Antes de que Ian regresara, mi vida en Inverness había sido con muchísima tranquilidad y anhelo. La pequeña ciudad en la que crecí, rodeada de montañas y paisajes que tanto amaba, me ofrecía todo lo que necesitaba. Sin embargo, algo siempre faltaba. Ian había sido mi primer amor, mi compañero de vida en una época que ahora parecía lejana, y cuando se fue, el vacío que dejó no desapareció con el tiempo.
Recuerdo perfectamente el día en que se fue. Mi corazón quedó vacío y cerrado, frío y distante, duro como una roca. Nos habíamos hecho promesas de mantenernos en contacto, de esperar el uno por el otro, pero la distancia y las decisiones nos separaron más de lo que nunca nos hubiésemos imaginado. A lo largo de los años, me centré en mi carrera, en mis amistades, en mi familia, pero la huella de Ian siempre estuvo presente. No pasaba un día sin que pensara en él, en lo que podríamos haber echo juntos.
Mi vida avanzó, me involucré en causas que me apasionaban, busqué estabilidad emocional, pero las noches solitarias, los recuerdos fugaces de lo que habíamos sido,una pareja unida y feliz,nunca me dejaron. Y así, mientras la vida en Inverness seguía su curso, me encontraba esperando, sin saber si algún día él regresaría. Sin saber si alguna vez podría volver a ver su rostro, escuchar su risa, sentir la calidez de sus manos.Sentir sus besos apasionados y sus caricias, compartir esos bailes, esas caminatas por las extensas colinas...hasta llegar al lago.
Escuchar sus suaves palabras, sus abrazos en los amaneceres de las colinas escocesas.
Cada día mis pensamientos eran para él.
Esperando su regreso....
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amor de juventud, reencuentro y nuevos comienzos, decisiones difíciles.
Editado: 13.01.2025