NICOLE:
Después de la explicación de Alex, me tranquilicé un poco. Aunque no puedo evitar pensar en todas esas novelas donde los amigos de la infancia terminan enamorados. Esa idea se cuela en mi mente, y me genera un nudo en el estómago. Me siento tonta por dejarme influencias por historias ficticias, pero no puedo evitarlo. Sin embargo, confío en que Alex me diría si estuviera interesado en otra chica. Cuando me dejó en casa, entré rápidamente y dejé mi mochila en el mueble del recibidor.
Mientras caminaba hacia la cocina, me encontré con Lucas bajando las escaleras. Su expresión concentrada me hizo sonreír.
― Hola, hermanito ―me acerqué y le di un beso en la mejilla―. ¿Estabas descansando?
― Hola, pequeña. No, estaba revisando los casos de algunos pacientes nuevos que tuve hoy ―respondía con ese tono serio que lo caracteriza cuando habla de su trabajo.
Admiraba su compromiso y la forma en que se preocupaba por ayudar a los demás.
― ¿Ya tienes solución para alguno? ―pregunté mientras abría el refrigerador.
― Pronto. Aún necesito consultar un par de libros.
La conversación terminó allí. Me dediqué a calentar la comida que mamá había dejado preparada. Cuando todo estuvo listo, serví los platos en el comedor y comenzamos a comer.
― ¿Vas a salir con él? ―preguntó Lucas de repente, rompiendo el silencio.
Sabía perfectamente a quién se refería, pero no tenía idea de qué responder. Claro que quería salir con Alex, pero el miedo me paralizaba.
― Aún no lo sé ―respondí, llevándome un bocado a la boca para evitar decir algo más.
― Debo conocerlo, Niki ―dijo con un tono serio que no admitía discusión―. No quiero que ciertas cosas se repitan.
Tragué en seco. Entendía a qué se refería. La última vez que confié en alguien sin que Lucas lo conociera, las cosas salieron terriblemente mal.
― Lo traeré a casa ―dije al fin. Lucas me miró y asintió. Tal vez notó que esta vez era importante para mí.
― Está bien. Avísame el día para estar pendiente, pequeña.
Terminamos de comer en silencio. Luego de lavar los platos, subí a mi habitación y me puse a escuchar música. Reflexioné sobre mi relación con Alex. Era justo presentárselo a Lucas. Pasé la tarde hablando con Leo por teléfono, contándole lo que había pasado. Finalmente, terminé mi rutina de skincare y me acosté.
++++
Un nuevo día, una nueva oportunidad; es la frase que me enseñó mi psicóloga y la repito cada día como un mantra. Me alisté rápidamente para ir a la universidad. Lucas no podría llevarme hoy, así que desayuné y salí para tomar el autobús.
Estaba entusiasmada por ver a Alex. Cada día sentía que me gustaba más. Ese chico hacía todo para impresionare. Pero al llegar a la universidad, mi entusiasmo se desmoronó. Allí estaba él, mi Alex, escuchando música con Isabela. Compartían audífonos, y su sonrisa no era la educada de antes; era una sonrisa genuina. Mi corazón se encogió.
Alex alzó la vista y me miró, estaba pálido. Sabía que la había cagado. Respiré hondo varias veces y entré al aula sin mirarlo de nuevo. Odiaba a la gente mentirosa. Había dicho que Isabela le caía mal, pero esta escena decía lo contrario. Por suerte, el profesor llegó poco después y evitó que Alex intentara acercarse.
Aun así, no podía concentrarme. Mientras el profesor hablaba sobre las teorías de la personalidad, mi mente se deslizó hacia un recuerdo de mi última relación. Una tormentosa relación que aún me persigue:
“No tengo ganas de entrar a clases, pero ya no puedo darme el lujo de faltar. Verlo me duele, escucharlo me aturde. Ha pasado dos meses desde que está con Jazmín y solo he tenido que bancarme toda esa mierda. El primo de mi ex, me mandó un mensaje diciendo que realmente no está con Jazmín, que él es con quien se mensajea. No le creía nada, todo lo que decían mis compañeros de aula era obvio. Se acerca la fecha del primer aniversario y ya no estamos juntos. Ya no se ni para que llevo en cuenta esto si a él no le importa. Estoy sentada en el segundo piso del instituto con los pies fuera de la reja, mientras el aire golpea mi cara y suspiro pesadamente al pensar que lo extraño mucho.
― ¿Estás bien? ―pregunta esa voz que tantos suspiros me saca.
― No es algo que realmente te interese ―respondo a la defensiva.
― Niki, vengo en buen plan. Estás muy pálida ―trata de tocar mi rostro, pero me apartó bruscamente.
Él me mira asombrado. Ni en nuestras peleas más fuertes me alejaba de él, siempre buscaba ese tacto que me daba seguridad.
― Por favor no te acerques, tienes novia y no quiero más problemas ―me levanto y empiezo a caminar de camino al aula, pero él me detiene.
― Jazmín no es mi novia, sabes que la gente habla por hablar, enana ―ahí está, ese apodo que me encanta, pero con el que me manipula.
― Eso no es lo que he escuchado de tu boca los últimos meses ―contesto con fastidio.
― Enana, las cosas no son así. Realmente te extraño mucho y ya sabes… pronto es nuestro aniversario ―eso fue un golpe bajo. Él si recordó la fecha.
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Editado: 09.01.2025