Bajo el Sol de Dos Mundos

Capítulo 1 – El horizonte desconocido

El mar rugía contra las arenas blancas de aquella costa desconocida. Las carabelas, heridas por meses de viaje, se mecían como bestias cansadas que por fin encontraban descanso. Alonso, joven navegante español, contemplaba la tierra firme con una mezcla de emoción y temor. Había dejado atrás su hogar, su madre y sus hermanos, atraído por promesas de gloria y riquezas. Pero en su pecho ardía algo más: el presentimiento de que esta tierra guardaba un destino mayor para él.

En la espesura, Yara observaba. Hija del cacique Aruma, había sido criada para entender los secretos de la selva y respetar a los espíritus del agua y del fuego. Desde pequeña, aprendió a caminar sin dejar huella y a escuchar el canto de cada pájaro como si fuera un mensaje. Ahora, desde lo alto de una colina, contemplaba a los hombres extraños que desembarcaban. Sus cuerpos cubiertos de hierro brillaban como soles, y sus voces rugían en una lengua incomprensible.

El pueblo entero murmuraba: “Son los hijos del trueno, vienen del mar para tomar lo que no es suyo”. Pero Yara no podía apartar los ojos de aquel joven distinto. No parecía tan feroz como los demás. Había en su mirada un brillo de asombro, no de codicia.

Alonso, mientras ayudaba a descargar provisiones, levantó la vista hacia la selva. Por un instante, sus ojos se cruzaron con los de Yara. Fue apenas un parpadeo, pero en ese momento ambos sintieron que el mundo se detenía.

La primera chispa estaba encendida.




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