Bajo el Arcoiris Proximamente

Prologo

Las ambulancias llenaban el silencio de aquella fría ciudad, tan callada que estaba en ese momento. Como si alguien supiera lo que estaba ocurriendo. Comenzaban a caer las primeras gotas, una, dos.

Dentro de las ambulancias reina el caos, una joven que convulsiona, tiene el cuerpo completamente pintado de azul y escamas en el rostro.

“Una fiesta de disfraces” piensa un paramédico, y pronto supone lo que ha pasado.

—¡Espera! —Detiene a su compañero—, ten cuidado con lo que le inyectas, posiblemente esté drogada.

Su compañero asiente, cambia el medicamento, no muy seguro de cómo proceder, es nuevo allí y siente mucho pánico.

Tres ambulancias después, los paramédicos intentan quitarle la máscara de Iron Man al chico, pero sus intentan son en vanos, pues se ha quemado y pegado a su piel.

El caos crece, muchos jóvenes son encontrados muertos en el lugar de la explosión, entre los escombros. Una joven de cabello dorado, vestida como Alicia en el país de las Maravillas, golpea con una roca un pedazo de metal, está atrapada bajo vidrio y, lo que parece ser, una puerta.

Se desespera, imagina lo peor, entonces se desmaya, pero se recupera rápido, o eso cree la paramédica que va en su rescate, en realidad, ahora la chica ve todo por primera vez, mas aterrada aun, grita.

Al hospital empiezan a llegar los jóvenes heridos, se les informa del posible consumo de drogas, la policía llega a ambos lugares: la sala de urgencias y al edificio en ruinas.

“Metanfetaminas” piensa uno de ellos, cuando corre un escombro y ve varias pastillas. “Marihuana, éxtasis, cocaína, un banquete para quien se droga”

Un corazón que se detiene, una familia que llora y un posible terrorista en el cuerpo de algunos de esos adolescentes.

“Hay algo raro en ellos” piensa una de las enfermeras mientras entuba a una joven disfrazada de un personaje de Avatar.  Tampoco tarda en notarlo, el pequeño tatuaje en la mano derecha de la joven, antes oculto por la pintura azul, se ha ido cuando han tenido que ponerle una intravenosa, tuvieron que limpiarle.

La enfermera corre por los pasillos del hospital: tiene que llegar a los médicos urgentemente, y la única forma de hacerlo rápido es tomar el control de los megáfonos colocados en todo el lugar.

Exhausta, pues lleva 78 horas sin dormir, pide por favor que le dejen hacer el comunicado a los doctores.

—Son pacientes de un hospital psiquiátrico —Grita a través del megáfono. En los quirófanos, instantáneamente todos se detienen, también en la sala de trauma—. Tengan cuidado, no sabemos la peligrosidad, tomen las medidas necesarias.

Entonces, es ahí cuando el caos empieza.



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En el texto hay: muertes, loquero, enfermo mental

Editado: 03.01.2020

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