En ese instante, Jan ve la punta del rifle de aquel hombre, y le responde:
— Yo no soy enemigo.
— No me hagas reír muchacho, entras a mi casa así de esta manera, ¿y ahora vienes a decir que no eres enemigo?
— Así como lo oye, yo no soy enemigo, yo estoy siendo perseguido.
— ¿Por qué? Algo habrás hecho.
— Estoy siendo perseguido por mucha gente.
— Te vuelvo a preguntar, ¿porque la gente te persigue?
— Porque la gente está siendo hipnotizada por el alcalde.
— Ya no hables más, eres enemigo del alcalde Marchal y los enemigos del alcalde son mis enemigos, ahora vas apagar.
— Yo no le tengo miedo a la muerte, porque yo estoy con Cristo.
— ¿Quién es ese?
— El dador de vida eterna.
— No importa lo que digas, eres uno que esta en contra del señor Marchal.
De inmediato, el hombre aprieta el gatillo en varias ocasiones, pero el arma no funciona, y dice:
— ¿Qué paso? Esto no funciona.
Jan se levanta, y le dice:
— Baje ese rifle. ¿Porque tiene intenciones de hacerme daño si yo no le he dicho nada?
— Porque estas en contra del señor Marchal.
Jan ve rápidamente un cuadro donde está el hombre con su familia, y le dice:
— Usted tiene hijos pequeños, de les un buen ejemplo.
— No tengo familia.
— ¿Qué paso?
— Ellos me abandonaron, no se adónde fueron... me dejaron solo.
— Entiendo.
El hombre baja el rifle y se sienta a llorar, y dice:
— Yo abuse de mi mujer, pegándole, y creo que por eso mi mujer se fue y se llevó a los niños.
— ¿Puedo sentarme?
— Si, siéntate. ¡Espera!
— ¿Sí?
— ¿Qué es ese olor?
— Ah, soy yo.
— ¿Y eso?
— Estaba metido dentro de un basurero, por la persecución.
— Tuviste que hacer algo muy malo para que acabaras dentro de la basura.
— Destruí la estatua de Marchal con mi vehículo.
De inmediato, el hombre se levanta con mucha furia, y dice:
— ¿Qué hiciste qué?
— Destruí algo que le desagrada a Dios.
— Debería de golpearte y de acabarte en este preciso momento, ¿cómo te atreviste hacer una cosa de esas?
— Mejor, siéntate y háblame de tu familia.
— No me vengas a mandar en mi casa, agradece que mi rifle esta atascado.
— Perdóname. Solo quiero hablar contigo.
El hombre se vuelve a sentar, y se calma, diciéndole a Jan:
— ¿A ti como se te ocurre hacerle eso al alcalde? ¿Tienes idea del gran problema que te ganaste con el alcalde?
— ¿Y ustedes tienen idea de la idolatría que estaba haciendo toda la gente con esa estatua? Eso desagrada a Dios como ustedes no saben, no jueguen con la ira de Dios.
— No sé qué es eso de idolatría...
— Adorar a imágenes estatuas, cualquier cosa que no sea al Dios verdadero.
— Ah, bueno... de todas maneras, y lo que si se con mucha certeza, es que tienes que huir del pueblo.
— Eso es imposible.
— Si Marchal te agarra, tenlo por seguro que te acaba.
— Dios es mi protector, él es mi escudo y mi refugio.
El hombre mira su rifle, y luego le dice a Jan:
— Eres un joven muy temerario, hacerle eso al alcalde... vaya, eso no lo hace cualquiera... bueno, puedes quedarte unos días aquí, hasta que encuentres donde irte.
— Gracias.
Jan vuelve a ver el cuadro familiar. Cuando el hombre le pregunta:
— ¿Cuál es tu nombre?
— Mi nombre es Jan, ¿y usted?
— Zans.
— ¿Y hace cuando su familia desapareció?
— Hace varios días, pero no quiero hablar de eso, eso me hace recordar cuando maltrataba verbal y físicamente a mi esposa... ahora me arrepiento.
Zans se levanta y coge su rifle que está en la cama, y le dice a Jan:
— ¿Quieres comer algo?
— Si...
Condominio Bachman Village Home, el carro del alcalde y diez vehículos de la policía, llegan al frente de la casa de Jan, y toda la policía ingresa a la casa. Tumbando la puerta del frente, y buscan a Jan en el primer y segundo piso. Volviendo la casa en un verdadero desastre.
Después de registrar toda la casa, un policía le dice al alcalde:
— No hay nadie en la casa, pero encontramos estas fotos donde está el muchacho con la familia.
Marchal coge la foto, y ve la familia de Jan, y le expresa al policía:
— Quiero que vigilen esta casa de noche y de día.
— Si señor...
En casa de Zans, Jan termina de comer un pan. Cuando Zans le dice:
— Mi esposa Mónica y mis hijos Michel y Andrés, eran lo único que tenía, pero yo eche a perder todo...
— ¿Qué paso?
— Yo no he podido dejar el alcohol, es algo que se me ha hecho muy difícil dejarlo, he estado en múltiples lugares y nada.
— Necesitas que, entre Dios en tu vida, él te ayudara a dejar eso, y te dará paz.
— ¿Paz? Mi vida ya no tiene paz al no tener a mi familia aquí conmigo, mi vida ya no tiene sentido, y vuelvo y digo... estoy muy arrepentido de llegar borracho a esta casa y de maltratar a mi esposa.
— Es bueno que estes arrepentido de corazón. ¿Tienes una Biblia aquí en la casa?
— Si, creo que mi esposa tenía una por ahí, pero olvídate que yo no voy a ponerme a leer ese libro.
— En la Biblia esta la palabra de Dios, la cual te ayudara a salir del problema que hablas y te llevara a la vida eterna.
— Olvida yo no creo en esas cosas, y cambiando de tema, mejor quédate durmiendo aquí en esta habitación.
— Bueno...
En la mañana siguiente, Jan se levanta de la cama he intenta abrir la puerta de la habitación, pero no puede abrirla...
En ese momento, Zans está comprando unos víveres en un supermercado cercano. Cuando escucha decir a dos señoras que están detrás de él, que el alcalde subió la recompensa del sujeto que daño la estatua a doscientos mil dólares.
Zans se sorprende bastante, y dice en voz baja: