Semanas Después.
Abril ayudaba en ocasiones a Marisol, repartiendo comida a domicilio a los clientes del restaurante.
— Abril. — La llamó Mía cuando la vio entrar al restaurante.
— Ya has regresado. — Se alegro Abril, dejando en un taburete el casco de la vespa y se acercó hasta ella.
— Sí, el viaje a sido agotador pero ya me encuentro aquí. — Contestó Mía y Abril observó la abundante comida que había sobre la mesa.
— ¿Nos sentamos a cena? — Propuso Marisol y Karina dejó sobre la mesa una bandeja con más platillos.
— Yo tengo hambre. — Señaló Aitor, uno de los camareros del restaurante.
— Tú siempre tienes hambre. — Respondió Félix, otro camarero y Marisol sonrió.
— Gracias Abril por echarnos una mano. — Le agradeció Marisol y Abril sonrió.
— Es usted quien me está pagando por ser repartidora del restaurante. — Contestó Abril, mientras que los chicos se sentaban a cenar.
— Ya estoy aquí. — Salió de la cocina Bastián, el cocinero, que traía una buen pollo asado.
— Guau, te luciste Bastián. — Aplaudió Karina y Marisol se quedó mirando a Abril, que se sentó junto a Mía.
— ¿Has estado toda la cena preocupada? — Le preguntó Bastián a Marisol, dándole una vaso con agua de limón
— Pensé que Harris no me haría caso y seguiría detrás de Abril. — Confesó Marisol dando un suspiro.
— ¿Y eso le molesta? — Preguntó Bastián, que dirigió su mirada a los cinco chicos que reían mientras disfrutaban de la comida.
— Me sorprende, es la primera vez que Harris me hace caso, para él su madre es Paola.
— Marisol se hace de menos. — Declaró Bastián, dejándose de caer en la barandilla de una de las terrazas del restaurante. — Su hijo le ha dado siempre su lugar.
— Bastián, señora Marisol, ¿no queréis probar el pollo asado? — Preguntó Aitor que se acercó hasta la terraza donde ellos se encontraban.
— Claro, chico. — Contestó Bastián mirando a Marisol. — Me ha salido de muerte.
— No me hace falta probar la comida del cocinero de mi restaurante, tengo claro que es el mejor. — Lo piropeó Marisol y Bastián sonrió anchamente.
Al Día Siguiente
Abril acompañó a una de las maquilladoras profesionales de la Academia Belleza Amanecer, a uno de los estudios de la televisión donde se estaba rodando un programa.
— Nosotras nos encontramos aquí para atender a la actriz Reina Sajó. — Le habló la maquilladora, Liliana, que sacó del maletero su maletín.
— ¿Reina Sajó? — Preguntó Abril recordando su encuentro con ella.
— Sí, es la más bella y encantadora de las actrices que he pedido atender. — Contestó Liliana, cerrando el maletero cuando Abril cogió su maletín. — Ya verás.
— ¿Es verdad lo que ella dice?, ¿que está comprometida con el presidente de la compañía García? — Preguntaba Abril siguiendo a Liliana para los estudios de la televisión.
— ¿Quién te ha dicho que lo dice ella?
— Ella misma lo dijo. — Respondió Abril mirando a los actores que pasaban por su lado, con sus equipo.
— Ella nunca diría algo así. Además, ¿Cuándo te has encontrado con Reina Sajó? — Se detuvo Liliana preguntándole a Abril y ella sonrió parándose.
— En un viaje que la empresa García preparó, donde se casó mi prima. — Contó Abril, bajando su voz al decir lo de su prima.
— ¿Tu prima se casó con Sebastián, el asistente del presidente Harris?
— Sí. — Asintió Abril. — ¿Ocurre algo con él? — Se interesó dando un paso hacia ella.
— Se dice que estuvo acosando a una alumna de la Academia. — Contó Liliana empezando a caminar y Abril se rió.
— Eso no podría pasar, el hombre no tiene personalidad para ello. — Se metió Abril con él y Liliana se rió.
— Sí, puede ser.
Sebastián estornudó. Harris sentado en su cómodo asiento frente a su escritorio, le echaba una mirada a un documento.
— ¿Sigue durmiendo junto a la puerta? — Se burló Harris y Sebastián se subió sus gafas.
— Que gracioso, presidente. — Soltó Sebastián y él lo miró.
— Me preocupo por ti. — Sonrió Harris, firmando el documento para después girá su asiento hacia su asistente. — ¿Qué sabes de mi conejito?
— En estos momentos se encuentra en la cadena de televisión nacional, ayudará a una de las maquilladora de la Academia a atender a Reina Sajó. — Contó Sebastián y Harris apoyó sus brazos en los brazos del asiento, para agarrarse las manos
— Reina. — Suspiró Harris y Sebastián sonrió.
— No se quitará a esa actriz de encima nunca. — Le pareció chistoso a su asistente y Harris clavó sus ojos en él.
— Definitivamente no tienes gracias. — Negó Harris, que se levantó agarrando su chaqueta del espaldar del asiento y caminó mientras se la colocó.
Reina se sentía como una reina, siendo atendida por su equipo.
— ¿Cuando llegará la maquilladoras de la Academia? — Protestó Reina, mientras negaba a su modista cada prenda que le mostraba. — Tengo que salír en pantalla mejor que Alejandra Alegó.
— Con su presencia ya sales mejor que ella. — Le habló su modista y Reina sonrió mirándose las uñas. — Usted es como su nombre dice, una reina.
— Es verdad. — Dictó Reina, pasando sus dedos por su hombro para darse una acaricia con sus largas uñas. Su equipo le aplaudió y Reina sonrió anchamente. Cuando tocaron a la puerta de su camerino. — Tiene que ser la maquilladora, abrirle la puerta. — Ordenó Reina girando su silla hacia el tocador. — Seré la mejor de todas esas actrices. — Se acarició su rostro.