"La oscuridad se cierne sobre mí, y ella no parece querer terminar"
Paige Gilmore.
Al día siguiente, nos encontramos todos en la cafetería de la escuela, rodeados de charlas animadas y risas. El sonido de las bandejas, las conversaciones y los utensilios chocando creaba una atmósfera relajada, pero en mi mente seguían rondando las palabras de Kaiden de la noche anterior.
Había pasado por tantas cosas, y aunque sus demonios eran difíciles de comprender por completo, me di cuenta de que quizás no era tan fácil dejar atrás el rencor como pensaba. Mis padres y Chris siempre habían insistido en que lo perdonara y lo olvidara, pero Kaiden no me odiaba. Eso me lo había dejado claro.
Zoe, por su parte, seguía ocupando todo el espacio alrededor de Kaiden, casi como si quisiera marcar su territorio. Intentaba captar toda su atención y, sorprendentemente, Kaiden no parecía molestarse. Después de todo, ella es su novia. ¿Qué más podía hacer yo al respecto? A veces, la realidad es más fácil de aceptar cuando no se trata de lo que uno desea.
—¿Qué dicen si salimos esta tarde?—sugirió Aurora, sacándome de mis pensamientos.
—¿Los dos solos?—preguntó Kyle, con un tono coqueto, pasando un brazo por el hombro de Aurora.
Aurora, visiblemente incómoda, puso los ojos en blanco y se zafó del abrazo de Kyle.
—Deja de hacer eso. La gente va a pensar que te gusto.
Sonreí ante la interacción entre ellos. Siempre habían tenido esa química extraña, pero divertida. Kyle lanzaba comentarios insinuadores, y Aurora reaccionaba como si no le interesara en absoluto, aunque a veces su actitud decía lo contrario.
Pero lo cierto era que nunca la había visto con un novio. Quizás simplemente no estaba interesada, y esa era una idea que nunca me había cruzado hasta ahora.
—¿A dónde iríamos?—preguntó Vicent, mirando hacia la mesa con algo de curiosidad.
—Al parque de diversiones—respondí sin pensarlo demasiado.
Unos segundos de silencio recorrieron la mesa antes de que alguien hablara.
—¿En serio?—dijo Kyle, sorprendido, como si no esperara que aceptara tan rápidamente.
Asentí, sintiendo una pequeña chispa de emoción ante la idea.
—Sí.
—¿No estarás incómoda si va Kaiden también?—Zoe miró hacia mí, casi desafiándome a responder.
Me volví hacia Kaiden y él me miró con una sonrisa tranquila. No parecía importar si íbamos al parque juntos o no. Ambos sabíamos que habíamos dado un paso hacia adelante, dejando atrás los resentimientos.
—Nosotros hemos decidido dejar nuestros resentimientos atrás—dijo Kaiden, con una calma que no pude evitar admirar.
—Así es—agregué, mirando a todos en la mesa, notando las expresiones sorprendidas en sus rostros.
Zoe, en cambio, no parecía nada feliz con la idea. Frunció el ceño, y aunque trató de disimularlo, pude notar su incomodidad al vernos interactuar como si nada hubiera pasado. Aún no entendía por qué eso le molestaba tanto. No estábamos siendo amigos íntimos ni mucho menos, pero decidimos que odiarnos ya no tenía sentido.
—¿A qué se debe el cambio?—preguntó Zoe, con un tono más cortante, apretando la mano de Kaiden con más fuerza.
—No podemos pasar toda la vida odiándonos. Al fin y al cabo, somos casi como familia—respondí sin pensarlo, sintiendo que esas palabras eran la verdad.
Zoe hizo una mueca de desaprobación, pero no dijo nada más.
—Nos alegra mucho que hayan hecho las paces—interrumpió Aurora, sonriendo de oreja a oreja.
—A mí también me alegra—murmuré, sintiendo una leve sonrisa en mi rostro.
En ese momento, sentí algo en mi interior. Era un tipo de calma que no había experimentado en mucho tiempo. Mis pensamientos, aunque llenos de confusión y dudas, parecían encontrar algo de claridad. No sabía qué me depararía el futuro, pero en ese instante, sentí que la vida, después de todo, podía seguir adelante.
—Entonces es un trato—dijo Kyle, con una amplia sonrisa. —Vamos al parque de diversiones.
Aurora le lanzó una mirada burlona, pero finalmente sonrió, sabiendo que no podría escapar de su insistencia.
Mientras todos hablaban y se emocionaban por el plan, yo me sentía aliviada, aunque un poco confundida. Pero al menos, por una vez, algo parecía encajar. El pasado no se olvidaría fácilmente, pero era un comienzo. Y eso ya era suficiente.
El parque de diversiones estaba repleto de luces, risas y el sonido constante de las atracciones en movimiento. El aire fresco de la tarde se mezclaba con el dulce aroma de algodón de azúcar y palomitas.
Aurora, Vicent y Kyle ya estaban discutiendo qué juego probar primero, mientras Kaiden y Zoe caminaban unos pasos detrás de ellos. Por mi parte, decidí disfrutar el momento, dejando atrás cualquier preocupación que rondara mi mente.
—¡Vamos a la montaña rusa!—exclamó Kyle emocionado, tomando a Aurora de la mano sin darle tiempo de replicar.
—¡Oye! No he dicho que quiera subirme—protestó ella, aunque había un atisbo de diversión en su rostro.
Todos reímos, y pronto nos encontramos corriendo de un lado a otro, como niños pequeños en busca de la próxima atracción. Subimos a la rueda de la fortuna, los carritos chocones y un carrusel que, aunque infantil, resultó más divertido de lo esperado por las bromas de Kyle.
Incluso Zoe parecía relajada, aunque seguía asegurándose de no separarse demasiado de Kaiden.
Durante un momento, logré olvidarme de todo. Las luces del parque y la compañía hicieron que la nostalgia y el dolor que siempre llevaba encima se desvanecieran un poco. Me encontré riendo genuinamente por primera vez en mucho tiempo.
—Paige, ven conmigo a buscar algo de beber—dijo Zoe de repente, apareciendo a mi lado. Su tono era amable, pero algo en su mirada me hizo dudar.
—Está bien—respondí, aunque con algo de recelo.
Nos alejamos del grupo, caminando hacia un puesto de refrescos que quedaba más al fondo del parque, donde las luces eran menos intensas y la multitud más dispersa.