Era una tarde de verano como cualquiera, Maya venía de tener una conversacio muuuy larga con su amiga de la infancia, hace mucho que no la veía, Lucía trataba de convenserla para que volviera a bailar, ya que por fuerza mayor lo tubo que dejar hace 2 años, mientras caminaba perdida en sus pensamientos, como ya era costumbre en ella cuando algo la inquietaba, antes de llegar a aquel parque escucho la música a todo volumen, por instinto sus pasos la llevaron a aquel lugar, se sentó en la primera banca que encontró, muy cerca claro de donde provenía aquella música que a ella la enamoraba y la cual extrañaba tanto.
"piel morena me gusta esa manera como mueves tus polleras..."
Se sentó a contemplar como un joven varios años mayor que ella enseñaba a varias niñas y otras no tan niñas también ósea adolescente, y uno que otro muchacho, pero como siempre había más mujeres que varones era típico dentro de los caporales, Maya observaba con mucha atención como aquel joven les enseñaba paso por paso, habían algunas que se notaban que era su primera vez, de pronto Maya comenzo a perderse en sus propios pensamientos de cuando ella comenzo a bailar, ya era entrada la adolescencia, conocio este grandioso mundo, como ella lo llamaba, gracias a la Parroquia donde ella asistía en ese entonces cuando se estaba preparando para su confirmación, fue ahí donde todo empezó.
Mientras ella observaba sintió mucha nostalgia, se dio cuenta en ese momento cuanto anhelaba bailar, el movimiento de caderas hasta ya no poder más, el sonido de las polleras con cada movimiento de caderas, se dio cuenta que extrañaba todo aquello, los nervios antes de cada presentación, algo que siempre sentía a pesar del tiempo que llevaba bailando, y aquella adrenalina en cada pasacalle, donde dejaba alma, corazón y cuerpo. Mientras se perdía por un momento en sus pensamientos, no se percató que aquel joven la observaba muy curioso.
Ya era las 8 de la noche cuando la música se apagó, pero no se fue sin antes oír los días que ensayaba aquella agrupación, mientras aquel joven hablaba a sus alumnos, Maya se percató que no dejaba de mirarla como si la invitación fuese para ella también, sintió algo muy extraño dentro de ella cuando sus miradas penetraron por un momento. Dio media vuelta y se fue.
Maya llegó a las 10 de la noche a su casa, habían días en los cuales nisiquiera quería llegar, ya que encontraba una casa vacía, sus familiares vivían en otra ciudad, sus padres y su hermana fallecieron hace dos años, hoy es su aniversario, en un accidente de avion, desde aquel día ella dejó de bailar, ya que se siente culpable por que si no fuera por la promesa que le hizo hacer a sus padres de ir a verla bailar en la festividad de la Virgen de la Candelaria en la ciudad de Puno, ellos no hubieran estado en ese avión. Para tener su mente ocupada estudio muchas cosas, aunque es veterinaria de profesión, se matriculó en repostería, manualidades entre otras cosas, actualmente estudia administracion, ya que al morir sus padres ella heredó todo lo que ellos tenían, que bueno eran varias empresas, en pocas palabras ella no tenía la necesidad de trabajar, pero las empresas están siendo administradas por la mano derecha de su padre, que era el mejor amigo de este, y padrino de Maya. Por ese motivo ella tomó la decisión de estudiar aquella carrera y dejar de lado su vocación por un tiempo, ya que algún día tenía que hacerse cargo de todo.
Ella se da un baño y mientras lo hace decide poner caporales, se da su tiempo mientras los recuerdos inundan sus pensamientos, y sin darse cuenta comienza a recordar aquellos ojos, aquella mirada penetrante que le hizo sentir rara. -¿cómo se llamará aquel joven?- pensó Maya.
Terminó de bañarse, se puso su ropa interior, siempre dormía haci en verano, total vivía sola.
Ni bien tocó cama se quedó dormida, durmió como jamás antes lo había hecho, sin pesadillas ni nada que la hiciera despertarse en plena madrugada llorando a mares, y eso le pareció extraño, ya eran las 10 de la mañana cuando se despertó, jamás había dormido hasta tan tarde, hoy tenía una clase de bisutería y llegaría a las justa ya que era a las 11 de la mañana, se alistó lo más rápido que pudo, tenía un día largo, ya que después de eso tenía su primer día de clases de canto.
No hubo novedades en su clase de bisutería, era una de las cosas que más le gustaba ya que le hacía recordar a su mamá, a ella le gustaba mucho hacer collares, pulseras y más. Comió algo rápido por ahí en la calle, llegó a donde tenía las clases de canto, un nuevo mundo para ella, su mamá siempre quiso que llevará clases de canto, pero ella no quizo y bueno ahora lo iva a hacer.
Estaba a mitad de la clase cuando sintió unas ganas de ir al baño.
-Miss disculpe, puedo ir al baño un momento por favor.
-Si claro Maya, no demores. Contestó su profesora.
Mientras se dirigía al baño escucho otra vez caporales, y le ganó la curiosidad por saber quien enseñaba, se acercó en silencio a aquella aula y ahí lo vió, a aquel joven y algo dentro de ella se inquietó, pero en ese momento no le presto mucha atención, en eso él se da cuenta de su presencia y los dos se quedan mirando por un momento, en eso Maya se comenzó a sentir incómoda dio media vuelta y se fue sin decir ni una palabra...