Allí se encontraba Abril, mirando a la elegante mujer hablando en una aula a las nuevas alumnas.
— ¿No es magnífica? — Le habló una chica sentada a su lado, Abril la miró y la chica se presentó. — Soy Marina.
— Yo... soy Abril. — Respondió Abril, de ojos tan negros como la noche y un cabello largo y liso del mismo color.
Abril agarraba la maleta que le entregaron, era de color rosa furcia, su color preferido. El lunes comenzaban las clases y era su gran ilusión.
— Ey, Abril. — La llamó Marina que se le acercó. — ¿Quieres que te lleve a algún lado?
— Gracias, pero mi prima vendrá a buscarme. — Le contestó Abril agradecida y Marina puso una mueca.
— Entonces nos vemos el lunes. — Soltó apenada y Abril se paró, viendo como Marina caminó para un coche negro, donde la estaban esperando su chofer.
— Es la hija de la señora Paola Amanecer. — Escuchó a su espalda Abril, que dio un bote de terror y se dio la vuelta.
— Ana. — Chilló y su prima sonrió mirando el maletín en sus manos.
— Ya lo tienes, que bien. — Le dijo Ana agarrando el maletín de las manos de Abril y ella sonrió orgullosa.
— Mi madre se pondrá contenta. — Abril caminó con Ana que cargaba con el pesado maletín, mirando su tallado plateado con el emblema de la Academia Belleza Amanecer, dos alas sobre un círculo.
— Tengo algo que decirte. — Le comentó Ana y Abril la miró, siendo rodeada del cuello por el brazo de su prima. — ¿Qué te parece ir este fin de semana a un viaje conmigo?
— ¿Un viaje? — Preguntó Abril y su prima asintió.
— Sí, no lo pasaremos bien. — La alentó Ana soltándola y adelantando el paso hasta su coche. — Conocerás a más personas y no solo las chicas de la Academia.
— Pues... porque no. — Contestó Abril que se acercó hasta ella. — ¿Y donde será?
— ¿Te gusta esquiar?
— ¿Esquiar... ? — Preguntó Abril, para ella sería la primera vez que iría a esquiar, ya que nunca lo había hecho.
La mañana del viaje Abril llegó hasta la estación de autobuses, donde observó a más personas de la compañia García que también viajarían.
— Hola, Sebastián. — Saludó Ana que se apartó de su prima y se acercó hasta sus compañeros.
— ¡Ana! — La llamó Abril a voces, sintiéndose sola, hasta que se agarraron a su brazo y al mirar vio a Marina.
— Es una sorpresa encontrarte aquí. — Le dijo Marina y Abril se quedó extrañada, era la chica de la Academia. — ¿Con quién vienes?
— Marina por favor, no seas pesada. — Las dos escucharon una voz masculina, y al mirar Abril observó que se trataba del jefe de su prima.
— Hermano no digas eso, vas a espantar a mi nueva amiga. — Le gruñó Marina a su hermano y Abril no supo que hacer. ¿Ella su nueva amiga?
— Ves amigas donde no las hay. — Se rió Harris, que caminó para su coche no sin ante mirar a Abril y preguntarle. — ¿Te he visto antes?
— Pues... — Dudó Abril y Marina la soltó, agarrándose al brazo de su hermano mayor.
— No la molestes. — Pidió llevándose a su hermano, quien sonrió.
— ¿No le habrás dicho ninguna burrada? — Preguntó Ana, que se acercó a su prima agarrando de sus manos su pequeña maleta.
— No te preocupes, no le he dicho nada. — Refunfuñó Abril, poniendo una mueca y Ana sonrió.
— Menos mal. — Contestó, agarrando la mano de Abril y tirando de ella para el autobús.
El autobús llegó hasta la cierra, de montañas blancas cubiertas de nieve y Abril se quedó mirando el gran hotel.
— Abril. — La llamó Ana, que estaba junto a Sebastián posando frente a unos muñecos de nueve. — ¿Nos podrías sacar unas fotos?
— Sí, claro. — Contestó Abril, que se acercó sacando del bolsillo de su abrigo su teléfono móvil, cuando chocaron con ella y el teléfono cayó de sus manos.
— Ten más cuidado. — Se dirigieron a ella y Abril agarró su teléfono móvil del suelo.
— Lo... lo lamento. — Se disculpó Abril apenada y observando a la actriz frente a ella, era la más admirada por el momento, de gran belleza y exelentes curvas.
— No entiendo porqué Harris hace cada año un viaje de empresa para ustedes, sois unos incompetentes. — Respondió la chica mirando con asco a Abril.
— Reina. — Escucharon la voz se Harris que se acercó hasta ellas y mirando a Abril la vio agachar la cabeza. — No tienes derecho de tratar así a mis empleados.
— Cuando nos casemos también serán mis empleados. — Contestó Reina, que colocó sus manos en su pecho y se le acercó aún más, dándole un beso en la boca.
— Ya, Reina. — Se soltó Harris con brusquedad de ella y se dirigió a Abril. — ¿Te encuentras bien?
— Pues... — Contestó confusa, no dejando de mirar la cara agria de la mujer.
— Será mejor ir entrado. — Le dijo Harris, colocando su mano en la espalda de la muchacha y haciendo que caminara.
— ¡Harris! — Los llamó Reina gruñendo. — ¿Cómo se atreve a dejarme tirada?
— ¿Cuándo entenderás que a mi hermano no le interesas? — Le preguntó Marina parándose su lado.
— Nos casaremos. — Afirmó Reina, remitiéndose el cabello tras la oreja.
— Nunca hagas demasiado caso a las palabras de mi madre. Harris es como nuestro padre, siempre se dejará llevar por lo que su corazón le ordene. — Le contó Marina provocando la rabia en Reina. — Chao.
— Será estúpida. — Bramó Reina enrabiada, mirando como Marina se acercaba a los trabajadores de la empresa García.