Gabriel le preguntó a Carlos: -¿Y bien? ¿Qué tal te fue en el paraíso?
-No pasó nada de lo que estás pensando, Gabriel. Gabriela y yo somos amigos y nada más. -Bueno, creo que no te ha ido tan mal.
-Espero que no te moleste esto.
-¿Molestarme? ¿Por qué razón?
-Ninguna. Solo que a veces no te entiendo.
-Bueno, soy el presidente del curso, así que trato de acoplarme a cada uno de ustedes.
-De acuerdo. No diré nada más.
-Estoy seguro que piensas que esto es personal.
-No lo hago. Solamente estás borracho y desconcertado.
-Tal vez lo esté, Carlos. Pero no estoy perdido en este vicio.
-Mejor buscaré a John.
-Iré al baño.
Gabriel se va al baño. Carlos se dirige al patio, en donde encuentra a John y Gabriela besándose.
-Chicos...
-Hola, Carlos.
-Perdón por molestarlos.
-Puedo explicarte lo que pasó.
-No es necesario. Son personas adultas, así que no necesitan dar explicaciones.
Carlos da media vuelta y regresa a la sala. En el trayecto a la puerta de salida, se choca con Ronaldo.
-Hola, Carlos, te estaba buscando.
-Ahora no, Ronaldo.
Carlos salió de la casa. Entonces, una mano lo sostiene del brazo.
-¡Espera! ¿Qué pasó?
-No quiero hablar de eso, Ronaldo.
-Puedes decirme lo que tienes, Carlos.
-Suéltame, por favor.
Ronaldo deja de sujetar su brazo. Carlos se aleja.
-¿Piensas ir solo a tu casa?
-Sí. No tienes que acompañarme.
Ronaldo ingresa a la fiesta mientras ve alejarse a Carlos. Algo no andaba bien con él.
****
Carlos no podía dormir bien. Recordó los minutos que estuvo en el sótano con luces:
-Creo que eres simpático, Carlos.
-No es cierto, Gabriela. Hasta Sebastián es mejor que yo.
-Nunca te desprecies ni te sientas inferior. No todos son superficiales en cuanto al corazón.
-¿Qué tratas de decirme?
-Bueno, si tú me permites, quisiera que sepas que me gustas. Sé que no sabes nada de mí, pero no quiero que te hagas una idea equivocada de lo que pienso.
-¿Y qué piensas?
-Que no debo presionarte para que decidas.
-Estoy un poco confundido. En esta semana, he recibido una declaración de alguien más, pero lo tuyo no me esperaba para nada.
-Lo sé. De seguro creías que me fijé en John o en Dorian, pero no es cierto.
-¿Tú y Dorian? Suena bastante bien.
-No bromees con eso. Yo estoy convencida de que él no es mi tipo.
-¿Y yo lo soy?
Gabriela enmudeció y agachó la cara. Luego, manifestó con pesar:
-Si no te intereso, al menos dímelo ahora y no insistiré más.
-Yo creo que eres una chica maravillosa, solo que no me siento digno de ser para ti.
-¿Por qué?
-Porque no quiero lastimar a nadie más. Eso es todo.
-¿Puedo abrazarte?
-Sí.
Gabriela lo abraza. Carlos la abriga entre sus brazos.
-Gracias por ser tan amable.
-No hay de qué. Igualmente somos amigos.
-Sí, eso es cierto.
Su celular le interrumpió del recuerdo.
-¿Hola?
-Hola, Carlos.
-¿Qué quieres ahora, Ronaldo?
-Dime por qué estás molesto.
-No tengo ganas de conversar. Así que...
-¡Espera! No lastimes a alguien más si no es su culpa. Entiende que verte así me afectó demasiado.
-Ronaldo, yo no quiero que estés siempre detrás mío.
-No lo haré. Si me permites ser más cercano a ti, podré darte tu espacio necesario. Todos necesitamos un poco de privacidad.
Carlos derramó unas lágrimas y se le quebró su voz.
-Gracias por entenderme. Fui grosero contigo esta noche.
-Lo dejaré pasar por alto si me cuentas qué te pasó.
-Es muy extraño haber escuchado una confesión de amor de alguien y luego la encuentras besándose con otro sujeto.
-¿Se trata de Gabriela?
-¿Cómo es que...?
-Ella es difícil de entender. Pero lo del beso, creo que más bien fue culpa de él.
-John es mi amigo. No entiendo por qué lo hizo.
-Porque no sabe que ella se te declaró. Por eso.
-Le estoy dando mucha importancia. No es que ella me guste...
-Descuida. Lo superarás pronto.
-Espero que sí.
-¿Por qué no regresas a la fiesta?
-Porque es muy tarde y no puedo dejar la casa sola.
-Entonces voy para allá.
-No, Ronaldo. Te pido que no vengas.
-Soy un chico que le gusta acompañar a quienes lo neceistan en situaciones difíciles. Y tú eres muy especial para mí. Así que tengo un motivo para ir.
-Bueno, pero no vengas con otras intenciones.
-No desconfíes de mí, Carlos. Ya estoy llegando.
-¿Qué tan cerca estás?
-Bueno, tengo a alguien que me está transportando a tu castillo, bello príncipe.
-Ronaldo, no...
-Te veré en pocos minutos.
Colgó la llamada. Carlos se levantó de la cama y se sentó en un mueble.
Después, alguien tocó la puerta. Fue a abrirla.
-Hola.
-Hola. ¿Puedo pasar?
-Sí.
Ronaldo entró y Carlos cerró la puerta. No se esperaba eso.
*****
Carlos se despertó y encontró a Ronaldo en interior y camiseta. Le preguntó: -¿Tuvimos sexo anoche? -No, Carlos. Tú estabas tan devastado y lloraste tanto que, en vez de darte cariño, te di consuelo. -Gracias, Ronaldo. Por cuidarme. -De nada. Yo duermo de esta manera, así que no te preocupes. -¿Por qué me enseñas tu cuerpo? ¿Quieres seducirme y convencerme de hacerlo? -No, no tengo pensado hacer eso. ¿Necesitas más pruebas de confianza? -No. Solo quisiera un beso. -Te lo daré. Ronaldo besó sus labios con tanta fogosidad. Carlos le preguntó: -¿Estás tratando de excitarme? -¡No! Así beso yo cuando estoy tan enamorado de alguien. -Ronaldo... -Bueno, quizá me excedí en el beso. -Yo soy el que te causa esto, ¿verdad? -Creo que es bastante obvio. He tenido unos constantes pensamientos en los que estás tú. -¿Y querías que dejen de ser pensamientos?
-Sí, aunque después me dije que no, porque no estabas listo para que suceda. Percibí que estabas a punto de llorar, así que no dudé en ir a verte.
-Bueno, te agradezco mucho. La verdad es que necesitaba un gran abrazo y alguien que me escuche.
-De nada. Ahora me tengo que ir a casa. Llamaré a Giovanni.
-¿Él fue quien te trajo?
-Sí. Somos mejores amigos. Yo le ayudo a acercarse al chico que le gusta. Es alguien del curso.
-¿Por qué existen tantos amoríos en el curso?
-No lo sé. Pero no me interesa mucho eso. Giovanni es la única excepción.
-¿Son mejores amigos desde antes de ingresar a la u?
-Nos conocimos en el curso de ingreso hace 2 años. Yo reprobé 1 año y él se retiró después de pasar el primer semestre. Nos dimos una mano mutuamente cuando supimos que las carreras que seguíamos no eran para nosotros.
-¿Qué carreras?
-Él quería seguir Educación Básica y yo Docencia en Informática. Luego solicitamos el cambio de carrera y la única con mayor cantidad de cupos era Comunicación Social. Además, era mi segunda opción. La primera era Psicología Clínica.
-Mi padre era un excelente comunicador social. Sin embargo, sus años ejerciendo la profesión lo hicieron descuidarse de una enfermedad terminal. Fue una pérdida tan difícil.
-Lo entiendo.
Carlos lo abraza. Por error, pasa tocando sus partes.
-Discúlpame por hacer eso. Yo creo que me excedí.
-Descuida. Fue un poco agradable.
-¿Un poco?
-Bueno, yo...mejor llamaré a Giovanni.
Ronaldo agarra su celular. Se va a la sala mientras habla con su mejor amigo. Carlos suspiró y se levantó para tomar un vaso con agua.
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Editado: 19.11.2024