Bajo la lluvia

El comienzo del fin

leah

Acaba de salir de mi casa la misión que me había dado mi madre era clara ocultar mi naturaleza y esperar instrucciones, al paso que divisaba aquellos arboles entre los que había crecido, en los que había llorado, en los que había deseado salir a la ciudad y ahora por fin podía hacer eso, podía iniciar a vivir como una persona normal, la sonrisa no desaparecía de mi cara admiraba cada árbol como si ellos pudieran hablarme

el que me viera pensaría que era caperucita roja, una más linda e inteligente que no necesitaba ningún cazador que la salvara

mientras caminaba vi a lo lejos una sombra borrosa que caía al suelo, me apresure llena de curiosidad no había dado muchos pasos y ya tenía mi primer aventura, cuando mis ojos vieron con claridad mi pies dejaron de caminar simplemente corrieron llenos de miedo

pero que me pasaba, le había quitado el novio a alguna bruja y me había maldecido

si yo me portaba tan bien, porque me castigaban de esta forma

que debía hacer, ¿bañarme con ruda?, en cerio que le caía mal a este mundo, solo faltaba que un árbol me cayera encima o mejor que viniera el príncipe y acabara conmigo de una vez 

allí enfrente mío se encontraba un hombre con una lanza en su hombro, respire para que la impresión de tener sangre a mi alrededor no me hiciera perder la razón ,la suerte era que no estaba muy profunda, la habían lanzado desde muy lejos o al menos eso deducía, no podía dejar que ese joven muriera desangrado pero tampoco sabía que debía hacer, en mi casa nunca había visto algo así, después de todo los únicos que tiraban flechas eran los de la realeza y si una nos tocaba no valía la pena molestarse en quitarla moría en segundos, pero este era un mortal tal vez la magia si funcionara

no tuve opción puse mi mano derecha al lado de lanza cerré los ojos e imagine que la lanza salía sin hacer daño así como sus tejidos se regeneraban rápidamente, respire aliviada y quede sin palabras cuando mis ojos se fijaron en ese joven, del miedo que tenía no me había detenido a detallarlo era rubio con algunos risos más oscuros, iba despelucado los brazos estaban tonificados su cara era alargada su nariz respingada era blanco pero no pálido,

parece sacado de un libro, un maldito Dios griego de los libros que solía leer

aunque me cuestionaba si era porque no conocía muchos hombres o mejor dicho no conocía muchos hombres guapos

vi que intentaba despertarse por lo que me aleje o eso intente porque la curiosidad de ver el color de sus ojos me estaba matando, de donde yo venía siempre decían que los ojos eran las ventanas del alma ¿debía quedarme? La curiosidad que aquel hombre provocaba en mi me asustaba y emocionaba al tiempo,

después de todo la curiosidad mato a el gato

pero los gatos tienen siete vidas, si pierden una no pasa nada

solo un vistazo y luego me iría a conocer la ciudad, el hombre en cuestión inicio a parpadear, primero como si le pesaran los ojos y luego como si intentara descubrir que había pasado, se apoyó con sus manos e intento pararse pero su fuerza era reducida así que volvió a caerse, le estire mi mano derecha mientras detallaba el rosto del joven sus ojos eran azul profundo transmitían una sensación cálida pero al tiempo parecía que ocultaban una tristeza e impotencia, era un poco confuso, su mandíbula estaba tensa se veía una línea delgada hasta el desvió en su cara

¿con quién lo podría comparar?, aunque era hermoso no era como el chico de los recados, tampoco parecía un vampiro como Edwar Cullen y para nada tenía cara de chico malo

claramente no debí ponerme a divagar, porque rayos tenía una mente tan dispersa

sentí como él había tomado mi mano, pero ya que no estaba preparada caí sobre él, no pude evitar y una carcajada se me escapo

ahora pensaría que era una loca que se reía de la nada o que me había fumado quien sabe que

sin embargo, a él pareció contagiársele pues inicio a reírse y justo ahí nuestras risas sonaron como la mejor melodía que pudiese escuchar, allí en el bosque en medio de los árboles y bajo el cielo azul que parecía una inmensa manta cobijándonos, era tan simple y tan perfecto que quise que aquel recuerdo se quedara siempre conmigo,

controla tus hormonas queridas

¿y si en algún momento le sirve para invocar un patronus?

valla mente que tenía, enserio que iba a hacer un receso de lectura

cuando ya me dolía el estómago de reírme y supuse que a él también nos paramos

-"mi nombre es Alan" expreso tímido

sonreí mientras me fijaba como sacudía sus manos en el pantalón negro que llevaba parecía nervioso, como si quisiera decir algo pero no pudiera

-"me dirías tu nombre" dijo al fin a una velocidad extrema

casi suelto otra carcajada ¿en serio estaba preocupado por preguntarme mi nombre? ¿tenía algo que amenazara con hacerle daño o ya se habría dado cuenta de ......? aleje ese pensamiento de mi cabeza era imposible

- me llamo Leah un gusto conocerte Alan, conteste

-disculpa, pero lo último que recuerdo era que tenía una flecha en mi hombro, acaso tú lo sacaste, me pregunto mientras se pasaba la mano por el pelo como si intentara recordar

–sí, pero no quiero hablar de eso concédele ese favor a tu salvadora, casi rogué para que zanjara allí el tema

el suspiro y asintió mientras iniciamos a caminar vi que volteaba varias veces para verme o al menos eso esperaba, el silencio en el que estábamos no era incomodo y eso que a mí me encantaba hablar

-quieres dar una vuelta por la ciudad, pregunto de pronto Alan –claro, respondí más entusiasmada de lo que quería y así inicio nuestro recorrido fuimos al centro de la ciudad, era blanco, las palomas volaban de un lado a otro solo se quedaban en el piso mientras se les diera maíz, Alan compro dos bolsitas y me dio una a mi, cuando lance muchas palomas se acercaron e iniciaron a comer y hacer ruidos me reí al escucharlas y Alan pareció sorprenderse pues me pregunto



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En el texto hay: romance, magia, novela adolescente

Editado: 14.03.2024

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