Bajo la luz de la luna

Capítulo Vl: Hasta que nos volvamos a ver.

N E R E A

Treyment repetía una y otra vez como lo sentía, que, de haber estado a su lado, los habría protegido, se hubieran llegado a salvar. Aquellas palabras transmitían inmenso dolor y tan solo exteriorizaban lo que él había cargado durante muchos siglos, aquella amargura y pesar generaron que sintiera un fuerte dolor en mi pecho, al punto que este se encogió ligeramente, aquel anciano había soportado mucho y había optado por guardar silencio por motivos que él solo sabía, y en definitiva, ese pesar que llevaba en su espalda hubiera logrado que hasta el más fuerte se desmoronara. Ya que aquel fatídico día no solo había perdido a nuestros padres, los guías de Miondel, sino que también había perdido a sus grandes amigos.

Me alejé de Cavendish y caminé en su dirección, mis manos inmediatamente se dirigieron hacia su rostro y lo obligué a alzar la cabeza, él me observó con los ojos sumamente rojos y llenos de lágrimas, yo inevitablemente no pude evitar morder mi labio inferior con fuerza, Treyment no dijo nada, tan solo me observó analizando mis acciones mientras sus manos temblaban.

—No quiero que me pidas disculpas, y estoy segura de que Cavendish tampoco desea esto—el nombrado asintió mientras se acercaba y se ponía a nuestra altura—, gracias a ustedes, los concejales, muchas vidas se salvaron, Miondel se hubiera extinguido en aquella ocasión de no ser por las decisiones que tomaron.
—Pero… los dejé morir —exclamó mientras mordía su labio inferior, su mano se dirigió hacia la mía y la aprisionó con gentileza, podía sentir a la perfección como esta se encontraba temblando.
—No los dejaste morir… —le respondí—lo que sucedió no pudo frenarse, pero quiero que tenga en claro algo Sr. Treyment. No siento rencor alguno, ni por usted, ni por nadie… Siento una inmensa tristeza dentro de mí por saber la verdad, no voy a negarlo, e incluso, ahora más que antes, pienso en cuanto me hubiera gustado conocerlos a fondo. Me gustaría poder recordar con mayor nitidez sus voces, su aroma. Pero aquello que ocurrió ya no puede remediarse, y usted debe dejar de pensar que fue su culpa, porque no es así —le sonreí y él me observó, su rostro me indicaba que se encontraba confundido, quizás esperaba que lo culpara por todo lo que había sucedido—. Le agradezco el haberme ayudado, lo digo de corazón, no solo por mostrarme esta parte de mi pasado, sino por haberme mantenido con vida protegiéndome en el bosque, y también, manteniéndome a salvo llevándome al orfanato.

Cavendish asintió y ambos lo ayudamos a ponerse de pie, lo dirigimos a uno de los sillones y lo ayudamos a sentarse. Luego de algunos minutos de silencio, Cavendish dirigió su mano y la colocó sobre la de Treyment, este lo observó directamente a los ojos.

—¿Por qué no me dijiste nada? —él agachó la mirada mientras apretaba los puños con fuerza.
—Porque no podía… —le respondió con amargura—cuanto toqué el tronco del árbol… la magia de Early no solo mantuvo protegida a Nerea, sino que también impidió que yo hablara acerca del tema, al igual que ustedes, yo me enteré de toda la verdad en cuanto usé el revelador, ya que los recuerdos que se me mostraron eran los recuerdos del corazón de Miondel.
—¿Y porque no trajiste a Nerea contigo a través del portal?
—La magia que lo envuelve es demasiado débil ahora, tú mismo te has podido percatar de eso, únicamente cuando la luna llena está en lo alto del cielo es cuando este funciona —Treyment entrelazó los dedos y los movió ligeramente—, aunque aquel día hubiera habido luna llena… —suspiró— yo estoy viejo, no tengo la fuerza de antes, no hubiera podido impedir que Nerea se ahogara una vez que entráramos al lago. Es por eso que me vi en la obligación de buscar un lugar donde se mantuviera a salvo, no fue fácil encontrarle un sitio, y con cada día que pasaba en la tierra mi cuerpo se debilitaba enormemente.

Treyment se levantó una de las mangas y en esta pudimos observar unas marcas color negras, estás poseían la forma de unas enredaderas que iban desde sus hombros hasta sus muñecas, Cavendish abrió los ojos producto de la sorpresa.

—¿Por qué no me pediste ayuda? —le preguntó— ¡Fue imprudente de tu parte, mira tus brazos, estuviste a punto de morir en el otro lado!
—¿Cómo podría hacerlo Cavendish? —Treyment lo observó— tú aun no lograbas controlar tu poder, eras un niño, y no hubiera podido pedir ayuda a nadie aquí. Todos sienten miedo, no desean volver a pisar la tierra de aquellos hombres.

Cavendish no dijo nada más, simplemente entrecerró los puños y cerró con fuerza los ojos mientras suspiraba, debía sentirse mortificado, no solo por enterarse lo que su padre había hecho en el pasado, sino que también debía haberse sentido sumamente incapaz. Él quería a Treyment, ya que se volvió un padre substituto y lo crio a él como si fuera suyo después de todo, el haber visto sus brazos debió haberlo alarmado, ya que pensó que también había podido perderlo.



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En el texto hay: romance y magia, romance, unicornios

Editado: 24.09.2018

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