LEONORA:
Cada día en la universidad es una aventura nueva junto a Nicole. Cuando la conocí, me intrigó, pero nunca imaginé que llegaría a encariñarme tanto con ella. Es una chica bonita e introvertida, alguien que intenta pasar desapercibida, pero su belleza e inteligencia lo hacían casi imposible. Desde el primer día que me quedé a dormir en su casa, supe que había mucho más de lo que ella dejaba ver. Esa noche, la vi desmoronarse frente a mis ojos. Las lágrimas brotaban sin control y su respiración era tan agitada que me llenó de miedo. Lucas, su hermano mayor, no parecía sorprendido, lo que me dio a entender que esto era algo común.
Aquella noche, luego de que Nicole despertara, entre sollozos, me confesó brevemente lo que había vivido con su exnovio. Aunque las palabras fueron pocas, el dolor que trasmitía era suficiente para comprender que la herida seguía abierta. Estoy convencida de que hay más en esa historia de lo que se atreve a contar. Quizá sea el miedo al juicio o simplemente el temor a revivir ese infierno, pero hay algo que la detiene.
La verdad, no la juzgaría. Mi propia historia tampoco es sencilla. Quizá esa sea la razón por la que me siento tan conectada con ella. Aunque hay algo que me preocupa: me siento cada vez más atraída por su hermano. Lucas es todo lo que me gusta en un hombre: maduro, responsable y con un aire protector que lo hace irresistiblemente encantador. Sin embargo, sé que confesárselo a Nicole podría complicar nuestra amistad. Ella depende mucho de él y lo adora. Me aterra pensar que pueda tomárselo a mal.
Siempre he preferido a los hombres mayores. Mi última relación fue con Andrew, un hombre divorciado con un hijo. Al principio todo era perfecto; equilibraba su tiempo entre su hijo y yo. Pero al cabo de unos meses, su exesposa comenzó a aparecer en escena. Era como una tormenta que nunca terminaba. Incluso llegó a mi casa a amenazarme. Mi mamá, por supuesto, se enteró, y casi me mata porque pensó que estaba saliendo con un hombre casado. Aunque logre explicarle el contexto, nunca estuvo de acuerdo con la relación. Y con el tiempo, yo tampoco.
Hace seis meses decidí terminar con Andrew. Su exesposa no dejaba de usar a su hijo como excusa para interrumpirnos y, francamente, ya no podía soportarlo. Pero la razón principal fue Lucas. Desde la primera vez que lo vi en casa de Nicole, quedé embelesada. Su cuerpo atlético, su dedicación a su profesión y su aura de madurez me conquistaron y Lucas es un enigma. Aunque he notado algunas miradas fugaces, su comportamiento es siempre distante. Cuando estoy en su casa, parece evitarme, encerrándose en su habitación o desapareciendo en el gimnasio. Apenas tengo oportunidad de hablar con él.
A pesar de eso, me encanta ir a la casa de Nicole. Su madre es una mujer adorable, siempre con historias de cómo eran Lucas y Nicole de niños. La diferencia de edad entre ellos podría haber sido un obstáculo, pero es todo lo contrario. Su relación es tan cercana que me da envidia. Yo, siendo hija única, nunca podré experimentar algo así.
Nicole se ha convertido en mi hermana del alma. Aunque no le he contado muchas cosas de mi vida, sé que puedo confiar en ella. Espero que algún día también confíe plenamente en mí. Quiero ayudarla a superar su pasado y, en parte, creo que Alexander también será clave en eso. Ese hombre está perdidamente enamorado de ella. Lo sé porque lo conozco desde la preparatoria. Aunque nunca fuimos cercanos, íbamos al mismo instituto, y recuerdo que muchas chicas querían estar con él. No solo por su apariencia, sino también por su personalidad y su estatus. Pero a diferencias de otros chicos, nunca fue un mujeriego. La única exnovia que le conozco es Layla, una chica con reputación bastante complicada. Nicole, en cambio, es alguien que cualquiera querría tener a su lado.
Hoy tengo planes de quedarme a dormir en la casa de Nicole. Estoy emocionada, pero también nerviosa por la posibilidad de ver a Lucas. Quizá esta vez puede acercarme un poco más. Al llegar, la madre de Nicole me recibe con una sonrisa cálida. Me encanta la energía de esta casa; es acogedora y te hace sentir en paz. Mientras subo los escalones del porche, veo a Nicole bajar corriendo por las escaleras.
― ¡Cuidado, Niki! Vas a caer ―le advierte su madre. ― Lo siento, mamá, casi me quedo dormida ―responde ella, riéndose.
― Hola, amiga ―la saludo, intentado ocultar mi cansancio.
― ¡Hola, Leo! Pasa y ponte cómoda. Voy a preparar palomitas y sacar la soda ―dice mientras se dirige a la cocina.
Su madre la sigue, y yo me acomodo en la sala. La pantalla gigante frente a mí es una prueba del cariño que Lucas tiene por su hermana. Estaba admirando el lugar cuando la puerta principal se abre. Al voltear, lo veo entrar. Lucas. Lleva puesta una bata que se quita de forma despreocupada, desordenándose el cabello con una mano. Mi corazón se acelera. Se ve increíblemente guapo. Noto que sus ojos se encuentran con los míos, y por un instante el mundo parece detenerse.
― Buenas noches, Lucas ―saludo, tratando de sonar casual.
― Buenas noches, Leonora ―responde con su voz ronca, que me provoca un escalofrío.
― ¿Cómo estás? ―pregunto, esperando alargar la conversación.
― Cansado ―dice mientras mira su reloj―. Disfruta la noche con mi hermana. Estaré en mi cuarto. Si pasa algo, avísame.
Sé que se refiere a una posible crisis de Nicole, pero su tono distante me molesta. Antes de que pueda responder, Nicole sale de la cocina y corre a abrazarlo. Me sorprende verla tan cariñosa, considerando lo mucho que evita el contacto físico con los demás. Quizá esta sea su verdadera esencia, una que solo su hermano logra sacar a relucir. Después de su breve interacción, Nicole se sienta a mi lado y comenzamos a ver la película.
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Editado: 09.01.2025