Bajo 40 Máscaras: El Caso De Carla Vélez.

Después Del Enfrentamiento.

Una mañana gris, Carlos despertó en la cama de Ronaldo, arropado por una gran sábana y sujetado por el brazo de él. Abrió los ojos antes que Ronaldo. Se dirigió al baño con la intención de mojarse la cara. Mientras lo hacía, pudo notar en el espejo que él lo observaba con los brazos cruzados.

-¿Qué tienes, Ronaldo?

-Nada. Solo te admiro la belleza que tienes, Carlos Isaac.

-Parece que despertaste más cariñoso que nunca.

-Contigo sí, obviamente.

Se acercó a él para abrazarlo.

-Amor...

-Te amo demasiado, mi niño. Gracias por quedarte conmigo.

-Yo también te amo, mi amor. Eres un buen hombre y el mejor novio que he tenido. Aunque eres el primero.

-Quiero ser el único.

-Lo eres y lo serás.

Ronaldo besó su boca durante unos segundos.

-Hoy es el día del plan, mi amor.

-No podría olvidarlo. Voy a estar contigo, mi niño.

-Gracias.

Carlos besó su mejilla derecha. Ronaldo acarició su cabello.

-Eres tan hermoso. Te amo demasiado.

-Y yo a ti. Quiero que seas mi hombre.

-Ya lo soy. Disponible para ti 24/7.

-¿Quieres ser mi máquina de cardio?

-Sí, amor. Cada vez que quieras hacerlo, solo dímelo.

-Está bien. Te lo diré.

-Ahora debemos alistarnos para ir a clases.

-Sí, amor.

Ronaldo y Carlos se vistieron para después salir. Fueron a clases en un taxi.

 

*****

 

Las exposiciones se acercaban. Gabriel se desesperó un poco al percatarse que era la 1:45 de la tarde.

-Ya casi es el momento, Carlos.

-Lo sé. ¿Dónde están los docentes?

-No lo sé. Se supone que deberían estar aquí.

-¿Y Francis?

-No lo sé. Se supone que ya está en camino. ¿Por qué no vino Ronaldo contigo?

-Porque se encontrará con Giovanni y Martín antes de venir para acá.

En ese instante, llegaron cinco compañeros más.

-Hola, chicos. ¿Ya llegó la profesora?

-No, aún no.

-¿Y dónde está el coordinador? Se supone que debería estar aquí.

-Así es, María, pero no ha llegado. Voy a llamarlo.

Gabriel se alejó de los demás compañeros.

-Me enteré que vienes de la UAEK. ¿Es cierto es?

-Sí, Leonel, es cierto.

-¿Qué tan buena es esa universidad?

-Muy buena, aunque un poco costosa.

-¿Y quién te apoyaba con lo económico?

-Mi tío Pablo y mi madre también.

-Oye, Carlos, ¿por qué te cambiaste a esta universidad?

-Milton, no seas muy curioso.

-Solo es una duda, Laura.

-Me cambié porque me quedaba muy lejos el campus de la UAEK. Y aunque la UTA era mi primera opción para cambiarme, encontré más accesible entrar acá.

-Sí, eso dicen de la ULAKI. Pero no fue tan sencillo para mí.

-Para mí tampoco. Fue complicado mí ingreso.

-Bueno, me solidarizo con ustedes.

-Gracias, Carlos. Eres un buen chico.

-Por nada, Leonel. Y María: casi no apruebo el primer semestre por faltas. De ahí yo tenía buenas notas.

En eso, llegaron Francis, Ronaldo y Martín. Gabriel regresó luego de la llamada.

-Hola, chicos. ¿Ya empezaron las exposiciones?

-Aún no, Francis. Estamos esperando una respuesta de los docentes.

Gabriel tuvo que acercarse más para darles el anuncio:

-Acabo de hablar con el coordinador de carrera. Me ha pedido que les recuerde que deben alistar todo, incluyendo la mesa del jurado. Así que necesito saber quiénes pueden arreglar la mesa del jurado en este momento.

Ronaldo preguntó un poco confundido:

-¿No se supone que Tito y Mariana harían eso?

-Bueno, sí, pero ya no hay mucho tiempo para esperarlos. Esto es algo serio.

-María y yo podríamos encargarnos.

-Excelente. Gracias, Laura. Ya les doy el mantel y los demás accesorios. Francis, ¿trajiste las botellas con agua?

-Sí, Gabo. Están en mi mochila.

Francis le entregó a Gabriel su mochila, quien de inmediato se la pasó a Laura.

-Cuiden la mochila de Francis, por favor.

-Oye, Gabriel, el aula está cerrada.

Gabriel sacó una llave de su mochila y abrió la puerta del aula.

-Se la pedí a uno de los conserjes. Ahora entren.

Laura y María entraron al salón. Gabriel fue detrás de ellas.

Cuando Carlos caminó hacia el umbral, escuchó la voz de Ronaldo llamarlo. Luego, sintió su mano que lo halaba.

-¿Qué pasó?

-Francis y yo tenemos la señal para rodear a Dorian. Lo que vas a hacer es lo siguiente: entrarás cuando Gabriel te lo pida. Y le dirás a Dorian que si no revela toda la verdad, irá a prisión por más de cinco años sin derecho a apelación de la condena. No te asustes si lo ves muy enojado. Yo voy a estar cerca con Giovanni. Si él te llega a golpear hasta sacarte sangre, envíame nuestra fecha como mensaje de WhatsApp. ¿La recuerdas?

-Sí, claro. 1404. No podría olvidarlo.

-Por eso te amo, Carlos. Y una vez que lo hagas, lo llevaremos en peso hacia la oficina del coordinador.

-Pero es un lugar estrecho.

-Entraremos los dos, mi niño. Por cierto: solo hay cuatro personas que no saben del plan: Mariela, Roberto, Sebastián y el mismo Dorian. Cuando entres al aula, aplastarás el botón rojo de esta grabadora. Así toda su declaración quedará como evidencia.

Ronaldo colocó una grabadora en el bolsillo derecho de su chaqueta.

-El botón rojo es el más grande. Te darás cuenta cuando palpes. Eso es todo lo que puedo decirte ahora, mi niño.

-Te amo demasiado, mi amor.

-Yo más a ti. ¿Quieres un beso?

-Sí, pero mejor al final para celebrar.

-Bueno. Entonces te dejaré uno para la buena suerte.

Ronaldo besó su mejilla derecha. Acariciaba su cabello mientras añadía:

-Una vez que termine de exponer el grupo 10, los docentes se levantarán. El licenciado Pérez irá a su oficina y le dirá a todos que vayan al patio. Recuerda que debes estar aquí afuera. Y por nada del mundo debes irte.

-Entendido. Muchas gracias, Ronaldo.




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