Si me dejas, Muero
Narrado por Ángel
No sabía qué era más fuerte: el rugido de los disparos o el de mi propio corazón golpeando en mi pecho.
Todo había pasado en segundos.
Una noche que parecía tranquila. Una conversación a punto de explotar en ternura… y ahora, sangre, humo, muerte rondando la cabaña.
Luca estaba fuera. Solo.
Yo me había quedado agazapado detrás del sofá, temblando, con las manos cubriéndome los oídos.
Pero no podía quedarme ahí.
No cuando él estaba enfrentándose a hombres que querían verlo muerto.
No cuando podría no volver a verlo.
Me asomé por la ventana rota.
Vi sombras.
Gritos.
Dos cuerpos en el suelo.
Y a él. Luca, de espaldas, disparando como si su vida no valiera nada… como si lo único que importara fuera mantenerme con vida a mí.
Y entonces entendí.
No podía dejarlo.
“Si me dejas, Luca… yo muero también.”
Tomé un cuchillo de cocina. Estúpido, lo sé. Pero era lo único que tenía. Y salí por la puerta trasera.
—¡Luca! —grité, sin pensarlo. Y eso casi me mata.
Narrado por Luca
Lo escuché. Su voz.
Un segundo antes del disparo que estuvo a punto de partirme la cabeza.
—¡Ángel! —rugí, girándome con el corazón descontrolado.
El idiota estaba fuera. Sin protección. Con un maldito cuchillo de cocina.
¿Por qué no se quedó escondido?
¿Por qué tiene que ser tan valiente?
¿Por qué lo amo tanto que no soporto verlo en peligro?
Me lancé hacia él, cubriéndolo con mi cuerpo mientras otra bala cruzaba el aire.
Disparé a ciegas. Otra figura cayó.
El último enemigo huyó hacia el bosque. Sangrando.
Ángel me miró, con los ojos abiertos como lunas.
Yo tenía sangre en la cara. No sabía si era mía.
—¿Estás herido? —me preguntó.
Lo miré.
"Estoy destruido, Ángel… desde que te conocí."
—No. —Mentí.
Nos abrazamos en medio del silencio que deja el caos.
Temblando. Respaldos de muerte, promesas no dichas, amor contenido.
Y en ese momento, supe algo más:
Esto ya no se trataba de protegerlo.
Ahora se trataba de luchar por él.
Por nosotros.
Por lo que estaba naciendo entre las balas.