Bajo la luna de Seúl

Bajo la Luz del Club

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Perspectiva de Valentina

Valentina respiró hondo antes de entrar al salón del Club de Cultura Asiática. Sus amigas, Camila y Sofía, ya estaban allí, hablando animadamente sobre el próximo evento de K-pop.

—¡Chicas! —dijo Valentina, intentando sonar normal mientras acomodaba su mochila—. ¿Se enteraron del chico nuevo?

—¿El Min-jun ese? —rió Sofía—. Sí, toda la escuela está hablando de él. Dicen que es guapísimo.

—¡Y llegó tarde! —intervino Camila—. Como si él tuviera derecho a ser el centro de atención.

Valentina rodó los ojos, intentando disimular que estaba algo nerviosa. Entonces, la puerta del salón se abrió y allí estaba: Min-jun, con su típica sonrisa encantadora.

—Hola a todos —dijo él, saludando con una inclinación perfecta de cabeza—. Espero no interrumpir.

Las chicas del club lo miraron como si acabara de bajar del cielo, y Valentina sintió un calor en las mejillas.
—¡Él es aún más guapo de cerca! —susurró Sofía detrás de su mano—.

Valentina intentó concentrarse en el cartel del club, pero Min-jun se acercó justo a ella.
—Hola, tú debes ser… Valentina, ¿verdad? —dijo, con una voz suave que le hizo latir el corazón.

—E-eh… sí —tartamudeó Valentina, mientras su corazón parecía querer escapar de su pecho.

—Sabía que debía venir acá por mi destino —añadió Min-jun, mirándola con una intensidad tan extraña que hizo que Valentina sintiera como si todo el club se desvaneciera alrededor de ellos.

—¿Destino? —Valentina parpadeó, insegura si eso era romántico o ridículo—. Yo… creo que estás exagerando.

Pero antes de que pudiera responder, algunas chicas comenzaron a cuchichear y a lanzar miradas celosas. Valentina notó cómo Min-jun fruncía ligeramente el ceño, y un aura de **protección silenciosa** lo rodeó, haciéndola sentir segura aunque no entendiera por qué.

—Eh… mejor ven acá, chicos —dijo él con calma, señalando un par de sillas para que nadie se interpusiera—. No quiero que nadie te moleste.

Valentina se quedó sin palabras. Sus amigas intercambiaron miradas sorprendidas.
—Wow… —susurró Sofía—. Ese chico no solo es guapo, sino también valiente.

—O… protector —balbuceó Valentina, todavía sin creerlo.

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Perspectiva de Min-jun

Cuando entré al club, pude sentir de inmediato la energía de la chica que buscaba. Sus ojos grandes y curiosos, su manera de jugar con sus auriculares mientras evitaba mirar, todo me decía que ella era diferente.

Al principio, intenté actuar como un chico normal, amigable y popular. Pero cuando noté las miradas de otras chicas, algo instintivo surgió dentro de mí.
—No permitiré que nadie la incomode —pensé, mientras me acercaba con calma.

Cuando finalmente nos vimos, la conocí por fin. Valentina. Esa sonrisa tímida y su nerviosismo eran exactamente lo que había imaginado.
—Hola, Valentina —dije suavemente—. Sabía que debía venir acá por mi destino.

La forma en que parpadeó y casi se sonrojó me hizo sonreír. No era solo atracción… era algo más profundo. Mi luna interior, la que me conectaba con mi linaje, reaccionó de inmediato, una sensación de inevitabilidad que no podía ignorar.

Y cuando las chicas empezaron a cuchichear y a mirarla de manera celosa, sentí que debía protegerla, aunque ni siquiera sabía cómo explicarlo.
—Ven, aquí nadie te molestará —le dije, señalando las sillas—. Nadie la toca sin que yo lo sepa.

Ver su expresión confundida y un poco nerviosa me hizo sonreír por dentro. Valentina aún no entendía, pero pronto lo haría.




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