Bajo La Piel De Lobo

¿PERRO O LOBO?

CAPÍTULO XV

¿Perro o Lobo?

 

 

            Eran muy pocas las cosas que no cuadraban entre la información descubierta acerca de Tom y la que contenía aquel informe de perfil que había elaborado un especialista, incluso mucho antes de que supieran de este sujeto. Rick no salía de su asombro leyendo y releyendo el informe.  Muchas veces en el transcurso de su carrera había visto elaborar informes psicológicos de criminales, así como perfiles, pero la mayoría habían sido menos detallados, menos acertados o igual de específicos, pero gracias a que tenían en custodia al sujeto y le analizaban directamente.

            Por otro lado, quería investigar la relación entre Thomas y la persona conocida como Stela Hudson, quien era la titular del contrato de arrendamiento de la propiedad, donde vivía el presunto criminal utilizando la figura mercantil que estaba a su nombre; todo apuntaba a que pudiera haber ocurrido un robo de identidad con ella, y eso sería un cargo adicional para imputarle a Thomas Miller.  

            A petición de Ferrer, elaboró el borrador del informe para solicitar la orden de cateo a la propiedad; procuró ser muy específico y cuidadoso, porque no había más que elementos circunstanciales detrás de aquella intención que se basaba en primer lugar, en las declaraciones del taxista. A ello le apoyaba como fundamento principal el informe de perfil, y sucesivamente el intento de vivir furtivamente ante los ojos del Estado, empleando un tercero como titular de su arriendo, estableciendo su correo postal – sin explicación lógica aparente – en un casillero contratado y algunos otros pasos con evidente intención de dificultar su ubicación.

            Una vez que lo concluyó pensó que solo tenía un 50% de probabilidad de lograr su objetivo; la verdad es que el juez tendría que quedar influenciado por el informe de perfil como sucedió con él, porque hasta el momento no tenían nada sólido. El equipo entero discutió el borrador y apenas si le hicieron cambios. Y a diferencia de Rick, Ferrer estaba confiado en obtener con él, la posibilidad de registrar aquella propiedad.

            Sabía que entrando a aquella casa, solo bastaría con encontrar el menor elemento que lo relacionara con las chicas, para que le permitieran revisar todo el terreno palmo a palmo. También estaba contento con el desempeño que había mostrado el detective de la policía. Aunque Rick no lo supiera, Ferrer le estaba evaluando con intención de adherirlo a un ambicioso y arriesgado proyecto, que venía gestando durante los últimos años en absoluto secreto.

            En la acera de enfrente entre tanto, Tom seguía experimentando aquella frustración que le dejó Nancy. Empezó a repetirse a sí mismo que si al menos la chica hubiera permitido llevar las cosas hasta el final del lapso programado, posiblemente no tuviera aquella sensación de vacío y de no haber concretado su “historia” con ella. Sabía conscientemente que emprender por tercera vez un proyecto como ese, le pondría en una situación potencialmente catastrófica.  Pero al mismo tiempo también era consciente que nada le devolvería la paz mental hasta que no volviera a poseer a una nueva chica, con la que pudiera intentar llevar las cosas al nivel más cercano posible, de lo que experimentó con Nancy.

            Todavía le inquietaba haber tenido que firmar el recibo por la embarcación que alquiló en el lago Travis, con la excusa de pasar un día de paseo marítimo. Creyó que por el hecho de hacer una contratación personal con unos lugareños y no por medio de una compañía de alquiler de botes, no habría necesidad de llenar papeles pero se equivocó. Ese podía ser un eslabón peligrosamente incriminatorio; pero por otro lado había que reconocer que deshacerse del cuerpo de Nancy, fue menos agotador de lo que fue enterrar los restos de Mackenna. Y justo mientras jugaba con esa idea en la mente, notó que durante esos días hubo mucho más movimiento que de costumbre en los alrededores de su propiedad.

            Tres días antes fue una comisión de la empresa eléctrica de la ciudad, que pasaron dos días seguidos con algunos trabajos de mantenimiento del tendido eléctrico. Luego, ese mismo día estaba un equipo de demarcación de la carretera. Pero… ¿estaban demarcando la vía sin haber asfaltado ni corregido los baches primero? El asunto le resultó sospechoso y la idea de estar siendo vigilado le pasó por la mente.

            ¿Sería posible que la policía hubiera dado con él? De modo que luego de la hora de pánico que le ocasionó la mera idea, se dedicó a escribir en una hoja de papel, el resultado de una “tormenta de ideas”, que desarrollo en razón de ambas chicas para determinar si era posible que dejara escapar algún detalle. Pero por mucho que lo meditó no encontró fisuras en sus acciones. Nunca le pasó por su mente que conectar el teléfono de Nancy a aquel taxi, le hubiera resultado en un absoluto desastre.

            Por prevenir momentos desagradables, esa misma noche destruyó finalmente el sostenedor de Mackenna y eliminó por completo los datos del teléfono de Nancy, limpió sus huellas y lo empaquetó. Solo pensar en destruirlo y desaparecerlo para siempre le aumentaba el vacío que sentía, pero una vez eliminados los videos y las fotos, el aparato en sí no cumplía ninguna función para él, así que decidió que el día siguiente lo introduciría en  un sobre postal, escogería una  dirección de una residencia cualquiera en algún pueblo Mexicano y lo enviaría como correspondencia a esa dirección, bajo el primer nombre que le viniera a la mente. Quien lo recibiera lo adoptaría probablemente como un regalo caído del cielo. Nunca se esperó que la mañana siguiente le despertara una docena de patrullas  de la policía, con una orden de allanamiento para registrar su propiedad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.