Bajo el manto de la tormenta

Verdades a medias.

La tensión podía cortarse como un hilo invisible. El viento del muelle agitaba la ropa de los tres, pero nadie se movía. Sofía notó que sus dedos se apretaban involuntariamente alrededor del libro, como si fuera lo único que la mantenía anclada.

—Liam… —comenzó, pero su voz sonó frágil.

—Sofía, no puedes seguir fingiendo que no sabes —la interrumpió él, su mirada intensa, casi acusadora.

Dereck frunció el ceño.

—¿De qué demonios estás hablando?

Liam se rió suavemente, aunque en sus ojos no había humor.

—De lo que pasó aquella noche, por supuesto.

Sofía sintió un escalofrío. Su mente se aferró a esa frase como si intentara encontrarle sentido.

—Yo… no recuerdo nada —dijo, y en ese instante supo que sonaba como una excusa.

—No lo recuerdas o no quieres recordarlo —replicó Liam, avanzando un paso.

Dereck se interpuso, su cuerpo una barrera entre ambos.

—Sea lo que sea, no vas a usarlo para manipularla.

Liam arqueó una ceja.

—¿Manipularla? Tú no tienes autoridad para hablar de manipulación, Dereck.

Las palabras golpearon con fuerza. Sofía los miraba a ambos, como si estuviera en medio de una partida de ajedrez cuyas reglas no comprendía.

—Basta —dijo, con un hilo de voz que, sin embargo, sonó firme—. Si tienen algo que decir, lo dicen ahora mismo.

Liam se inclinó ligeramente hacia ella, su tono más bajo pero cargado de significado.

—Ese tiquete que encontraste… no era tuyo.

Sofía parpadeó.

—¿Qué?

—Era mío —afirmó Liam—. Y la noche antes de partir, alguien… —sus ojos se desviaron hacia Dereck— …me convenció de quedarme.

Dereck apretó la mandíbula.

—Eso no es lo que pasó.

—Entonces cuéntaselo tú —desafió Liam.

El corazón de Sofía latía tan rápido que apenas podía escuchar el rumor de las olas.

—¿Por qué ibas a irte? —preguntó, intentando no sonar desesperada.

Liam tragó saliva.

—Porque sabía algo sobre tu padre… algo que él no quería que yo te contara.

La mención de su padre fue como un golpe inesperado. Sofía sintió que todo el aire se le escapaba.

—Mi padre murió hace años —susurró.

—Sí —dijo Liam—, pero no antes de dejar un montón de secretos atrás. Y uno de ellos… involucra a Dereck.

Sofía dio un paso atrás, mirando a Dereck con una mezcla de miedo y necesidad de respuestas.

Él sostuvo su mirada, pero no dijo nada.

—Sofía —empezó él—, no es como lo está pintando.

—Entonces dime cómo es —exigió ella.

Dereck respiró hondo, pero antes de que pudiera hablar, un ruido seco resonó en el extremo del muelle, como si algo pesado hubiera caído al agua. Los tres giraron hacia la oscuridad, pero no vieron nada.

—No estamos solos —murmuró Liam, y por primera vez su voz sonó más alerta que desafiante.




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