En ese momento, el hombre que tiene sujetado al pastor, le dice:
— Señor, necesito que entre a ese vehículo.
— ¿Por qué? ¿Qué me van hacer?
— Absolutamente nada, tiene mi palabra.
— Discúlpeme, pero no confió en su palabra, pero voy acceder.
En ese instante, el hombre camina con el pastor hasta donde está el vehículo. Y abre la puerta, y mete al pastor. Cuando este ve a Marchal, y dice:
— Ah, es usted.
— Si, ¿lo desilusione?
— ¿Qué quiere de mí?
— Le devuelvo la pregunta, ¿qué quiere usted de mí? Porque por ahí me contaron que usted estaba hablando muy mal de mí, que barrio el piso conmigo. Manchando mi buen nombre.
— Me disculpara, pero yo dije la verdad.
Marchal se enoja bastante, y le expresa al pastor:
— Le voy hablar bastante claro. Para que pueda entender, no se meta conmigo, usted haga lo suyo y yo lo mío, usted no se meta conmigo. Y yo no me meteré con usted.
— ¿Esto es una amenaza?
— Tómela como quiera, gústele a usted o no, yo soy el nuevo alcalde de este pueblo, así que no me mencione en sus predicas dominicales, ahora bájese de mi auto.
De inmediato, el pastor Alberto, sale del vehículo del alcalde, y le dice al hombre que lo había sujetado antes:
— Busque de Dios.
En ese instante, el pastor va a donde está su carro y se sube. Cuando ve que el vehículo del alcalde viene violentamente en reversa, y le golpea el vehículo, y luego se va del lugar...
Condominio River Watch, por medio de su table personal, Jan le muestra una idea de diseño a la señora Francis, pero esta no queda convencida con el estilo de la cocina, y le dice a Jan:
— Espera un momento, la isla la quiero más grande.
— ¿Mas grande que esta?
— La quiero más grande y con espacio para sentarse.
— Si, mire, ella va a tener mucho espacio para sentarse.
— Ah, ya veo, pero esto hay que agrandarlo.
Blick sale del baño, y le dice a Francis:
— Bueno, ¿y que ha decidido?
— Entonces comencemos con la remodelación.
Francis le expresa a Blick y a su hijo:
— Yo les pagare lo que ustedes me dijeron, pero este trabajo lo quiero reluciente, como el rostro de Jan.
De inmediato, todos se ponen a reír. Cuando Francis sigue diciendo:
— Es verdad, muchacho, al haber aceptado a nuestro señor Jesucristo, te ha dado un brillo especial.
Jan apaga su table por unos instantes, y le expresa a Francis:
— Gracias por sus palabras señora Francis. ¿Cuándo vuelve a la Iglesia?
— Yo fui este domingo pasado.
— No la vi.
— Es que, al finalizar el culto, tuve que ir atender a un familiar, quien todavía está un poco enfermo.
Blick le expresa a Francis:
— Vamos a empezar a tumbar la cocina.
— Tienen vía libre para actuar.
Todos se ponen a reír. Cuando Blick le dice a su hijo:
— ¡Jan! Ve a la camioneta y trae la porra.
— Me parece que esa herramienta se nos quedó en casa.
— Revisa atrás de la camioneta, y si no está, te toca ir atraerla de la casa, no podemos comenzar sin esa herramienta.
En seguida, Jan le da la table a su padre, y sale de la casa, mientras Francis acomoda sus cuadros de la sala.
Jan se dirige a la parte trasera de la camioneta, y se cerciora de que no está la herramienta, y vuelve a casa de Francis, y le dice a su padre:
— No esta.
— Entonces ve a casa.
— Bueno, ya vuelvo...
Gold Run, complejo de viviendas, el pastor llega a su casa. Cuando su esposa está regando unas flores que tienen en la parte de afuera de la casa, y ve el daño que tiene el vehículo adelante, y dice:
— ¿Qué paso?
El pastor se baja de su vehículo. Cuando su esposa le expresa:
— Amor, ¿estas bien?
— Si.
— ¡Lo digo por eso! ¿Tuviste un accidente?
— No.
— ¿Quieres explicarme que es lo que pasa realmente?
— ¡Esto fue obra del alcalde!
— ¿Cómo así?
— Si, parece que había alguien infiltrado en la Iglesia, y esa persona fue y le dijo todo lo que yo había hablado.
— Esposo mío, no vuelvas hablar o a mencionar nada de ese hombre, ese sujeto no es lo que aparenta ser.
— Eso lo sé, por eso estoy tratando de abrirles los ojos a la gente.
— La gente ya lo eligió, tú no puedes cambiar eso, así que no nombres más a ese hombre en la Iglesia.
— Pues en eso no te puedo hacer caso ni prometer nada, así que dejemos ese tema ahí.
— No podemos dejar eso así, ¿qué pasa si la próxima vez ese señor se le ocurre hacerte daño?
— Que poca fe tienes en la protección de Dios, te recuerdo que estamos aquí en este mundo. Para agradar y adorar a Dios, no para agradar al hombre ni para adorarlo, allá la gente que se postra a ese alcalde.
— Lo siento, es que por un momento me llene de miedo.
— No tengas miedo, mejor entremos a la casa...
En el camino hacia su casa, Jan comienza a pensar por unos momentos en Loren, y dice:
— Debo de hablar con ella...
Jan se detiene en su casa, y se baja rápidamente del vehículo. Cuando Isabella le dice:
— ¿Paso algo?
— Se nos quedó una herramienta.
Jan pasa por el lado de su mamá, y entra a la casa. Y va al lugar donde tienen todas las herramientas, y coge la porra.
Isabella le expresa a Jan:
— Dile a tu padre, que cuidado con su espalda.
— No te preocupes mamá, el que va a utilizar esto soy yo.
— Quedo más tranquila con eso.
Jan se despide de su mamá rápidamente, y sale de la casa para luego poner la herramienta en la parte de atrás.
En seguida, Jan se dispone abrir la puerta de la camioneta. Cuando un perro Pitbull le ladra sorpresivamente.
De inmediato, el dueño tiempla la cadena y jala el perro. Para luego decirle a Jan:
— Discúlpeme, ¿se asustó?