Abril abrió los ojos observando el techo de la habitación y al moverse vio a su lado a Harris, la chica se incorporó agarrándose a la sábana y viendo que se encontraba totalmente desnuda.
Abril chilló despertando a Harris García, que se enderezó cayendo de la cama al ser golpeado por la chica.
— ¿Qué, qué haces? — Gritó Harris, que se incorporó llevándose la mano a la cabeza y viendo que Abril se tapaba lo ojos.
— ¡Degenerado!, ¿qué me has hecho? — Gritó Abril, que se levantó de la cama envuelta en la sábanas y viendo que Harris agarró un cojín, tapándose la entrepiernas.
— Mejor dicho, ¿qué me has hecho tú a mí? — La acusó Harris, que soltando con una mano el cojín la señaló con el dedo.
— ¿Yo? — Preguntó Abril que colocó su mano en su pecho.
— Sí, tú. Yo soy el presidente de una gran empresa dedicada a a la fabricación y comercialización de ropa. — Contestó Harris. — Tú solo eres un conejito blanquito.
— Cerdo. — Le chilló Abril, teniendo la mirada de ese hombre sobre ella.
¿Cómo llegó a tener relaciones con él? su virginidad se había perdido.
— ¿Hacemos algo o nos quedamos así todo el día? — Preguntó Harris, señalando el cojín y Abril se sonrojó.
— Me voy. — Soltó la chica, que miró el suelo buscando su ropa y agarrando lo que encontraba, ante la mirada de Harris que sonreía viendo como se marchó de la suite.
— ¡Abril! — Escuchó la voz de su prima Ana y al levantar la chica la mirada pudo verla y con ella a Sebastián.
— Ana. — Pronunció Abril que se le cayó la cara de vergüenza y más cuando captó como se encontraba, envuelta tan solo en una sábana.
— Veo que al final os estáis llevado bien. — Soltó Sebastián chistoso y Ana miró seria a su recién esposo.
Ana miraba a su prima que no paraba de suspirar mientras desayunaban.
— Corazoncito. — La llamó Sebastián que la agarró del brazo y Ana se soltó molesta.
— Es que eres una... — Habló Ana dirigiéndose a Abril. — ¿Cómo has podido caer en los brazos del presidente?
— Oye, que el señor Harris no es todo lo que se dice de él, tiene un gran corazón. — Opinó Sebastián siendo ignorado por las dos primas.
— ¿Crees que tenía planeado hacer lo que hice con él? — Preguntó Abril toda cortada y llevándose las manos a la cabeza. — ¿Pero qué he hecho...?
— El amor, si quieres adornarlo. — Habló Harris que se acercó hasta la mesa y Abril se levantó de pronto de la silla, cayendo esta al suelo.
— Esto nunca ha pasado. — Le apuntó Abril con el dedo y dio un barrido por el comedor, agarrando su abrigo y marchándose corriendo.
— ¡Abril! — Se levantó Ana queriendo ir detrás, siendo agarrada por recién esposo.
— Déjala. — Le dijo Sebastián y Ana suspiró preocupada, sentándose resignada.
— No tenías que haberte acostado con mi prima, ella no es Jimena. — Encaró Ana a su jefe, viendo como Harris se sentó en el mismo lugar que Abril, dispuesto a comerse su desayuno.
— Sé que ella no es su hermana Jimena, y no pretendía que lo que ocurrió anoche pasara. — Contestó Harris, agarrando el cubierto y empezando a comerse el desayuno de Abril, unos huevos revueltos.
— Mis tíos me mataran. — Maldijo Ana que señaló a Harris. — Por tu culpa.
— Ellos no quisieron saber nada de Jimena cuando decidió quedarse conmigo. — Respondió Harris, llenando su boca de comida.
— Se quedó embarazada del hijo del hombre que lo dejó el la ruina, entiende a mi tío. — Contestó Ana que se levantó. — Iré a por mi prima.
— Corazoncito. — La llamó Sebastián viendo como se iba. — No tendrías que haberte pasado de copas. — Miró a su jefe subiendo sus gafas.
— Era tu boda, un momento a el que la familia de Ana no ha querido asistir por que trabajas para la familia García. — Le recordó Harris masticando y Sebastián dio un gruñido. — Acepta la familia que te a tocado.
— Medas dolor de cabeza. — Soltó el asistente y Harris simplemente sonrió.
— No te preocupes, hablaré con Abril, no quiero que nada estropee tu recién matrimonio. — Dijo Harris, dejando el cubierto y agarrando un vaso con leche.
Abril caminaba por el hotel, prestando atención y mirando por los ventanales, como los huéspedes se lo pasaban bien en la nieve.
Cuando se detuvo llevándose las manos a la cabeza y agachándose.
— Tonta, tonta. — Se insultó Abril, por lo que ocurrió la noche anterior con el presidente de la empresa García.
— Donde está el maquillador, la sesión de fotos empezará en breve. — Gritó el fotógrafo y Abril levantó su mirada observando en una sala reservada, a la actriz Alejandra Alegó con el equipo de estudio de fotografía.
— Yo podría echar una mano. — Se ofreció Abril, que se levantó caminando para la puerta de la sala, observando a Hian Darquel sentado en una silla, era uno de los mejores actores del país e hijo de la actriz Fernanda.
— ¿Usted es maquilladora? — Preguntó Daniela, la asistente de Hian y Abril sonrió.
— Aún no tengo el título, pero estudiaré en la Academia Belleza Amanecer. — Respondió Abril y Daniela sonrió mirando a Hian.
— Quiero acabar con esta sesión de fotos cuanto antes. — Indicó Hian y Daniela se giró hacia la chica.
— Es todo tuyo. — Extendió Daniela su brazo para el actor Hian. — El maletín de Mía, te lo traeré enseguida.
— Sí. — Habló toda cortada Abril que caminó para Hian, se encontraba delante de uno de los mejores actores del país, el corazón de la chica estaba que estallaba de emoción.