Niño

Un día Katya recibió una llamada de su tía, estaban en buenos términos amistosos. La tía Rita siempre ayudaba a su sobrina cuando estudiaba y luego cuando conseguía un trabajo. Pidió sentarse con su hijo por la noche. Ya que la mujer iba a tener una cita y quería mejorar su vida personal.

La niña se acercó a su tía, solo se estaba poniendo en orden. Ella explicó que no tardaría mucho, y Seryozha estaba muy tranquila y sin muchos problemas. Katya se despidió de su pariente y entró en la habitación con el corazón tranquilo.

Al entrar en el salón, vio una imagen extraña. El niño estaba sentado en el sofá viendo la televisión, la luz de la habitación no estaba encendida. Estaba en cuclillas, mirando la pantalla del televisor, sin quitar los ojos de encima. Ni siquiera se movió. Katya se acercó a él y le preguntó cómo se sentía.

Se sentó y no dijo nada, la temperatura de la habitación bajó como un refrigerador. Le tocó la frente, fría como la de un muerto. De repente se volvió, sus ojos eran como vidrio, su cuerpo blanco y pálido. Esto sucede solo con los muertos o cadáveres muertos.

Saltó bruscamente, agarrándola por la cintura y la parte baja de la espalda. Tienes miedo", le preguntó. No, mintió. Katya sintió un escalofrío en él, no parecía un niño vivo. Era un fantasma o algo desconocido. Tienes miedo —repitió y volvió a saltar al sofá—.

La niña se alejó, sin entender lo que estaba pasando, fue a la cocina a poner la tetera para calentarse. En ese momento, mi tía entró y comenzó a contarme sobre una cita fallida y el mal tiempo. Rita le agradeció a Katya por la noche que había pasado con el niño.

La niña se fue a su casa, el teléfono sonó frente a la puerta en su bolso. Katya abrió la puerta y encendió la luz, temerosa de la oscuridad. Rita llamó y dijo que todo este tiempo Seryozha estaba acostada en el dormitorio y la escuchó hablar con el hijo de otra persona. No había otros niños en el apartamento...