Bajo La Piel De Lobo

ESPEJISMO

CAPÍTULO XX

Espejismo

 

 

            El sol matutino despuntaba en lo alto, en tanto que el reloj marcaba las 10:13 de aquella mañana templada. A esa hora un oficial de la policía marítima se comunicó con las unidades en la playa para dar el parte; finalmente habían encontrado flotando el cuerpo sin vida de la dama, quien fuera rehén por algunas horas del sujeto que muchos comenzaban a tildar como el “fatal aprendiz”. Haciendo alusión a que el criminal pretendía adoptar elementos del famoso asesino de Golden State.

            De regreso en Austin, la policía y los federales efectuaron el allanamiento de la propiedad donde residía Thomas Miller. En el interior de la vivienda encontraron tres cartas de despedida dirigidas a su madre, a la policía y una que de manera intrigante decía en el sobre: “A quien corresponda”, respectivamente. Todas fueron tomadas e inspeccionadas por el equipo de tarea liderado por Ferrer, ya que por el momento eran parte de las investigaciones que continuaban en curso.

            Cerca de la una de la tarde, Ferrer llegó al lugar procedente desde Oklahoma City en un vuelo privado que le asignó el FBI. Para entonces la propiedad había sido inspeccionada palmo a palmo, los perros fueron recogidos por el departamento de animales de la ciudad, y el área acordonada se preservó para que evitar la presencia de personal innecesario y más aún, de agentes externos que pudieran corromper posibles elementos de interés para la investigación.

            Ferrer observó a Rick sentado, cabizbajo y pensativo en un rincón de la propiedad, se le acercó con actitud solemne, como queriendo transmitir con su lenguaje corporal que entendía su sentimiento y lo respetaba. Al estar a unos pocos pasos cruzaron miradas y se saludaron con desánimo, de cierta manera los dos estaban un poco de luto. Ferrer le puso una mano en el hombro a su compañero de la policía y se sentó con dificultad a un lado de él. Con los años su cerebro estaba más lúcido que nunca, pero su cuerpo era cada vez más endeble.

-¿Crees en las casualidades? – preguntó Rick al agente especial con mucho desánimo.

-Desde luego que no. Sabes que en este oficio eso se reemplaza por las causalidades.

-Yo tampoco, por eso estaba seguro de que debía llevar este caso hasta sus últimas consecuencias. Después de todo… ¿cuán probable es enfrentar al padre y 20 años más tarde enfrentar al hijo?

-¿A qué te refieres?

-Thomas era hijo de un doctor, pero no del doctor Miller, sino de Gothember.

-¡Coño! ¿Estás seguro?

-Bueno, no hay una prueba genética de por medio, pero tengo suficientes indicios para estar convencido.

-¿Qué tienes ahí?

-¿Esto? – respondió Rick mostrando las tres cartas colocadas por separado, en sendas bolsas plásticas para preservarlas impolutas. – La carta que le dejó a la madre, donde básicamente le dice que la odia por ocultarle su verdadero origen y toda la basura acerca de decepción que te puedas imaginar.

-Vaya muchacho ¿No?

-Sí. La carta para “la policía”, donde dice que nos equivocamos con él, porque  no asesinó a ninguna de las chicas. Y esta última creo que me la ha dirigido a mí.

-¡Qué demonios! ¿Qué te hace pensarlo?

-Léela tú mismo.

            La tercera carta que estaba dirigida “A quien corresponda”, evidentemente era una intención de hacer sentir a Rick, como el detonante de la decisión que tomó y que al final le costó la vida a Jasmine y a él mismo. Era una basura sin sentido aparente, pero que tenía como único objetivo, mostrarse como un desequilibrado mental capaz de hacer cualquier locura, hostigado por un “policía malo que pretendía su cabeza por encima de la verdadera justicia”. Él, como buen lobo, no se lo permitiría.

            A las cuatro de la tarde se comunicó el jefe del grupo de búsqueda marítima para informar que no habían hallado el segundo cuerpo, el cual teóricamente correspondía a Thomas Miller. La idea era continuar al día siguiente con un equipo de buzos y un número de embarcaciones más grandes. Un avión de la guardia costera estaría a la disposición por algunas horas, considerando que la corriente hubiera podido llevar el cuerpo más al sur.

            Uno de los oficiales se acercó a Ferrer y a Rick para pedirles que le acompañaran un momento. Habían descubierto entre las diferentes bolsas encontradas en el  contenedor de basura, una que contenía una foto con una embarcación pequeña de doble motor, con bandera Mexicana,  una foto aérea de la ciudad mexicana de Reynosa, y muchos otros papeles arrugados, o incluso parcialmente quemados. En uno se leía los nombres de sujetos a los que la policía conocía como falsificadores de documentos, otra hoja de anotaciones mostraba el nombre de un individuo y lo que parecía ser parte de un número de teléfono, cuyo código de área correspondía a la mencionada ciudad del país vecino; pero la última parte del número no estaba disponible porque la hoja estaba quemada en ese sector.

            Se llevaron todo a las oficinas locales del FBI, donde yacía el centro de operación del grupo de tarea conjunta. Allí intentaron establecer el mapa situacional con el objeto de obtener respuestas a las preguntas que estaban en el ambiente. Ferrer, quien ya poseía su propia teoría sobre los acontecimientos, le pregunto a Rick lo que pensaba al respecto, pero antes de que este pudiera contestar, un agente les interrumpió para notificarles que tenían el informe forense, correspondiente a la autopsia a Jasmine, pero además el doctor estaba en línea y podían emplear el teléfono del salón para responder la llamada.




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