Bailando Hacia Ti (colección: Cde #1)

Capítulo Extra

──Entonces, Cristian. ¿Estás embarazado? ──pregunta May, riéndose a carcajadas.

──May, cierra la boca. ──responde Cristian mientras se recuesta.

Ya había pasado algo de tiempo desde que se tomó el medicamento, pero tardaría un poco en lograr regular los síntomas por completo. Aún se encuentra mareado, pero al menos no vomitó al sentir el olor de la comida que preparó mamá para nosotros.

Estoy comiendo de forma hambrienta, ahora entiendo por qué las últimas semanas yo he estado comiendo de forma desesperada. Ese es el único síntoma que me dio, los demás los tiene Cristian.

──No sabes lo feliz que me hace la noticia ──habla May──. ¡Seré madrina!

──Para serlo, debes dejar de burlarte de mí ──pide Cristian.

──¿Burlarme de qué? ¿De tu embarazo? ──Ver la mirada completamente molesta de Cristian, me hace querer llevarlo a la habitación y volver a embarazarme.

Dejo el plato a un lado una vez termino, viendo cómo Alan, mi hermano menor, se acerca hacia mí.

──Rebeca. ──habla. Sonrío al tenerlo de frente, tiene una carita adorable──. ¿Cristian está embarazado?

Su forma de hablar es completamente adorable, todo en él es adorable. Cómo lo adoro, muchos dicen que lo trato más como un hijo que como mi hermano menor.

──No, bebé. ──respondo y beso su frente──. La que está embarazada soy yo.

──¿Qué es eso?

──Estoy esperando a un bebé aquí. ──explico señalando mi vientre.

──¿Y cómo llegó ese bebé ahí?

Ah…

Cristian ríe al ver mi cara.

──Tu hermana y yo pedimos un deseo. ──le habla. Lo toma con cariño para sentarlo en sus piernas, lo amo un poco más cada vez que lo hace──. Deseamos que nuestra familia fuera un poquito más grande y Dios nos envió este regalo.

Esa historia es más tierna que la que me contó papá cuando era pequeña. Solo recuerdo algo sobre una semilla, un río y una cesta de comida… nunca entendí esa historia.

──Pero yo ya estoy aquí, ¿por qué pidieron el deseo? ──Mi corazón se contrae al ver el puchero de Alan.

──Porque tú eres el deseo de tus padres, nuestro deseo es diferente. Nuestro deseo será tu sobrino o sobrina al que tendrás que cuidar, porque será una parte de tu hermana muy especial. Y tú quieres cuidar a tu hermana, ¿verdad?

Suspiro al escuchar a Cristian, viene a mi mente el momento donde me dijo que él solía cuidar a sus sobrinos. Se nota que lo hacía.

──Sí quiero, es mi hermanita.

Sus cachetes parecen de lo más adorable cuando dijo eso, me dieron ganas de morderlos. Y así lo hago, me acerco y muerdo uno de sus cachetes, Alan se queja y se limpia, pero lejos de molestarse conmigo, busca acurrucarse a mi lado.

──¡Quiero que esto sea una cama! ──exige, señalando el sofá donde estamos sentados.

──Voy a empezar a cobrar por cada vez que me dicen eso. ──dice Cristian, me hace una seña y yo me levanto un momento mientras él extiende el sofá──. Seré millonario si lo hago.

Alan se lanza sobre el sofá cama, satisfecho.

May hace lo mismo, le hace cosquillas a mi hermano de forma cariñosa. Si hay otra persona que piensa que es adorable, es ella.

Cuando mis padres vienen a buscar a Alan, May se va con ellos. Pensé en ir a la habitación, pero al ver que Cristian sigue débil, decido que lo mejor es quedarnos en el sofá cama.

Comienzo a darle mimos mientras él habla con Mario por llamada, se ve que lo extraña y me entristece que Cristian no sea honesto con su amigo sobre eso. Mario se ha perdido con más frecuencia y por más tiempo. Siempre que trato de animarlo a que lo llame, dice que está respetando su espacio.

──Mario dice que felicidades ──dice al colgar──. Lo amenacé para que no sea un padrino mediocre y no falte al Baby Shower o al nacimiento. Tendré que patearlo si falta a esa promesa.

──Cristian, dile que venga. Desde el funeral…

──Precisamente por eso no lo hago, parece que él quiere demostrar que puede salir adelante sin hacer tonterías. Pero… ──Se detiene y cierra los ojos, se está mareando.

──Tómalo con calma, mi pelirrojo. ──Le doy más mimos.

──Esto es vergonzoso ──se queja──. Se supone que esto es al revés.

Suelto una risita.

──No es vergonzoso, es adorable. ──Me siento a horcajadas sobre él.

Se muerde el labio al verme.

──¿De verdad quieres hacerlo aquí?

Me sonrojo.

──Eres un idiota ──regaño──. No te estoy pidiendo eso, solo quiero estar cerca de ti.

Ahora él se sonroja.

──Lo lamento, pero al no sentir tantas nauseas solo puedo pensar en quitarte la ropa.

──No, gracias. ──Sacudo la cabeza con disgusto──. No vaya a ser que me vomites encima.

──Muy graciosa.

Me recuesto sobre él, y él en respuesta me abraza, dormimos así por un rato. Caigo en un sueño profundo como siempre pasa cuando duermo en su pecho, por eso no siento cuando se levantó hasta que el ruido de la cocina me despierta.




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