El día fue lluvioso hasta las dos de la tarde. En la mañana, unos cuantos compañeros de Carla estuvieron presente en su sepelio. Los demás no aparecieron, aunque enviaron una corona de flores. La señora Vélez las recibió por parte de José y Sarah. Los que sí asistieron, además de un ramo grande de flores, acompañaron a la familia hasta el momento de sepultarla. En este caso, sería en una bóveda privada. Los hombres cargaron el féretro desde la entrada hasta el punto establecido para las palabras de despedida.
*****
Después del sepelio, Carlos y Gabriel tuvieron una pequeña plática.
-Carlos, podrá parecerte todo esto muy repentino, pero no quiero que trates de sumergirte en los escalofriantes detalles de su muerte.
-¿Estás ocultando algo, Gabriel?
-¡No! Te digo esto para que no tengas malos ratos con el hermano de Carla.
-No lo conozco, así que lo dudo mucho.
-Es mejor así. Ahora tienes que concentrarte en el entrenamiento.
-Sí, tienes razón.
-¿Por qué John sigue llorando?
-Pues, la verdad es que la pérdida de Carla le afectó demasiado. Se siente totalmente derrumbado.
-¿Y por qué?
-Bueno, lo único que sé es que él estaba enamorado de ella. Creo que lo mejor sería que trates de animarle.
-No es tan fácil como parece. Además, apenas tengo afinidad con él.
-Tú eres el único que se ha podido acercar a él sin dificultad.
-Eso no me da el poder de invadir su privacidad.
-No te pediría eso, Carlos. Solamente ve y dale ánimo.
-Bueno, ya voy.
Carlos se levantó y caminó hasta estar al lado de John.
-John, lamento mucho lo que pasó.
-Gracias, Carlos. Esto significa demasiado para mí.
-Puedes contar conmigo para lo que sea.
-Es muy generoso de tu parte. Ahora me siento mejor que hace unos minutos.
-Sí, sobre eso, quisiera saber por qué hubo esa discusión.
-Mi hermano y su novia empezaron a comportarse de manera insensible conmigo y con Marcos. Jossimar trató de calmar la situación y Joaquín evitó que Marcos y Michael se vayan de puñetes.
-¿Y tú qué hiciste?
-Alejé a Marcos de mi hermano para que se detenga. Le insistí que pare y que no le dé tanta importancia.
-Has hecho lo correcto, John.
-Gracias, Carlos.
-No tienes que agradecérmelo. Yo estoy dispuesto a apoyarte como sea.
-¿Qué te parece si nos vemos en mi casa más tarde?
-Sí, me parece bien. ¿Ya te vas?
-Sí. Estoy bastante cansado y no me siento tan a gusto luego de lo ocurrido.
-Te entiendo. Cuídate mucho.
-Igualmente.
John sale a través de la puerta sin mirar a nadie. Carlos pudo hacer que su pesar disminuya.
*****
Otra vez está en casa de John. Ahora estaba él con alguien-no se lo esperaba-.
-Hola, John.
Él lo mira sin saber cómo reaccionar.
-Perdón si interrumpo su conversación. Quería preguntarte sobre la mejor amiga de Carla.
-No quiero hablar de Adela. Ella es una chica egoísta y engreída. Preferiría matarme antes de ser su amigo.
-¿Tan mala es?
-Es una compañera que no tiene nada de sensibilidad. Su insensatez arruina lo bueno de cada quien.
-Bueno, si lo dices de esa manera...
-No es mi intención deshumanizarla, pero sí debes tener cuidado.
-Lo tendré.
-Por cierto: este es Ronaldo, un compañero de nuestro curso.
-Hola.
-Hola. Tú eres Carlos, el nuevo.
-Así es. Y tú eres Ronaldo.
-Sí, el mismo. ¿Estás en el equipo de fútbol?
-Sí.
-Qué mal que no pude verte jugar. Gabo aseguró que te fue muy bien en tu primer día.
-Pues sí, eso es cierto.
-Yo fui el capitán en primer semestre. Y a veces reemplazo a Gabriel. Estaba invitando a John a unirse, pero él se rehusa porque no se lleva bien con los Merizalde.
-Ellos se atrevían a ser morbosos con Carla. Marcos no pudo hacer mucho que digamos. En la fiesta de bienvenida, ella y Dorian estaban conversando, aunque luego él quería besarla. Su primo lo alentó y evitó que Marcos se entere. Igualmente fue un desperdicio de tiempo.
-¿Cómo pudiste darte cuenta de eso?
-Lo vi todo desde un rincón, así que lo puedo asegurar junto con Gabriela.
-Entiendo. Entonces, tú y ella estuvieron ahí cuando pasó ese espectáculo, ¿verdad?
-Sí, pero no fue tan agradable eso. Por eso ella y yo nos fuimos de la fiesta.
-No sé por qué no recuerdo lo que pasó en esa fiesta. Habían muchos estudiantes y no sabía dónde localizarlos a ustedes.
-Tal vez fue lo mejor para ti, Carlos. La fiesta no fue tan divertida como la que tuvieron hace un año. Eso puedo asegurarlo.
-Mejor me voy. De seguro tienen mucho de qué hablar.
-No, no te vayas todavía. Ronaldo quiere hablar contigo a solas.
-John, tengo que irme. ¿O deseas tú terminar el trabajo?
-Anda nomás. No te precipites en lo que haces, Carlos.
-Nunca me precipito. Me gusta tomarlo con calma.
-Una excelente actitud. Nos vemos mañana en clase.
-Igualmente.
Carlos los dejó en la sala. En verdad tenía ese asunto pendiente y no quería derrochar más valiosos segundos en una conversación irrelevante.
*****
En hora de receso, John y una chica estaban hablando. Carlos solamente los veía sin necesidad de escucharlos. Al instante, John le hace una seña para que se acerque.
Carlos se acerca estando asombrado, pero sabía que John era alguien de mucha confianza.
-Quiero que conozcas a Gabriela, una amiga que podrá ayudarte a descubrir más sobre lo ocurrido.
-Por ahora prefiero no investigar más sobre la muerte de Carla.
-Si esa es tu decisión, la respetaré.
-La muerte de Carla fue inesperada. Nadie lo sospechaba y por eso nos quedamos mudos.
-Debió ser una noticia terrible.
-Para todos fue así, Carlos. Ella era muy querida en el aula por ser tan amable.
-Entonces, ¿ella no tenía confrontaciones con alguien?
-No lo sabemos. Desde mi perspectiva, ella nos trataba con el mismo respeto. Quizá pudo tener desacuerdos con alguien, pero preferimos no mencionarlo.
-Bueno, creo que esto es útil para empezar. Desde ahora estaré atento a cualquier novedad con relación a su muerte.
-Yo te apoyo, Carlos.
-Yo también.
-Gracias, chicos. -Yo te agradezco por lo que hiciste en el sepelio. -No fue nada, John. La verdad sentí que debía hablarte para que no te hundas en la tristeza. -Para mí significó demasiado. Gabriela cree que eres alguien empático. -Tu mirada es de alegría y de aprecio por las personas. Es decir, tú no te fijas en lo malo, sino en lo bueno de cada quién. -¿Cómo lo descubriste? -Soy muy observadora y analítica. -Entiendo. Por eso no me detuviste en ese momento. -Sí. Ese fue el principal motivo.
Sonó la campana. Fueron al aula luego de terminar la plática. -Mejor vayamos pronto al aula. No quiero tener falta. -Nosotros tampoco. Vámonos.
Carlos no tenía idea de lo que estaba a punto de ocurrir en la universidad. Por ahora percibía tranquilidad dentro del curso.
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Editado: 19.11.2024