El cursor parpadeaba frente a mí, un diminuto testigo de mi indecisión. El botón de “enviar” brillaba en la pantalla como una trampa disfrazada de oportunidad. Un solo clic y mis canciones, mi alma convertida en palabras y melodías, dejarían de ser solo mías para ser juzgadas por otros. Un movimiento tan simple, pero que, en ese momento, me parecía imposible.
Las dudas, el miedo y miles de sentimientos más me tenían paralizada.
¿Y si no era suficiente? ¿Y si Allan las leía y decidía que no valían la pena?
El peso de mis fracasos pasados se aferraba a mis hombros, recordándome que no siempre había sido fácil levantarme después de caer. Sentía que cada oportunidad que dejaba pasar era como una puerta que se cerraba para siempre, y no sabía cuántas más me quedaban abiertas.
—Hazlo ya, Destiny. No puedo esperar más —dijo Pamela, rompiendo el silencio con su voz firme pero cálida.
Giré mi rostro hacia ella. Estaba sentada a mi lado, con los brazos cruzados y los ojos clavados en la pantalla, como si intentara transferirme su valentía con solo mirarme.
—¿Qué pasará si no les gusta? —susurré, temiendo la respuesta, temiendo la posibilidad de que mis miedos fueran reales.
—Les gustará —aseguró sin dudar un segundo.
—¿Cómo puedes estar tan segura?
—Porque esas letras no son solo palabras, Destiny. Son tuyas. Tienen tu esencia, tu dolor, tu pasión. Son un reflejo de ti, y cuando algo es tan real, tan auténtico, no hay manera de que pase desapercibido.
Su confianza en mí era abrumadora, pero también aterradora. Sentí un nudo en la garganta y desvié la mirada hacia la pantalla otra vez.
—¿Y si no es suficiente? —insistí, mi voz apenas un hilo quebrado por la ansiedad—. ¿Qué pasará conmigo si vuelvo a fracasar?
Pamela suspiró y me tomó de la mano, su calidez atravesando mi piel fría como un recordatorio de que no estaba sola.
—Si no lo envías, nunca lo sabrás —dijo suavemente—. Pero te aseguro algo: no fracasarás. Te conozco y he visto cómo peleas, cómo te aferras a lo que amas. Eres joven, eres talentosa y, lo más importante, tienes una pasión que muchos desearían tener. Si esta puerta no se abre, buscarás otra. Y otra más si es necesario. Pero lo que no puedes hacer es rendirte antes de empezar.
—Me siento un fracaso interpretando la misma música mediocre que me ofrecen.
—Entonces envía ese documento y enséñales cómo se hace música de verdad —concluyó Pamela, con una sonrisa alentadora.
Sus palabras encendieron algo dentro de mí, una chispa que había estado a punto de apagarse. Miré la pantalla una vez más, respiré hondo y, con un último vistazo a Pamela, presioné el botón de enviar.
El silencio que siguió fue ensordecedor, pero dentro de mí algo cambió.
Había dado el paso.
Había elegido creer en mí misma, aunque fuera solo por un momento.
Pamela presionó mi hombro con cariño y emoción.
—Todo saldrá bien.
Eso se esperaba.
Me alejé de ella, sacando mi teléfono con manos aún temblorosas y marcando el número de Allan.
No tardó en responder.
—Vaya, ¿qué suerte la mía? La famosa Destiny Rowan me honra con su llamada —dijo con su típico tono sarcástico.
—Eso lo dice quien casi me empujó a desaparecer del mapa.
—Quería que te esfumases para todos, no para mí —respondió con ligereza, como si no hubiera sido un completo imbécil—. Pero bueno, ¿cómo te va? Hasta ahora no he escuchado ningún escándalo relacionado contigo. Debo admitir que esta vez te estás esforzando.
—Aun así, no he pasado desapercibida.
—Era inevitable. Con el tiempo, la gente se enteraría de que estabas en ese pueblo, por muy alejado que sea. Pero a todos les pareció bien que, después de todo lo que sucedió, decidieras tomarte un respiro para estar con tu familia y reflexionar sobre tus errores.
—Me haces sentir como si hubiera asesinado a alguien.
—Bueno, querida, en este mundo en el que te mueves, los pequeños tropiezos tienen un alto precio.
Me mordí el interior de la mejilla. Sabía que tenía razón, pero eso no significaba que quisiera escucharlo.
—Sí… bueno, es algo con lo que tengo que aprender a lidiar cuando todos los ojos están sobre mí. Como sea, no te llamaba para hablar de mis escándalos.
—Deslúmbrame.
Su respuesta me sacó una pequeña risa nerviosa.
—Te he enviado un par de canciones en las que he estado trabajando. También he producido algunos sonidos y varias estructuras, aunque aún no están completas. Necesito tiempo en el estudio.
Hubo un breve silencio al otro lado de la línea, seguido por un suspiro.
—Eso significa que la auténtica Destiny Rowan está de regreso.
—Eso depende de tu respuesta. Tú has dicho que ya no tengo la chispa.