Capitulo 10

Estás en todas partes, menos aquí

Narrado por Ángel

Volver a casa fue como despertar de un mal sueño…
y descubrir que lo peor era que ya nada parecía real.

El café seguía ahí. Con su olor a tostado viejo, a leche derramada, a rutina. Las mismas tazas mal apiladas, la cafetera ruidosa, los mismos clientes de siempre.

Pero yo no era el mismo.

Dormí en mi cama.

Me duché con mi jabón.

Pisé el suelo de mi cocina.

Y sin embargo…
todo estaba impregnado de él.

Lucas.

Su voz áspera.
Su mirada de tormenta contenida.
La forma en que decía mi nombre como si le doliera.

Habían pasado solo tres días desde que me dejó en la puerta. Tres.
Y parecía que habían pasado años.
O que todavía estaba allí, acechando en las paredes.

Cualquier sonido fuerte me ponía tenso. Cada vez que alguien empujaba la puerta del local sin cuidado, mi cuerpo se preparaba para correr… o atacar.

—Estás paranoico —me dije frente al espejo.

Pero no era paranoia. Era el eco de haber estado demasiado cerca del peligro…
y de haber querido quedarme ahí.

El primer día ignoré todo. Trabajé hasta caer rendido.

El segundo, empecé a revisar la puerta más de la cuenta.

El tercero, lo soñé.

Estaba sentado en la cocina de la cabaña, con las luces apagadas, solo la chimenea encendida. Él detrás de mí. Me tocaba el cuello. Sus dedos eran fuego. Me decía algo que no entendía, pero que me hacía temblar.

Me desperté empapado en sudor.
Y lo odié por eso.

Odié que me hiciera falta.

Odié que aún sintiera que, sin él, no estaba a salvo.
No por los enemigos.
Sino de mí mismo.

Esa noche bajé las cortinas. Cerré todas las cerraduras.

Y aún así, no pude dormir.

Porque Lucas ya no estaba.

Y aún así, estaba en todas partes.