entiendo su punto, tampoco creo que sea buena idea teniendo esta relación tan tensa como la que tenemos ahora.

──Con una condición, Cristian. ──Sonríe y asiente──. No sigas aguantando los golpes en silencio, por favor.

──Ballerina, yo… no me molesta hacerlo.

──¿Estás acostumbrado? ──Aprieta los labios y un rostro molesto viene a mi mente──. Rafael se mete contigo, ¿verdad?

Baja la mirada.

──Desde el primer día. ──confiesa y yo hago una mueca──. Pero créeme cuando te digo, que desde que estoy contigo… nada de lo que él me dice me afecta. No quiero darle importancia que no merece, y ha dejado más que claro que no es alguien con buenas intenciones. ──Vuelve a verme y me toma de la barbilla──. Estoy bien, Ballerina. Mientras tu estés feliz a mi lado… nada de eso me importa.

──Pero…

──Lo digo en serio ──asegura──. Además, ¿no has notado que apenas me dice algo Mario lo patea?

Suelto una pequeña risa, claro que lo he notado. Y no solo con él, nadie en la universidad sería capaz de hacerle algo a Cristian con Mario a su lado.

──De acuerdo. ──acepto y él me da un beso──. Pero espero no te importe que marque territorio en tu salón de clases para presumirle a ese rubio tonto que eres el mejor de todos.

Me mira sin entender, le respondo con una sonrisa maliciosa.

***

Estoy sentada al lado de Cristian en su salón. Él al verme comprendió de inmediato a lo que me refería la noche anterior, por lo que no dijo nada cuando me senté a su lado para verle hacer lo que hace.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.