CAPÍTULO 30. El último acorde. (Davien y Harris).

El escenario estaba iluminado, el público gritaba sus nombres, y la banda estaba unida como nunca. Damon y Donwho se miraban con complicidad, Rylan tocaba con fuerza mientras Stellie lo observaba desde la primera fila, y Harris y yo… éramos el centro de un latido compartido.

La última canción comenzó. Cada nota era un recuerdo, cada acorde un paso que nos había traído hasta aquí. Harris golpeaba la batería con pasión, yo cantaba con el corazón abierto:

—“...No somos sombras, somos fuego, no somos dudas, somos cielo, y aunque el tiempo nos cambie, la música nos mantiene...”

El público estalló en aplausos. Nos miramos todos, sabiendo que ese era el cierre de un capítulo, pero no el final de nuestra historia.

Cuando bajamos del escenario, nos abrazamos. Damon y Donwho se besaron sin miedo, Rylan tomó la mano de Stellie, y yo abracé a Harris, susurrándole:
—Este es solo el comienzo.

Él sonrió, con lágrimas en los ojos.
—Lo sé.