Noche de juegos

Una noche, dos amigos estaban viendo una película de alienígenas. Después de eso, se aburrieron, uno de ellos se ofreció a divorciarse de extraños por teléfono. Escribir todo tipo de tonterías les parecía algo divertido.

Enviaron el primer mensaje al primer número que encontraron, la respuesta no tardó en llegar, les escribieron que estaban locos y que no tenían nada que hacer. Se rieron y enviaron mensajes de texto a otro número. No hubo respuesta durante mucho tiempo, pensaron que no existía tal número, pero luego llegó la respuesta: no juegues conmigo.

Esto los hizo reír, y ni siquiera se dieron cuenta de cómo pasaba el tiempo, ya era la una de la madrugada. Después de perder un par de mensajes más, nos fuimos a la cama.  Se acostaron en habitaciones separadas, cuando de repente llegó la primera persona a la que se le ocurrió este mensaje: ¿Estás despierto? Se sorprendió y escribió: No. No duermo. Eso fue un terrible error. El teléfono comenzó a sonar con mensajes de ese usuario, el tipo apagó su teléfono y se quedó dormido.

Un minuto después, el mensaje llegó de nuevo: todavía no he tenido suficiente. Estaba asustado, ¿cómo podía recibir un mensaje de texto en un teléfono apagado? Tan pronto como se acostó en el sofá, volvió a enviar un mensaje de texto: Mira a tu amigo. Se sobresaltó por la espalda, los escalofríos desaparecieron. Al entrar en la habitación de su amigo, durmió plácidamente y pensó que todo estaba bien. Cuando regresé, me fui a la cama y volví a enviar un mensaje de texto: Mira debajo de la cama. En este punto estaba seriamente asustado.

Había una máscara de películas de terror, y que debía ser su máscara, como las que se venden por diversión. Tenía una sed terrible y entró en la cocina sin encender la luz para no despertar a su amigo. Al pasar por la segunda habitación, pisó algo húmedo y cálido. Abrí la puerta y quise encender la luz, pero el interruptor no funcionó. Y entonces decidí dedicar el teléfono, había orejas cortadas en el suelo y un amigo estaba acostado en la cama con una sonrisa terriblemente forzada. Su cuerpo estaba cortado de arriba abajo.

Quería llamar a la policía, pero el teléfono no funcionaba, pero recibió un mensaje: "Quiero jugar más". El bromista lo entendió, se quedó solo, no estaba claro con quién. De repente, escuchó pasos en el pasillo y se arrastró debajo de la cama aterrorizado. Sólo vio los pies del desconocido, que se detuvo un momento y se alejó, secándose las lágrimas.

Después de esperar un rato, salió de debajo de la cama y luego llegó otro mensaje de texto: Sé que estabas acostado debajo de la cama, estaba jugando contigo. Continuaremos el juego más tarde. Pasó mucho tiempo, hubo interrogatorios en la policía, interrogatorios constantes a amigos y familiares, sesiones con un psicólogo. Pero hasta el día de hoy, está aterrorizado de que el juego continúe...