Los ayudantes y profesores de la academia nos llevaron a las puertas de el hogar de los dragones, el lugar donde se decidiera si somos capaces de ser jinetes de dragón, pues aquí un dragón nos va a escojer o a matar lo que pueda pasar primero.
—les presento el hogar de los dragones, el lugar donde su carrera como jinetes se decidiera o donde tendremos que recoger lo que quede de ustedes, ¡Abran las puertas!
Las anormee puertas se abrieron, dejándonos ver un enorme bosque, era casi mágico y lo mortal de olía a kilómetros
—¡Cuidado!
Un enorme dragón verde y voloz se acercó a nosotros, dio un latigazo con su cola y varias agujas salieron disparadas se su cola, dos agujas se aproximabanban hacia mí, no me iba a mover, estaba demasiado cerca como para esquivarlo ¿Moriré tan pronto como llegué aquí?
—carajo ¿Por qué no te moviste?
Un chico de pelo g
Dorado y ojos azules estaba encima de mí, gritándome y regañandome
—¿Quién eres? —pregunte confundida
—se dice "Gracias"
—gracias, pero ¿Quién se supone quien se supone que eres?
—soy Thyon Golden, hijo del duque Golden
Era el famoso primogénito de la familia Golden, según se logró vencer un ejército el solo con sus hombres, los Xulest querían sus tierras, dicen también que es un hombre muy atractivo y sumamente "sexy" pero lo único que veo es un engreído de la familia Golden.
—hmm, eso explica por qué eres tan engreído
—¿Engreído? Te acabo de salvar la vida, linda
—no te lo pedí
—estarias muerta de no ser por mí
—seria preferible a tener que estar en deuda con alguien de apellido Golden.
✯
Después de ese ataque vague por todo el bosque, muchos dragones intentaron atacarme, pero gracias que soy pequeña y algo flaca logré escabullirme en algunos lugares, de alguna forma termine en un terreno de rocas y acantilados, pare en secó al ver la cabeza de un dragón durmiendo, era enorme su cuernos raspaban las rocas con cada respiro qué daba, un bicho corrió hacia mi brazo me caí, solté un grito de dolor, cuando mire hacia el donde estaba el dragón me di cuenta de que me estaba mirando.
—Un humano —su voz se escuchaba profunda, y al parecer era una dragona—, Dragonis, te llamas así, como la diosa que gobierna este mundo
—¿Me matarás?
—unque tuviera las fuerzas para lanzarte mi llamas, no lo haría, al parecer te han rechazado muchos dragones —solto una risa—, no me extraña, la ambición es algo que un dragón busca en un jinete, pero tú tienes algo más personal, somos dragones escogemos a nuestros jinetes por sus deseos de poder, pero tú vas por algo muy personal, eres una sombra ¿No es así? Buscas poder propio, pero no buscas quitarle todo a la persona delante de ti, quieres demostrar que no por ser una sombra eres débil, pero me temo que escogiste un camino duro para intentar demostrar ese poder tuyo.
—¿Viste atrabes de mi?
—si, por desgracia no estoy en condiciones de ser tu dragón, jinete, pero quiero tratar de hacer algo bueno antes de morir —el dragón se levantó con mucho esfuerzo, y empezó a caminar lentamente, llegamos a una cueva donde habían cristalas que brillaban gracias al sol, y en el centro un nido con tres huevos de dragón, cada uno son un color distinto, el del centro era negro y brillaba en el centro parecía que había una tormenta dentro del huevo, el segundo era verde y estaba cubierto por hierbas y insectos y el tercero era blanco con algunos toques dorados, brillaba más que los otros dos.
—pronto moriré, y ellos nacerán, este mundo de dragones es cruel con el más débil, tu me recuerdas a mis huevos, en cuanto nazcan serán débiles pero siento que a tu lado, ambos se aran fuertes gracias al otro, cuida de ellos y ellos cuidarán de ti.
La dragona se acostó cerca de su nido y cerró los ojos lentamente, lo supe ella había dado su último respiro, me acerque a su cuerpo y la acaricie, escuché que algo había crujido, volteé rápidamente, los huevos se estaban rompiendo, me acerque con cuidado, los tres dragones rompieron su cascarón al mismo tiempo, los tres mi miraron y luego caminaron hacia mi, dos escalaron mis piernas y el otro mi espalda, estaba encima de mi.
—vaya, hola pequeños —acaricia la cabeza del dragón verde, quién restregó su cabecita en mi dedo y luego acaricie al dragón blanco, cuando acerque la mano al dragón negro me mordió—, ¡Auch! —me queje de dolor, cuphe la sangre, el dragón negro agarró mi mano son su diminuta pata y lamió mi dedo mientras soltaba un gruñido—, entiendo no te gusta que te toquen sin tu consentimiento, lo comprendo solo no me vuelvas a morder
Salí de ahí como pude, logré volver gracias que los demás dragones vieron la presencia de los pequeños dragones, caminé hacia las puertas, un poco menos de la mitad estaban en la puerta sentados en el césped con su dragones detrás de ellos.
—solo faltaba tu —el director se callo de repente cuando vio a los tres dragones, luego me miró a mi con mucha sorpresa—, ¿ellos te eligieron?
—por así decirlo, una dragona negra de cuernos dorados me lleva su nido
—¡¿Que?! Describela de nuevo
—era una dragona negra de cuernos dorados
—¿De que color eran sus ojos?
—eran azules como los zafiros
Todos me miraron boca abierta
—esa dragona es conocida como la reina de los dragones, pero ¿Por qué te daria sus crías?
—ella lo hizo mientras daba su último aliento
—no me sorprende su fallecimiento, era una dragona muy vieja, seguro murió justo después de dar a luz a sus tres crías, me sorprende lo mucho que me has sorprendido en estás pocas horas princesa Dragonis
Al director giro
—te veo en mi oficina con lo dragones en quince minutos, lo demás se pueden ir, felicidades sobreviviron más de los que esperaba.
Con su bastón dio tres golpes en el suelo y unas llamas azules lo envolvieron, desapareció.