Jake salió de la ducha con el mismo nudo con el que entró mientras la frase de Solange seguía rebotando en su cabeza. Era un tonto al pensar que por unos momentos de intimidad y risas ella cambiaría de opinión. Y aunque mantuvo el porte mientras salía de la habitación, lo cierto era que dolió más de lo que estaba dispuesto a admitir.
Se puso los bóxers y alcanzó unos jeans cuando el teléfono vibró en la mesita de noche. Dos veces y luego diez más hasta que frunció el ceño al agarrar el aparato. La pantalla se iluminó con más de cien notificaciones. Abrió la aplicación. Su foto de perfil era Titan de cachorro, su única publicación de hace dos años. Recordaba que la cantidad de sus seguidores no llegaban ni a 30 y ahora tenía 547.
—¿Qué demonios?
Bajó por el feed y se detuvo en una publicación que definitivamente él no subió. No podía negarlo, no se veía nada mal. Pero los comentarios lo dejaron aún más confundido.
"Cásate conmigo." "¿Haces entregas a domicilio?" "Necesito ese banco y ese hombre en mi vida."
Siguió bajando y encontró más fotos con textos ocurrentes y videos cortos de él lijando con música diferente a la que tenía. Se rio nervioso porque jamás se le habrían ocurrido.
Solange. Lo había hecho después de que se alejara como un idiota y después de la culpa, algo cálido se instaló en su pecho, desplazando el nudo de antes. Esa era Sol: demostrar lo que sentía con acciones, no con palabras. Tenía mucho que aprender de ella.
Se terminó de vestir mientras seguía revisando y se topó con un mensaje directo de Lorraine.
"Hola extraño. ¿Café esta semana? Hace mucho que no hablamos… entre otras cosas."
Lo intentaron por un mes hace dos años. La consideraba bonita, educada, y el tipo de mujer que su madre aprobaría. Hasta que descubrió que vivía pendiente del qué dirán, sacrificándose hasta enfermar solo por complacer a otros.
Rio con sorna, porque Sol era todo lo contrario. Escribió, borró, volvió a escribir, pero sin importar el tono que usara, ella se molestaría. No tenía otra opción:
"No podrá ser. Estoy saliendo con Solange."
La respuesta llegó en segundos.
"¿En serio? Ella es menor que tú. Jake, el pueblo va a enloquecer."
Sus dedos se movieron antes de pensarlo.
"Que enloquezcan."
Salió de la habitación para disculparse o no podría dormir en paz. Pero cuando bajó la vio en la cocina pelando frutas y tarareando una canción en portugués. Eso le recordó las mil excusas que inventaba para quedarse en casa de Robert solo para verla cocinar con su abuela mientras cantaban ajenas a todo. Fue descubierto más de una vez por el señor Richmond, pero nunca lo delató.
Esta escena era mucho mejor, porque llevaba una camiseta suya y se movía con naturalidad, ajena al impacto que causaba en él.
—¿Todo bien? —preguntó Sol cuando lo vio, señalando su teléfono.
—Es raro. —Jake le mostró la pantalla—. Gente que no conozco está siguiéndome. Y comentando. Mira, esta dice "donde recibo ese tratamiento" con emojis de una boca mordiéndose el labio. "Necesito ese banco y ese hombre en mi vida." Con emoji de un vegetal. Sol, ¿qué es...?
—No preguntes dijo —Sol con una sonrisa.
Jake la miró con los ojos entrecerrados y siguió leyendo:
—"Mándame ubicación quiero visitar tu taller." "¿Haces entregas a domicilio?" No sé qué decir.
—Puedes empezar por "Gracias Sol, eres un genio y perdono que siempre digas imprudencias."
Jake dejó el teléfono a un lado.
—Gracias, Sol. —Se acercó, cerrando el espacio entre ellos—. Eres un genio.
—Lo sé.
—Y modesta también.
—Es mi mejor cualidad.
—Siento haber reaccionado así —dijo después de un suspiro.
—Soy yo quien debe disculparse —Ella se sentó en las gradas y él la imitó—. Dijiste algo lindo y yo... me cerré. No fue justo, pero me asusté. Cuando hablaste de futuro, sonaba como algo que podría querer y no sé si puedo tenerlo.
—¿Por tu novio?
—Por mí. —Sol se frotó la cara—. Marcus, mi ex, era un idiota, pero nuestra relación terminó mucho antes de que yo lo admitiera. Estaba tan ocupada construyendo esta vida perfecta en Atlanta que no noté que él nunca estuvo ahí realmente. Y cuando todo explotó…
Sol le entregó su teléfono para que reprodujera un video. Jamás había visto a Sol tan enojada, y apretó los labios al leer el hashtag: Lady Cremas con más de 900k reproducciones.
No podía creer que un hombre se atreviera a semejante bajeza y sonreír mientras lo hacía. Le devolvió el aparato, controlando la lista de insultos que tenía para ese cobarde.
—¿Por eso viniste aquí?
Ella asintió con la mirada en la madera, pero él elevó su mentón para que lo mirara.
—¿Sabes qué me gustó del video? —Sol lo miró como si tuviera tres cabezas, pero él agregó con normalidad—. Ese lado salvaje que no sabía que tenías. Me encanta.
—Jake...
—En serio. Deberías dejarlo salir más seguido. —Se acercó más disfrutando de su bochorno—. Imagina lo que podríamos hacer si te sueltas un poco más.
—Eres un idiota. Estás loco.
—Por ti —susurró—. ¿Te arrepientes de haber venido? ¿De esto?
—Everwood sigue siendo todo lo que recordaba. Entrometido, pequeño. Pero también es domingos en casa de tu madre. Charlotte con los gemelos. Hades trayendo ratas muertas. Y tú, en tu taller, creando cosas hermosas que no crees que merezcan ser vistas. No quiero acostumbrarme a esto, porque si me permito quererlo y luego tengo que irme...
Se le quebró la voz y él se le formó ese estúpido nudo en la garganta otra vez. Odiaba verla así.
—No tienes que decidir ahora mismo. —Le tomó la mano—. Estás aquí por dos o tres meses, así que podemos disfrutar eso sin presión.
—¿De verdad puedes vivir en el presente sin pensar en el futuro?
—Puedo intentarlo —dijo apretando su mano y ella asintió.
—Yo también.