Bajo la luna de Seúl

Risas, Confisiones y un destino casi Obvio

Perspectiva de Valentina

Valentina nunca pensó que un proyecto del club pudiera ser tan agotador… y tan divertido al mismo tiempo. Mientras organizaban la escena de su mini K-drama, Camila y Sofía no dejaban de hacer comentarios exagerados:

—¡Oh, por favor! —gritó Camila mientras Valentina acomodaba una cámara para grabar—. Mira cómo Min-jun te mira. ¡Te está viendo como en un drama de verdad!

—¡Sí! —añadió Sofía—. ¿Vas a morir de amor ahí mismo o qué?

Valentina se sonrojó tanto que casi derrama su bebida de té.
—Chicas, cállense… estoy tratando de concentrarme —susurró, aunque su corazón palpitaba como loco.

Min-jun, por su parte, estaba ajustando la iluminación del pequeño set que habían improvisado en la sala del club, y sin darse cuenta, dejó caer un reflector sobre un montón de libros.

—¡Ahhh! —gritó Valentina, saltando para salvarlos, solo para que Min-jun la detuviera con un rápido movimiento de mano.

—Tranquila, yo lo tengo —dijo él, sonriendo—. Creo que parte de mi entrenamiento secreto como chico nuevo incluye salvar a damiselas en peligro… incluso si es solo un montón de libros.

Valentina se rió a carcajadas. Era imposible no hacerlo con Min-jun: siempre lograba que las cosas ordinarias se sintieran extraordinarias.

—Ok, ¿y ahora? —preguntó Valentina, tratando de organizar las escenas—. Tenemos que practicar la primera parte del mini K-drama: tú, yo, y el malentendido que termina con…

—¡Con beso dramático! —interrumpió Camila, fingiendo desmayarse sobre la mesa—. ¡Eso es obligatorio!

Valentina rodó los ojos y susurró:
—Chicas, no arruinen esto…

Pero Min-jun la miró y guiñó un ojo.
—No te preocupes, Valentina. Todo saldrá bien. Sabía que debía estar aquí, contigo.

El resto de la práctica fue un caos de risas: Valentina intentaba recordar las líneas, Min-jun improvisaba gestos dramáticos, y las amigas hacían comentarios graciosos desde la banca. Entre tropiezos de guion y gestos exagerados, Valentina comenzó a sentirse más cómoda a su lado.

Al final, mientras recogían los materiales, Min-jun se acercó con una expresión un poco más seria, aunque aún con su sonrisa encantadora.

—Valentina —dijo suavemente—. He estado pensando… ¿te gustaría… salir a cenar conmigo este fin de semana? Solo tú y yo. Sin amigos, sin distracciones, solo… nosotros.

Valentina parpadeó, su corazón dando saltos de emoción y sorpresa.
—¿S-salir contigo? —balbuceó, mientras sus mejillas se encendían—. O-okay… sí, me encantaría.

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Perspectiva de Min-jun

Verla sonreír y tartamudear de esa manera me hizo sonreír por dentro. Cada gesto suyo era único, y algo en mi luna interior me decía que debía protegerla y estar cerca de ella, aunque aún tuviera que ocultar mis secretos.

Mientras trabajábamos en el mini drama, me di cuenta de cuánto disfrutaba su risa. Incluso cuando ella arruinaba una línea, o cuando Camila y Sofía hacían comentarios exagerados, su presencia llenaba todo de alegría.

—Tranquila, Valentina —le dije cuando casi tropieza con el reflector—. Yo lo tengo.

Su risa hizo que todo el esfuerzo valiera la pena. Y fue entonces cuando lo supe: debía invitarla a una cita. No solo para conocerla más, sino porque algo en mi destino, en mi luna, me lo decía.

—Valentina —le dije mientras recogíamos los últimos accesorios del set—. Este fin de semana, quiero invitarte a cenar. Solo nosotros.

Sus ojos brillaron y, aunque su sorpresa era evidente, aceptó. Ese pequeño sí fue suficiente para que mi corazón humano y mi luna interna se sintieran en perfecta armonía.

Mientras caminábamos de regreso a casa, una sensación extraña me recorrió: mi secreto aún debía mantenerse a salvo, pero cada momento a su lado era más difícil de contener.

—Este será el inicio de nuestro mini drama —pensé—. Solo que esta vez, la protagonista no es ficticia… es ella.

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💡🥰




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