El tío de mi amigo trabaja como cuidador en el cementerio. Quería pasar la noche en el cementerio con la esperanza de ver misticismo. Hice un arreglo con el tío Grisha y cuando llegó su turno en el cementerio por la noche, me llevé mi cámara.
Cayó la noche, el vigilante se fue a la cama y yo esperé algo sobrenatural. La cámara estaba en el patio, y de repente se escuchó un crujido y el sonido de un objeto cayendo. Salí, la cámara estaba en el suelo. Lo recogí, entré en el albergue y cerré la puerta por si acaso.
Justo cuando estaba a punto de acostarme, fui interrumpido por el crujido y el rechinar de las garras. Alguien arañó la puerta con sus garras y gruñó salvajemente. Luego comenzó a caminar alrededor del edificio. Su aullido sonó como el de un lobo, pero luego se detuvo. No dormí en toda la noche.
Por la mañana me quedé dormido y Grisha me despertó. Le hablé del terror nocturno. Se rió y dijo que nunca había visto nada. Luego cogió la cámara y miró la pantalla. Se le erizaron los pelos, había la silueta de un monstruo desconocido. Mide dos metros de altura, está vestido con una túnica negra, garras como las de un vampiro, una cara que parece de una película de terror.
Después de eso, el tío Grisha ya no se reía, cerraba la puerta desde adentro todas las noches. Llegué a casa y subí la grabación a mi computadora y la subí a la red. Empezaron a escribirme que también habían visto esto en cementerios antiguos. Ya no iba al cementerio por adrenalina...