Los años que pasé lejos de Inverness fueron largos y llenos de angustia. Después de dejar Escocia, mi vida se convirtió en una serie de viajes, de ciudades lejanas, de encuentros fugaces. No fue que no tuviera a otras personas en mi vida, pero siempre había algo vacío en mi interior, algo que no podía llenar, por mucho que lo intentara. Y cuando me detuve a pensar en aquello que realmente me había marcado, su nombre siempre estaba allí, en lo más profundo de mi memoria.
Annais. Había sido mi todo en aquella época. Juntos compartimos risas, sueños y amor. Su risa era la melodía que me mantenía despierto, sus ojos, el faro que me guiaba. Pero las circunstancias nos separaron, y aunque el tiempo pasó, no pude olvidar el amor tan intenso que tuvimos. La distancia nos fue alejando poco a poco, y aunque en el fondo me sentía culpable, me convenci de que la vida había seguido su curso.Que tal vez mi destino no tenia preparada Annais para mí.
Me envolví en proyectos, busqué nuevos horizontes, me acostumbré a vivir en la gran ciudad de Londres, pero mi corazón nunca estuvo completamente en esos lugares. Había algo en Escocia, en esos paisajes que me vieron crecer, que me llamaban constantemente. Y entonces, un día, tomé la decisión. Regresé. Volví a casa. Sin saber lo que encontraría, sin saber si ella aún estaría allí esperando, o si el tiempo había hecho su trabajo. Lo único que sabía era que necesitaba respuestas, y que tal vez, habría una segunda oportunidad esperándonos.
No sabía lo que me iba a encontrar, puede que ella ya ocuparía el corazón de otra persona, quizá ya encontró el amor, que yo dejé escapar.
Pero no podía vivir quedándome con la duda, con mi dolor, con un vacío en mi vida.
Al menos tenía que intentarlo.
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amor de juventud, reencuentro y nuevos comienzos, decisiones difíciles.
Editado: 13.01.2025