Bajo el Sol de Dos Mundos

Capítulo 8 – Choque de espadas, llanto de tambores

El amanecer trajo guerra. Los españoles exigieron alimentos y oro; el pueblo de Yara se negó. Las tensiones explotaron en batalla. Tambores de guerra retumbaron en la selva mientras espadas y flechas cruzaban el aire.

Alonso luchaba junto a sus hombres, pero en su interior el deber lo desgarraba. Cada golpe contra los guerreros indígenas era una herida en su alma, porque sabía que en esas lanzas estaba el corazón de Yara.

Ella, refugiada con las mujeres y los niños, escuchaba el estruendo y lloraba. Su pueblo sangraba, y el hombre que amaba estaba del lado enemigo.

Cuando la lucha cesó, la selva quedó sembrada de cuerpos y lamentos. Alonso, cubierto de polvo y sudor, buscó a Yara desesperado. La encontró entre las palmas, su rostro manchado de lágrimas. Al verla, dejó caer la espada.

Se abrazaron en silencio, sabiendo que el amor los había colocado en medio de dos fuegos irreconciliables.




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