Bajo La Luz Del Sol

ENSEÑANZA

4 de noviembre del 2024, en la mañana del lunes, Jan baja a su espacio favorito de la casa para orar como es de costumbre antes de ir a trabajar, pero se va de nuevo a su habitación. Cuando se encuentra con su madre, quien le dice:

— Buenos días hijo.

— Buenos días mamá.

— ¿Porque andas caminando así?

— Es que no quiero despertar a Theo, debe de estar durmiendo todavía.

— Si le prometiste a Theo que le ibas a enseñar a orar, debes de cumplir.

— Claro que sí, pero va hacer mañana. Me queda poco tiempo para llegar al trabajo.

— No sé si trabajes hoy.

Isabella baja las escaleras. Cuando Yan mira a su madre bajar, y le dice:

— ¿Cómo así?

— Algo así escuche anoche que llamaron a tu padre.

— ¿Mi papá donde esta?

— Madrugo, debe de estar allá.

En seguida, Yan entra a su habitación y coge su cartera, y luego de salir de su habitación, abre la puerta de la habitación de su hermano y lo ve dormido, y baja al estudio para orar antes de salir...

En ese instante, Yan se arrodilla dando frente de una ventana, y comienza a orar dándole gracias a Jehová por el nuevo día. Cuando Theo se le para al frente y toca su cabeza. Haciendo que este abra sus ojos. Y se sorprenda al ver a su hermano, y le dice:

— ¿No se supone que tu estabas durmiendo?

— ¿Y no se supone que tú me ibas a enseñar a orar el día de hoy?

Yan se sonríe un poco, y acaricia la cabeza de su hermano, diciéndole:

— Tienes toda la razón, yo te dije eso, así que comencemos por que tengo prisa.

— ¿Qué tengo que hacer?

— Ponte de rodillas como lo estoy yo. Para agradecerle al Altísimo por este nuevo día.

En seguida, Theo se pone de rodillas y de frente a su hermano, y le expresa:

— Listo.

— Ahora cierra tus ojos y repite conmigo...

— Ya cerré mis ojos.

— Repite esto... Jehová Dios.

— Jehová Dios.

— Gracias por este nuevo día.

— Gracias por este nuevo día.

— Gracias padre por bendecirnos, y enviar a tus ángeles para que caminen con nosotros.

— Gracias padre por bendecirnos, y enviar a tus ángeles para que caminen con nosotros.

— Te damos gracias señor por resguardar esta familia. Tu eres digno de gloria.

Theo abre los ojos, y le pregunta a su hermano:

— ¿Tu conoces al señor?

Yan abre sus ojos, y le responde:

— Claro, el habita en nuestro corazón, claro está, cuando tenemos un corazón puro y lleno de amor para el prójimo.

— ¿Cómo es eso?

Yan se levanta para ir a trabajar. Cuando Theo lo coge del pie, diciéndole:

— No te vayas.

— Tengo que ir a trabajar.

— Tengo una cosa importante que decirte, algo que no quise decirles a mis padres.

— ¿Y qué es? ¿Vas mal en el colegio?

— No, yo voy bien.

— ¿Entonces?

— Si es del colegio. Pero otra cosa.

— Dime.

— Es que ayer...

— ¿Qué?

— Me ocurrió otra vez en el salón de clases, que un niño me empujo, él es un poco más grande que yo, será que puedo orar para que otro niño se encargue de ese niño.

De inmediato, Yan se sienta en el suelo, y le dice a su hermano:

— ¿Qué estás diciendo?

— Es que ese niño cada vez que se acerca me molesta. Y me empuja.

— Pero no puedes orar para que alguien le pegue, tienes que orar para que el niño cambie.

— ¿Y si no quiere cambiar?

— Para Dios no hay nada imposible. Cuando veas ese niño se convertirá en tu mejor amigo. Dios transforma corazones de piedra en corazones de carne. Además, te has olvidado de lo que hace días te dijo nuestro padre.

— Recuérdame.

— La enseñanza que nos dejó Jesús, quien murió en la cruz por nosotros. Debemos de seguir los caminos de Jesús... si alguien te golpea, tu no le devolverás el golpe. Hazle en bien y ora por él, perdónalo.

— ¿Por qué?

— Grábate esto muy bien Theo.

— Si.

— Si no perdonas a tus enemigos, Dios vera el rencor en nuestro corazón y nunca podremos ser salvos... es muy importante tener un corazón de carne y no de piedra.

— No entiendo nada Yan.

— ¿Qué no entiendes?

— Eso de corazón de piedra y corazón de carne.

— Pues la gente de corazón de piedra: Son personas duras de corazón, personas que no tienen misericordia por otra, que no hacen favores a otros viendo su necesidad... podría hablar bastante de eso.

— ¿Y las de carne?

— Son las personas sensibles que le duele lo que el otro le está sucediendo y lo ayuda. Son personas que se ponen en los zapatos de los otros, son personas amorosas, sinceras, transparentes y verdaderas. A nuestro señor les gusta a las personas que son de corazón de carne.

— ¡Dios es poderoso!

— Si, es muy poderoso... me hiciste acordar de una alabanza.

— Pues cántala.

— Bueno, ponte aplaudir como lo estoy haciendo yo.

— Bueno.

Theo comienza a aplaudir. Cuando Yan canta:

— El Dios de Israel es poderoso. Jehová nuestro Dios no perderá. El guía a su pueblo en la batalla, ante el su enemigo caerá, oh, oh, oh, grita fuerte victoria ante él, alcen todos la voz. Canta y danza el triunfo del señor. Porque el gano y el enemigo, oh, oh, oh, grita fuerte victoria ante él, alcen todos la voz. Canta y danza el triunfo del señor. Porque el gano y el enemigo derroto... ¡derroto!... ¡derroto!... el Dios de Israel es mi campeón, su diestra la conquisto. Y lucha por nosotros a vencer, oh, oh, oh. Grita fuerte victoria ante él, alcen todos la voz. Canta y danza el triunfo del señor. Porque el gano y el enemigo derroto, y el gano y el enemigo derroto, el gano y el enemigo derroto... y son sus cuerdas de amor que cayeron en mí, las que me hacen danzar. Yo no puedo parar de adorarte señor y cantar de tu amor y tu poder. Yo celebrare, cantaré a él, con un cantico nuevo, yo celebrare, cantaré a él, con un cantico nuevo. Alabaré a Jehová porque él ha vencido con poder. Alabaré a Jehová porque él ha vencido con poder. Yo celebrare, cantare a él, con un cantico nuevo. Yo celebrare, cantare a él, con un cantico nuevo. Alabare a Jehová porque él ha vencido con poder. Alabare a Jehová porque él ha vencido con poder. Celebra con gozo delante del señor, porque él es digno de alabar, canta con tu espíritu aplaude con tus manos, mi Dios es digno de alabar, digno, digno, él es digno de alabar. Aleluya, mi Dios es digno de alabar. Celebra con gozo delante del señor, porque él es digno de alabar, canta con tu espíritu aplaude con tus manos, mi Dios es digno de alabar, digno, digno, él es digno de alabar. Aleluya, mi Dios es digno de alabar. Y son sus cuerdas de amor, que cayeron en mí, las que me hacen danzar y celebrar, yo no puedo parar de adorarte señor. Y cantar de tu amor y tu poder. Bendito sea Jehová, quien adiestra mis manos a pelear. Bendito sea Jehová, quien adiestra mis manos a pelear. Mi roca, mi escudo, mi castillo, y mi libertador, mi gloria, mi fuerza, en el confiare. Bendito sea Jehová, quien adiestra mis manos a pelear. Bendito sea Jehová, quien adiestra mis manos a pelear. Mi roca, mi escudo, mi castillo, y mi libertador, mi gloria, mi fuerza, en el confiaré. Mi roca, mi escudo, mi castillo, y mi libertador, mi gloria, mi fuerza, en el confiaré. Mi roca, mi escudo, mi castillo, y mi libertador... mi gloria, mi fuerza en el confiaré...



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En el texto hay: espiritual, salvacion, concejos y otros

Editado: 09.02.2024

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