El beso bajo el mismo cielo marcó un punto de no retorno. Sus corazones laten al unísono, y el mundo se redujo a ellos dos. Pero la vida no es solo besos y promesas.
Ella tenía sueños por cumplir, y él tenía demonios que enfrentar. Las lágrimas se mezclaron con risas, y las despedidas se volvieron más dolorosas. A veces, el amor no es suficiente para mantener unidos a dos almas errantes.
Un día, ella encontró una carta en su buzón. Las palabras eran torpes, pero el mensaje era claro:
“No puedo seguirte. No puedo ser tu ancla.”
El roble del parque parecía más solitario que nunca.
Pero el destino es caprichoso. Años después, sus caminos se cruzaron de nuevo. Él, ahora un pintor famoso, y ella, una escritora exitosa. Sus ojos se encontraron, y el tiempo se detuvo.
—¿Crees en los reencuentros? —le preguntó él.
Ella sonrió. —Creo en nosotros, incluso si es solo en recuerdos.
Y bajo el mismo cielo, se dieron un abrazo que sanó las heridas del pasado.
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Editado: 21.12.2024