Bajo el Sol de Versalles

Capítulo 13 – El Eco de la Traición

El carruaje de la duquesa avanzaba lentamente por los caminos embarrados hacia Versalles, pero en el pecho de Élise el tiempo corría como una tempestad. Cada minuto contaba. Gabriel había desaparecido… y ella sabía que eso no era casualidad.

Llegó al palacio al anochecer. Las luces doradas seguían titilando en los corredores, las risas aún flotaban en el aire. Nadie notaba la ausencia de un simple jardinero. Nadie excepto ella… y tal vez quien lo había hecho desaparecer.

Margot la esperaba en sus aposentos, pálida.

—No se llevó nada. Su ropa sigue allí. Ni una nota. Pero… —se detuvo, dudando.

—¿Pero qué? —exigió Élise.

—Lo último que hizo fue recibir una visita. Un criado. De parte de… la marquesa de Laverne.

Élise sintió que algo se rompía dentro. La marquesa. La misma a la que ella había usado semanas antes para esparcir rumores contra el conde. Demasiado habladora… y demasiado ambiciosa para no vender esa información al mejor postor.

Salió sin dudar hacia los apartamentos de la marquesa, quien la recibió con una sonrisa de veneno.

—Mademoiselle de Marigny, qué sorpresa. ¿Buscáis algo?

—Gabriel Lefevre.

—¿Quién?

—No juguéis conmigo, Geneviève.

La sonrisa se quebró. Por un instante, la marquesa dejó ver el metal bajo la seda.

—No deberíais andar haciendo preguntas. El conde está de un humor… peligroso.

Élise la miró con un fuego que ya no disimulaba.

—Decidle que si le ocurre algo a Gabriel, no solo perderá un peón. Perderá la partida. Y yo misma haré que cada salón de esta corte repita su nombre como se repite el de los traidores.

—¿Una amenaza?

—Una promesa.

Élise giró sobre sus talones, pero antes de cruzar el umbral, la marquesa murmuró:

—No le harán daño. No aún. Pero si seguís jugando así, querida… os romperán de verdad.

Élise no respondió. Salió al corredor, su mente ya trabajando. No podía enfrentarlos sola. Pero tenía el diario. Tenía la verdad.

Volvió a sus aposentos y, en la madrugada, escribió una carta sellada con su anillo:

“A Su Majestad, la Reina María Antonieta,

Le imploro un instante de su atención. Hay una injusticia enterrada bajo los jardines de su palacio. Y un inocente ha desaparecido por saber demasiado.

Le ruego: recibidme mañana, sin escolta, en la Capilla de la Luz.

Traigo la verdad… y un nombre que aún no ha caído en desgracia.

É. de Marigny”

Mientras el sol asomaba, Élise envió la carta con el mensajero más joven y veloz que encontró. Luego se sentó en la penumbra.

Ya no había vuelta atrás.

Si la reina la escuchaba, podía salvar a Gabriel.

Si no… perdería todo.



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En el texto hay: romance, secretos, intrigas

Editado: 01.05.2025

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