Bajo la luz de la Luna

03. EL PRECIO DEL ORGULLO

Al verla siento una punzada de irritación al ver que ha estado revisando mis bolsillos. Me acerco al clóset para empezar a vestirme.

—No deberías estar revisando mis cosas —respondo con voz firme, mientras me pongo la camisa.

—¿Cómo puedes hablarme así después de lo que encontré? —su voz se eleva, de nuevo sus celos y la desconfianza están presentes—. ¿Quién es Luna Miller?

Suspiro sintiendo que mi paciencia disminuye rápidamente. El nombre de Luna, en sus labios, me provoca una extraña mezcla de culpabilidad y molestia.

—Estás haciendo un problema de la nada —digo terminando de abotonarme la camisa—. Nunca te he faltado el respeto.

—¡Entonces dime quién es ella! —insiste, esta vez gritando.

La miro directamente a los ojos con el ceño fruncido en un gesto de molestia, pero también de cansancio. No quiero pelear, pero parece que no tengo opción.

—Luna es una de las organizadoras del evento que tu hermano Rubén insultó anoche. Por su culpa, yo también lo hice. Pedí su número porque quiero disculparme por la forma en que fue tratada.

Clarissa me mira sorprendida por mi respuesta, pero su expresión se endurece al instante.

—Deberías dejar el asunto como está, Derek —dice con frialdad—. No tienes por qué llamarla ni acercarte a ella.

—Una mujer es insultada injustamente cuando solo está trabajando y, ¿me pides que no haga nada? —mi enojo se hace evidente—. Solo quiero disculparme. Seguiremos trabajando con esa empresa de eventos y no quiero que haya malos entendidos. No tienes por qué actuar de esta manera.

Ella me mira unos segundos y su mirada se suaviza con una mezcla de inseguridad y miedo. Se acerca a mí y envuelve sus brazos en mi cuello, como si este acercamiento pudiera resolverlo todo.

—No te enojes conmigo, Derek —su voz sale temblorosa—. Es solo que no soporto la idea de que hables con otras mujeres. Te quiero solo para mí, y no me imagino una vida sin ti.

Su vulnerabilidad me desconcierta. A pesar de su actitud, hay una parte de mí que entiende su temor.

—Clarissa... —digo con voz más suave—. No hay nada de que preocuparse. Solo es una disculpa, no quiero que malinterpretes las cosas.

—Está bien —dice con una ligera sonrisa y se aleja para salir de la habitación—. Termina de alistarte, avisaré que tengan tu desayuno listo.

Cierra la puerta y me quedo observando el número en el papel. Siento una extraña inquietud mientras pienso en lo que haré. La llamaré cuanto antes y terminaré con este tema de una vez por todas.

Luna

Me estiro con pereza entre las sábanas, el ligero sonido del tráfico matutino llega a mí a través de la ventana entreabierta. Los recuerdos de la noche anterior llegan para quitarme de mi letargo. El nombre “Derek” resuena en mi cabeza, y con él, la imagen de aquel hombre que me ha tratado con arrogancia. Frunzo el ceño sintiéndome molesta, y niego con la cabeza mientras me levanto. No entiendo cómo alguien puede ser tan arrogante y despectivo.

Decido olvidarme por completo de lo sucedido y me apresuro a ponerme ropa deportiva. Necesito liberar el estrés con un buen trote. Salgo de mi habitación ya vestida y me dirijo a la cocina para ir por mi botella de agua.

—¡Buenos días, dormilona! —me saluda Denisse, que ya está tomando su café.

—Buenos días —respondo con una sonrisa. A pesar de todo, ver a mi amiga siempre me anima.

—¿Por qué te fuiste temprano del evento anoche? No te entendí bien —pregunta mientras me sirvo una taza con café.

Bebo un sorbo y asiento, mi expresión se ensombrece al recordar.

—Discúlpame por haberte dejado sola. La verdad es que no quisiera recordar todo lo que pasó —admito, con un suspiro—. Conocí a dos tipos horribles en el evento, y ya no quería seguir viendo sus caras, por eso no quise quedarme más tiempo

Denisse levanta una ceja mirándome con curiosidad.

—¿Te trataron mal?

—Sí, especialmente uno de ellos... un tal Derek —menciono su nombre con desdén. Pero noto que al hacerlo, Denisse se remueve incómoda—. Ese fue el peor de los dos. El primero estaba algo ebrio, pero él, estaba sobrio, no tiene perdón. No quiero volver a cruzarme con él nunca más.

—¿Qué te hicieron?

—El ebrio quería pagarme para que me acueste con él y el segundo me trató como si fuera una interesada, una de esas mujeres que son capaces de meterse con cualquiera a cambio de dinero —Denisse, asiente y mira a todos lados luciendo nerviosa—. ¿Qué pasa? —pregunto y ella me mira apenada.

—No te vayas a molestar conmigo, pero creo que metí las patas… —dice casi en un susurro y frunzo el ceño—. Después que te fuiste se me acercó Derek Carter y me pidió tu número... Se lo di, pero no sabía lo que te había hecho.

—¿Su apellido es Carter? —Dejo la taza en la encimera luciendo sorprendida.

—Sí, es el único Derek que había en el evento. Lo siento mucho. No tenía idea de lo que había pasado entre ustedes —se disculpa y suelto un suspiro.

—Derek Carter… Claro, ahora todo tiene sentido, cree que con su dinero puede comprar o insultar a las personas. Típico rico desconsiderado, atrevido y… —suelto un gruñido de molestia— Patán. Denisse, no debiste darle mi número —me quejo molesta.




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