Harris
El murmullo del público era un rugido contenido. Desde detrás del telón, podía escuchar los gritos, las risas, la expectación. Mis manos temblaban sobre las baquetas. El corazón me golpeaba tan fuerte que parecía marcar un ritmo propio.
Miré a los demás. Damon ajustaba el piano con calma, Donwho sonreía nervioso, Rylan afinaba su bajo con gesto serio. Y Davien… Davien estaba allí, con su guitarra colgada y la mirada fija en el escenario. Cuando nuestros ojos se cruzaron, sentí mariposas.
El telón se abrió.
La luz me cegó por un instante, pero luego todo fue música. La primera canción comenzó: sencilla, ligera, perfecta para abrir. Golpeé la batería con firmeza, marcando el compás. Davien cantó, su voz fuerte y clara llenando el espacio:
—“...No importa el miedo, no importa el dolor,
cuando la música nos une, somos más que dos...”.
El público estalló en aplausos. Yo lo miraba mientras cantaba, y él me devolvía la mirada, como si esas palabras fueran solo para mí.
Davien
El escenario era un monstruo que siempre me había intimidado, pero esa noche, al ver a Harris detrás de la batería, sentí algo distinto. No estaba solo.
La primera canción fluyó como un río. Mi voz salió firme, y cada vez que miraba a Harris, veía su sonrisa nerviosa, su fuerza en cada golpe. El público lo notaba, lo sentía.
Cuando terminó, los aplausos fueron ensordecedores. Pero no había tiempo para descansar. La segunda canción comenzaba: la complicada, la que habíamos ensayado tantas veces.
—Vamos —murmuré, mirando a Harris.
Él asintió, y comenzamos.
Harris
El ritmo era más intenso, lleno de cambios. Mis manos se movían rápidas, siguiendo cada compás. Sentía el sudor en la frente, pero también la adrenalina.
Davien cantaba con fuerza, su voz desgarrada:
—“...Si caemos, nos levantamos, si dudamos, nos recordamos,
que en cada nota hay un latido, y en cada mirada, un destino...”
Lo miré, y él me miró. El mundo desapareció. No había público, no había escenario. Solo nosotros dos, conectados por la música.
Davien
Cada palabra que cantaba parecía salir de lo más profundo de mí. No era solo una canción, era una confesión disfrazada de melodía.
Cuando miré a Harris, lo vi sonrojado, concentrado, pero también con esa chispa en los ojos. Y supe que lo sentía igual.
El público gritaba, aplaudía, saltaba. Pero para mí, todo se reducía a él.
Harris
La canción terminó con un redoble fuerte, mi último golpe resonando como un trueno. El público estalló en aplausos, gritos, ovaciones.
Me quedé jadeando, mirando a Davien. Él sonrió, y yo sentí que mi corazón latía distinto.
Davien
El telón se cerró por un instante, y todos nos miramos. Damon sonreía, Donwho levantaba el puño, Rylan asentía satisfecho.
Yo miré a Harris. Y sin decir nada, supe que ese concierto no solo había sido música. Había sido un puente entre nosotros.
El primer concierto juntos fue un torbellino de luces, voces y aplausos. Pero entre todo el ruido, lo más fuerte fueron las miradas compartidas, los versos cantados como confesiones, y el latido que unía a Harris y Davien más allá de la música.