Bajo el ruido de la fama.

EXTRA 3. Latidos compartidos — Harris y Davien.

El tiempo pasó, pero Harris y Davien siguieron siendo el corazón de la banda. Su relación, que comenzó con miradas tímidas y mariposas, se convirtió en un vínculo sólido, lleno de confianza y pasión.

Vivían juntos, compartiendo no solo la música, sino también la vida cotidiana: desayunos tranquilos, caminatas nocturnas, discusiones sobre canciones y risas inesperadas. Harris seguía siendo nervioso a veces, pero Davien siempre estaba allí para recordarle que no estaba solo.

En un concierto especial, años después, Davien tomó el micrófono y cantó una canción dedicada a él:

—“...Tus latidos son mi ritmo, tu voz mi melodía, y aunque el mundo cambie, tú siempre serás mi día...”.

Harris lo miró desde la batería, con lágrimas en los ojos, sabiendo que ese amor era la música más importante de su vida.




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